Acabados estaban los Astros sin sus “triquiñuelas”, para todos aquellos inefables que tras reunir tablas y tablas repletas de números llegan a conclusiones propias de niños de cinco años.
Pero la hora de la verdad son los play-offs, y da igual con los números que llegues, lo importante es como estés y tu fortaleza mental, y de esto último los Astros van sobrados.
Los play-offs son otra competición, tal vez hasta otro deporte, son tiempo de pitchers y tiempo de evitar errores, y en el primer partido Astros pusieron los pitchers y Twins el error fatal.
Dos lanzadores utilizaron los tejanos, en primer lugar, Zack Greinke, su ace, quien abrió el partido, pero únicamente llegó a cuatro entradas, Dusty Baker reconoció que esperaba una salida más larga. El de Orlando solo permitió una carrera, que tampoco le debería serle imputada pues no lo ayudó la defensa en el lance. Si bien tendió a meterse en problemas, bases llenas en la primera entrada, de los que escapó pero que le llevó a cargarse de lanzamientos, 30 necesitó, llegando a 79 (46 strikes) en la cuarta.
Pero es que el resto de entradas las cubrió un excelso Framber Valdez, uno de esos abridores metidos a relevistas largos al más puro estilo NCAA, que se convierten en protagonistas en postemporada, aunque lo que no es nada habitual es que ese relevista largo no reciba ni una sola carrera, algo que no ocurría en postemporada desde hacía seis, fue aquel Madison Bumgarner del 2014, casi nada. 66 lanzamientos con 44 strikes, 36 sinkers, 30 curvas en la papeleta para el dominicano.
¿El error?, el error lo puso Jorge Polanco, que hizo inútil el partidazo de Kenta Maeda, apoyado por su bullpen. Era la parte alta de la novena, 1-1 en el marcador (habían anotado con anterioridad Max Kepler y Josh Redick), con dos eliminados y hombre en primera y segunda, lanzamiento fácil a segunda que el de San Pedro de Macorís convierte en una bola difícil de atajar para Luis Arráez, lo que llevó a que se llenarán las bases, Sergio Romo, en ese momento en el montículo, concedió base por bolas a José Altuve, que permitió que Yuli Gurriel pusiese el 2-1; a continuación, y finalmente, Michael Brantley batearía al center field permitiendo que Carlos Correa y George Springer anotasen. 4-1 y los Astros se llevaban el duelo de Aces, partido fundamental en toda eliminatoria, pues el resto siempre tienen la posibilidad de convertirse en una lotería.
Y llegó el segundo partido, un envite en el que algunos esperaban que el guion fuese ser totalmente diferente, un enfrentamiento en que los Twins dejarían claro que eran mucho mejores, sin perjuicio de que solo lo fueran en las tablas que apilan aquellos que hablan de béisbol del mismo modo que lo hacen del consumo de papel higiénico durante el confinamiento.
Pero no, el guion vino a ser el mismo, y con el suplemento del más difícil todavía encarnado en que esta vez el error que dio lugar a anotación lo cometerían los Astros.
En el segundo partido el pitcher abridor que se llevó una sola carrera, saliendo existoso de muchos problemas en la primera entrada fue José Urquidy, (76 lanzamientos, 52 strikes) el segundo lanzador mexicano en ganar un partido en Series Mundiales, si no sabéis quien fue el primero dejad de leer aquí y volved al rugby a mamporros.
Prácticamente sin haber tenido una temporada real, consiguió cubrir 4 1/3 entradas sin recibir ninguna carrera. Sí, obvio la que le fue cargada, pero es que esa fue más del error de José Altuve y de la gestión que hizo de los hombres en base Brooks Raley, quien entró en lugar del impecable José Luis Hernández.
Lo que hicieron durante las primeras entradas de ambos partidos Zack Greinke y José Urquidy vale muchísimo más que haber cubierto la entrada con 9 lanzamientos, todos ellos strikes, porque lo que se demuestra salvando esas situaciones es muchísimo más que mostrándose “impecable”.
Ayer el relevo largo inmaculado lo llevó a cabo Cristian Javier, y las carreras justas y necesarias para conseguir la victoria en los momentos importante vinieron de Michael Brantley (2) y Carlos Correa.
No se cansaban de repetir durante la retransmisión en La Ranchera 850 AM que los Astros llegarán donde el pitcheo les lleve, y es que si el pitcheo les acompaña, con la sobria defensa que solo ha permitido 7 hits, 2 carreras y un 1-10 en posición de anotar a los Twins en toda la eliminatoria; el enorme oficio de sus jugadores clave Brantley, Correa, Springer y Altuve siempre permitirá que anoten las carreras necesarias para llevarse la victoria.
¿Sorpresa? Esto no es ninguna sorpresa, en esta eliminatoria ha ocurrido lo lógico, no para las tablas pero sí para el béisbol de verdad, el que se juega, el de personas.
Lo que sí es sorpresa es que NFLitas y NBitas sigan por aquí soltándola cada vez más gorda, habiendo empezado la temporada de los primeros y encontrándose en las finales los segundos.
Por otro lado, es tan absurdo y oportunista hablar de las derrotas consecutivas que llevan los Twins como hablar de la rentabilidad de cambios y fichajes 10 años después, como tanto les gusta a los ayatollahs del cuñadismo beisbolístico. Cada partido es una historia, cada eliminatoria de postemporada una jodida vida entera.
Buen ejemplo de ello son las 10 derrotas consecutivas que llevaba Dusty Baker en partidos decisivos, no vencía una serie de play-offs desde 2003, y es que a él no se le llamó para postemporada, valía con no derrumbarse en fase regular, pero ahí están los Astros, siendo el primer equipo en la historia en ganar una serie de postemporada llegando con un récord negativo, y como dijo, tras el partido, Johnnie B. merecen mucho respeto.
Ya solo cabe preguntarnos lo mismo que ayer Carlos Correa: ¿Y ahora que dirán?