Se esperaba con ilusión el regreso de Clayton Kershaw al montículo de los Dodgers para recuperar una rotación titular plagada por las lesiones. Sin embargo, cinco entradas después del lanzamiento inicial frente a los Phillies, el astro de Texas volvía a resentirse de sus dolencias de espalda y regresaba a la lista de lesionados, en lo que empieza a ser un problema serio para el futuro del jugador.
El que sin duda es el mejor lanzador que ha dado su generación lleva con problemas de espalda desde hace dos años, de tal forma que tanto en la temporada 2016 como en la 2017 ha pasado mucho tiempo, demasiado, fuera de los terrenos de juego. De hecho, hace dos años no fue considerado para un nuevo título Cy Young a pesar de tener unos números realmente de escándalo (ERA de 1.69, WHIP de 0.72, 10.39 K/9), precisamente por no haber alcanzado el mínimo de entradas anuales que se le pide a un abridor. Y no es que el galardón logrado ese año por Max Scherzer no fuera merecido, que lo era sin ninguna duda, pero de haber estado sano un poco más de tiempo Kershaw le hubiera peleado hasta el último voto y nosotros creemos que se hubiera acabado llevando su cuarto título de mejor lanzador de las ligas mayores.
Y es que sus dolencias en la zona lumbar empiezan a ser preocupantes y quizás la gerencia de los Dodgers debería empezar a plantearse decisiones drásticas para acabar de una vez por todas con el problema. Kershaw se perdió 70 días de competición en 2016, 39 en 2017 y en esta temporada ya son 26 días en DL, más un mínimo de otros 30-40 días si todo va según lo previsto… Redondeando, pueden ser unos 175 días en tres años, que si hacemos cuentas veremos que es prácticamente una temporada completa de juego. No somos médicos así que no podemos hacer un diagnóstico sobre algo que desconocemos, pero podría ser interesante que tanto franquicia como jugador decidieran afrontar esos problemas de espalda, de una vez por todas, pasando por el quirófano si fuera necesario y perdiendo la temporada para volver en plenitud de facultades en la siguiente. Todos queremos volver a ver al Kershaw de antaño, y estamos seguros de que él es el primero que quiere.
La lesión de Seager
El ejemplo más claro de ello lo tenemos en el caso de Corey Seager. Rookie del año en 2016, el jugador empezó a tener problemas en su codo derecho a finales del 2017. Tras una temporadita en la lista de lesionados y después de tenerle entre algodones para forzar su presencia en las semanas finales de los playoff, quizás lo más acertado hubiera sido reevaluarle después y tomar las decisiones adecuadas para aprovechar el parón invernal. Si se necesitaba una operación Tommy John para recuperar su codo, cuanto antes se hiciese mejor, y si se tenía que perder la mayor parte de la temporada 2018, pues se asumía y ya está. Pero no se hizo, el jugador se resintió del codo ya durante los primeros compases de la temporada y el resultado es por todos conocidos: pasó por el quirófano y a esperar que, con suerte, el jugador esté listo para los entrenamientos primaverales del 2019. Se perdieron seis meses de invierno para acabar tomando una decisión que podría haber acortado en ese tiempo su regreso a los terrenos de juego, quizás incluso para el final de esta misma temporada.
El caso de Kershaw empieza a parecerse bastante al de Seager. Aunque ahora se dice que el problema es un tirón en la espalda y que no tiene afectados los discos lumbares, la realidad es que el texano va a estar más de un mes fuera de la competición, que unido a lo que ya ha estado en la DL va a sumar alrededor de dos meses de baja en los tres primeros de competición.
El problema que tiene la franquicia es que lleva treinta años sin levantar el título de la MLB y las urgencias por acabar con esa mala racha empiezan a achuchar a los dirigentes angelinos. El equipo que se disputa con los Yankees año tras año “el honor” de tener la nómina más abultada de todas las mayores no puede estar tanto tiempo sin conseguir un título… Bueno, este pasado 2017 al menos consiguió levantar el de la Liga Nacional, pero a nadie se le escapa que el gran objetivo es el Trofeo del Comisionado, que lleva desde 1988 sin visitar las vitrinas del equipo californiano. Y eso hace que se tengan unas prisas que quizás no sean demasiado buenas y que, sin duda, harán que se traten de evitar actuaciones traumáticas con el pitcher estrella de la franquicia.
Nadie en Chavez Ravine quiere perder a su ace por un tiempo demasiado prolongado, pero el caso es que si no se toman medidas claras y quizás drásticas para solucionar los sempiternos problemas de espalda del jugador, puede que al final ocurra como con Seager, que haya que hacerlo sin remedio y se hayan perdido meses en los que el jugador ha estado en la DL o jugando sin estar en plenitud de condiciones. El problema es que una decisión así chocaría de pleno con un tema crucial esta temporada: el de su futuro con los Dodgers más allá del mes de octubre.
El contrato de Kershaw
El jugador franquicia del equipo renovó con el conjunto angelino hasta finales de 2020 pero se incluyó una cláusula de escape al finalizar la temporada actual que podría permitirle irse a la agencia libre para buscar un contrato aún mejor del que ya tiene. La verdad es que viendo lo ocurrido durante el último invierno con los agentes libres y teniendo en cuenta que habrá grandes nombres disponibles para ser fichados al finalizar esta temporada, se nos antoja un poco complicado el que Kershaw pueda encontrar un nuevo equipo que esté dispuesto a pagarle más de los 35 millones anuales que ahora tiene garantizados con los Dodgers y que se arriesgue a hacerlo, además, con un jugador con problemas de espalda temporada tras temporada.
Si nosotros estuviéramos en la dirección de la franquicia angelina nuestro consejo sería evaluar seriamente la situación, tratar de convencer al jugador (y a su agente, claro) de las mejores opciones para solucionar las dolencias de su espalda y buscar una renovación de contrato por, al menos, otros dos años más aparte de los ya firmados, es decir, hasta finalizar el 2022 y sin cláusula de escape, por una cantidad similar a la que tiene ya firmada. Y si el jugador tiene que operarse y perder lo que resta de 2018 se afronta la situación y punto. La idea es que, al igual que Corey Seager, Clayton Kershaw pueda estar en plenitud de condiciones para la temporada 2019 y las tres siguientes. Y si hay que retrasar un año el objetivo de levantar el trofeo del comisionado pues se retrasa y ya está. Total, después de esperar 30 años hacerlo uno más no parece gran cosa.
Lo que ya no tenemos tan claro es que haya alguien en la gerencia del equipo de Los Ángeles que esté dispuesto a tomar una decisión de ese calibre y asuma la pérdida de una temporada completa. Pero si Kershaw no está en plenitud de condiciones para la segunda mitad del año, ya no habrá más remedio que planteárselo. Aunque quizás, como pasó con Seager, se haya perdido ya un tiempo precioso e irrecuperable.