Hasta principio de septiembre los Colorado Rockies fueron el tercer equipo en discordia de una división que parecía que no quería ganar nadie. Los dos grandes favoritos, Dodgers y DBacks, no terminaban de carburar, pero los Rockies tampoco lo sabían aprovechar.
Entonces llegó el colapso de Arizona. Los Dbacks desaparecieron de la competición en el último mes y la división se convirtió en un mano a mano entre los angelinos y los de las Rocosas. A pesar del buen hacer del pitcheo de los Rockies los Dodgers dejaron claro que les tenían tomada la medida a sus rivales. Ambos equipos se enfrentaron hasta en seis ocasiones en el mes de septiembre. El balance fue de 5-1 para Los Ángeles.
Un resultado que en cierta manera presagiaba lo que acabó pasando. Los Dodgers acabaron ganando ese dramático partido de desempate que ambas franquicias se vieron obligadas a jugar por haber terminado la temporada regular con idéntico número de victorias.
Esto mandó a los Rockies a la wild card, donde consiguieron vencer a unos Cubs en horas bajas. En la siguiente ronda los Brewers fueron demasiado para los de Denver. La eliminatoria se solventó por la vía rápida (3-0). Dicha serie fue una buena muestra de lo que había sido la temporada regular del equipo: un pitcheo que por primera vez en años demostraba confianza y un ataque muy por debajo de lo esperado. Colorado solo anotó dos carreras en tres partidos. Muy insuficiente.
-¿SE CUMPLIERON OBJETIVOS DE LOS COLORADO ROCKIES?
Objetivamente, si. El equipo se metió en octubre por segundo año consecutivo. Primera vez que sucede en la historia de a franquicia. Además vimos a un grupo de abridores jóvenes que parecen preparados para acometer la siempre peligrosa tarea de lanzar en Coors Fields.
No obstante, el sabor final resultó muy amargo. Dos apariciones consecutivas en postemporada, pero una sola victoria. La sensación es que el proyecto se está agotando. Parra, Carlos Gonzalez, LeMahieu y Ottavino son agentes libres y su vuelta parece complicada. Por no hablar de que Arenado termina contrato el año que viene. Llegan tiempos de decisiones duras para la gerencia.
-JUGADOR REVELACIÓN. Germán Marquez y Kyle Freeland.
Probablemente ninguno aficionado de Denver había disfrutado de un dúo uno-dos así en su vida. Ni siquiera en aquel mágico 2010 de Ubaldo y Jason Hammel. Además, hay que recordar que ninguno de los dos pasa de los 25 años. Marquez es una máquina de eliminar bates. Freeland es el niño bonito de Colorado. Quizás, el sucesor de Arenado como cara de la franquicia.
-LA DECEPCIÓN. Ian Desmod.
El experimento de Desmond en primera base no ha funcionado. Su bate y su guante solo despiertan indiferencia. Ha firmado el quinto peor WAR de la MLB en 2018 y lo más angustioso es que los Rockies aún le tienen que pagar 23 millones en los dos próximos años.
-¿QUÉ DIJIMOS EN PITCHEOS SALVAJES A PRINCIPIOS DE TEMPORADA?
Hicimos especial hincapié en los esfuerzos que los Rockies estaban haciendo por conseguir un pitcheo estable. Y sorpresa… ¡acertamos! Una de las claves de los lanzadores ha sido su capacidad para dejar la bola en el suelo, algo en lo que la organización lleva trabajando algunos años. Menos batazos elevados significan menos homers.
PD: Adam Ottavino no apareció ni mencionado… (glups…)
-¿Y EN 2019?
A intentar renovar a Nolan Arenado. Probablemente ese sea el objetivo más importante de la franquicia. Por encima, incluso, de la lucha por la división.