Sin duda alguna, de un tiempo a esta parte, la muerte ya no es lo que era. Hasta hace poco la muerte lo depuraba todo, eran tiempos de “solo se van los mejores”, si eras un grandísimo hijo de la gran puta te quedabas con el apelativo “controvertido”, pero no se iba más allá, de hecho nos imaginábamos el infierno con un cartel de “se traspasa”.
Así mismo, la muerte, si era accidental mejor, te hacía un jodido héroe, si en un marco como ir a llevar, en un avión de chiste, ayuda a los damnificados por un terremoto, en plena nochevieja, diciéndole a tu amigo quédate con tu familia, y con tu mujer rogándote no te vayas Roberto, no te morías es que eras un puto loser.
También se constituía en el refugio de los homenajeadores más precavidos: Sí, sí, es verdad, lo ha ganado todo, pero espera a que se muera para dedicarle la calle y el polideportivo no nos pase como con el de las motos, no me acuerdo como se llamaba, que le pusimos su nombre a la guardería municipal y luego lo pillaron en una habitación de hotel con dos putas y un saco de farlopa escuchando a Amaral a todo hostia, casi nos tocó dejar la alcaldía, como se nos puso la oposición.
La verdad es que hasta días después de tu muerte la cosa sigue igual que antes, te mueres como un héroe, te meten un homenaje de tres pares de cojones, con ramo de flores para tu mujer, tus hijas vestidas rollo El Resplandor, una señora con cáncer y las manos temblorosas, lanzamiento inicial a cargo de un excompañero y amigo tuyo que presuntamente ha superado sus problemas con el alcohol gracias a los programas de la MLB, pero que llega a tu homenaje “to fino”, y dos militares mutilados.
Pero, tras un par de semanas llega tu autopsia, la puta autopsia, que saca hasta si comías pizza con piña o si te matabas a pajas, y ahí se acaba todo, tu imagen queda fulminada, tu mujer echa el ramo a la basura, tus hijas pasan de ser las de El resplandor a salir de menos de casa que los niños de Los Otros, y el militar mutilado se siente avergonzado. Al menos, a la señora con cáncer le siguen temblando las manos igual, no más, y tu amigo sigue poniéndose igual de fino, no más.
Por desgracia, a causa de la brutal bajada de invasiones salvajes por parte de USA, también ha cambiado lo de los militares mutilados, antes te encontrabas con exmilitares sin brazos haciendo pucheritos mientras sonaba el himno nacional, o madres destrozadas y decadentes que habían perdido sus cuatro hijos en Irak: – Oye que disfraz más de puta madre lleva esa señora, sería cojonudo para Halloween. – No seas bestia Pepe, que esta pobre mujer perdió a sus cuatro hijos en Irak. –Vale tío, pero es que solo le falta la escoba para que su disfraz sea perfecto. Ahora, se homenajea a militares a los que se les ha torcido las gafas por no fijarse con el letrero “cuidado con el escalón” en alguna base americana de algún país exótico.
Quién sabe si en la mente enferma y depravada de Rob Manfred, y con ánimo de recuperar al público hispano, se barrunta la idea de sustituir estas parafernalias de sainete por tradiciones tan españolas como aquellas rifas de botella de Soberano en los descansos de los partidos de fútbol regional de la tercermundista y trasnochada España de principios de los ochenta, justo antes de la entrada en la Unión Europea y sus subvenciones, momento en que medio país se echó a robar como si no hubiese un mañana….. Si sabéis como nos ponemos, pa’ qué nos subvencionáis…….