Cuarto partido de la Serie Divisional y primer partido a vida o muerte para los Nationals (sí, ese tipo de partidos que le habían supuesto un absoluto fracaso durante esta década), “Todo el mundo va a aportar”, “Vamos a salir a luchar. Todos los chicos saben por lo que estamos peleando y queremos ir a muerte”, sentencias de Dave Martínez en la previa, ninguna duda cabe de que los de Washington eran conscientes de la magnitud del partido e iban a quemar todas, sus naves, por ello mientras Rich Hill (en postemporada: 12 G, 11 GS, 1-2 W-L, 3.04 ERA), lanzaba para los Dodgers, como cuarto jugador de la rotación de abridores, en el montículo por primera vez desde el 29 de septiembre (no se esperaba que lanzara más de tres entradas, pues no lo había hecho tras la vuelta de su lesión, el pasado 12 de septiembre en una temporada marcada por los problemas físicos), para los capitalinos hacía lo propio Max Scherzer, quien desde ese mismo 29 había lanzado 2 partidos, 6 entradas, claro había dejado su manager que de encontrarse bien, lanzaría 6 ó 7 entradas.
En el lineup de los Dodgers, el improductivo A.J. Polllock dejaba el LF, tras un 0-11 en la eliminatoria, .083 OPS, a Matt Beaty, cambio también de cátcher, Russell Martin dejaba su puesto a Will Smith.
Por los Nationals, Howie Kendrick pasaba de su calvariosa primera base a la, más natural, segunda, dejando su puesto a Ryan Zimmerman, abandonando, con ello, Brian Dozier la alineación.
Y tal y como le ocurrió al Max Scherzer en su anterior salida en postemporada, Wild Card frente a Brewers, recibía Home Run en la primera entrada, 1-0 (Justin Turner), si bien a diferencia de lo acontecido en aquel partido, el Home Run lo sería de una sola carrera y no vendría acompañado de otro en la segunda.
Llegaría el empate en la parte baja de la tercera, mal empezó la entrada para Rich Hill, base por bolas al primer bateador, Michael Taylor, siempre el peor presagio. Y sería éste quien gracias a un globo de sacrificio de Anthony Rendón anotaría la carrera del empate corriendo desde tercera.
Con 1-1 y las bases llenas, un Rich Hill descontrolado, que en 2 entradas y 2/3 necesitó 58 lanzamientos, permitiendo además de la citada carrera, 2 hits y 4 BB, abandonaba el partido, Kenta Maeda tomaría el relevo, salvando la situación y consiguiendo cerrar la entrada sin más daños. El de Osaka, completaría la cuarta, para dejar el montículo a Julio Urías en el estreno de la quinta, entrada en que los Nationals se pondrían por delante, 2-1, gracias a Trea Turner, también impulsado por Anthony Rendón, dos carreras de los Nationals, las dos impulsadas por el 6, nacido un 6 del 6, algo lógico, si estamos hablando del líder de las grandes ligas en RBI durante la temporada regular. Era la primera carrera concedida por Urías en la presente postemporada. El mexicano dejó el montículo en la quinta para Pedro Báez quien se encontró con corredores en las esquinas, enfrentándose en primer lugar a Ryan Zimmerman, el segundo lanzamiento, alto, fue convertido por el primera base en un Home Run de tres carreras, impulsando a Anthony Rendón y Howie Kendrick. 5-1, el segundo jugador más viejo de la historia de los Nationals, tras Jayson Werth en anotar Home Run en postemporada.
¿Y quién impulsó la 6ª carrera de los Nationals en la 6ª entrada? Pues claro que fue Rendón. 6-1, anotado por Trea Turner. Por algo el film referencia del cine de terror diabólico no transcurre ni en Los Ángeles ni en New York, como todas las películas, sino en Washington.
Siete entradas completaría Max Scherzer, complicándose solo en la séptima, como resulta lógico en la cercanía de los 100 lanzamientos perdió la zona de strike, pero pese a ello salvó el envite sin daño alguno. 109 lanzamientos permitiendo una sola carrera con 7 SO, para quien lleva una inaudita carga de partidos y lanzamientos en la presente postemporada. Excelente salida para el 31.
Tras Max el bullpen de los Nationals, terrorífico en mayor medida que cualquier posesión diabólica, pero Sean Doolittle y Daniel Hudson cerraron el partido sin problema alguno. 6-1 y habrá un quinto partido en California, de pronóstico incierto.
Y sí, por supuesto que el 6 nacido el 6/6 no combina diferentes colores en sus ojos como Regan o el padre Karras, pero para eso tenemos al héroe del partido. Y no olvidemos que si en nuestra cinta el destino de las protagonistas era Los Ángeles, en la historia real que inspiró libro y película el destino pretendido por el diablo fue St. Louis.
Esta vez fueron los Dodgers los que cayeron por las escaleras, en su casa tendrán la oportunidad de levantarse.