Analizamos los Segundas Bases de la temporada 2019
«Cuenta la leyenda que hace ya muchos años un aficionado al béisbol amateur se acercó a un reputado scout en un bar de carretera. El scout, sentado en la barra, revisaba sus notas mientras se trajinaba una cerveza tras otra.
-Conozco a un chico de 17 años que tiene mucho potencial,- le susurró el aficionado con tono misterioso.
-Ah, si,- replicó el scout indiferente. Su cabeza no se movió y su vista no dejó de prestar atención a sus anotaciones. -¿Y de qué juega?
-En segunda. Es una bestia.
Entonces el scout, réprobo, chasqueó su legua. Un suspiró de resignación salió de su boca y muy lentamente fijo su vista en aquel cantamañanas.
-Escucha atentamente porque solo te lo voy a decir una vez. No existen los segundas bases. Hay campocortos con poco brazo y terceras bases con poco poder.»
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Desde 1950 solo 5 segundas bases han ganado el MVP: Nellie Fox (1959), Joe Morgan (1975 y 76), Jeff Kent (2000), Dustin Pedroia (2008) y Jose Altuve (2017). Visto lo visto parece que es una posición que no goza del cariño de los votantes al premio de Jugador Más Valioso.
Si en las entregas anteriores decíamos que tradicionalmente los shortstops se han caracterizado por el guante y los primeras bases por el bate podríamos asegurar que la cualidad principal de los jugadores que defienden en segunda son los pies. La movilidad es su capacidad más importante. Su rol defensivo consiste básicamente en correr a por una bola rodada, recogerla y en función de la situación del juego seguir corriendo hasta la segunda almohadilla o lanzar a primera.
Los segundas bases deben ser muy coordinados. Hacen muchas cosas en muy poco tiempo. Esto ha motivado que históricamente los camareros sean jugadores bajos y ligeros. En 2018, por ejemplo, la media de altura en la posición estuvo en el metro ochenta. La media de la MLB fue de metro ochenta y siete.
Y es que precisamente la gran estrella de la posición, Jose Altuve, lleva años siendo el jugador más pequeño y liviano de la liga. Sus 168 centímetros de altura y sus 74 kilos de peso no le impiden, sin embargo, ser considerado por muchos como el mejor pelotero que existe actualmente libra por libra. Es una de esas rarezas capaces de dominar todos los aspectos del juego: contacto, poder, defensa y buenas piernas. Además lo hace desde una posición que habitualmente no resulta determinante en ataque.
La gran duda de cara al 2019 es ver como volverá de una intervención en la rodilla. El 2018 de Altuve empezó según lo previsto. En julio acumulaba un .329/.392/.464 de línea de bateo, con 9 homers y 14 bases robadas. Entonces empezaron los problemas en la rodilla derecha. Se perdió varios partidos y cuando volvió no fue el mismo: .276/.366/.409 con 4 home runs y 3 robos.
El pasado lunes 25 de febrero Altuve volvió a entrar en el cajón de bateo. Fue en un partido intrascendente del Spring Training, pero las sensaciones fueron buenas. «Me gustaron mis at bats y como me sentí,» reconoció. «Me sentí como yo mismo.» Los Astros le necesitan. Tienen a Bregman, a Correa y a Verlander, pero nadie marca tanto las diferencias como un Altuve sano. Su mánager lo sabe. «Todo el mundo es feliz cuando Jose está en el campo.»
La pasada temporada vimos a varios segundas bases tener un rendimiento muy por encima de lo esperado. De la noche a la mañana se convirtieron en las «principales» estrellas de la posición. Estamos hablando de Javier Baez, Jed Lowrie y Ozzie Albies. La duda es si conseguirán mantener el nivel en 2019.
Baez llevaba años demostrando su talento defensivo, pero una ausencia absoluta de disciplina en el cajón había limitado mucho su rendimiento. En 2018 su disciplina volvió a ser un desastre, pero consiguió conectar más line drives y batazos duros. Esto se tradujo en 34 bambinazos, 101 carreras impulsadas y 111 remolcadas. Se ha convertido en el primer jugador que en los últimos 40 años ha tenido un wRC+ superior a 130 mientras que su BB% era inferior a 5 y su K% superior a 25.
Parece muy difícil que en 2019 repita lo logrado en la pasada campaña. Incluso podríamos arriesgarnos y decir que en 2018, y con solo 25 años, Baez firmó la que será la mejor actuación de su carrera.
En Atlanta todo el mundo soñaba con ver el debut de un rookie venezolano llamado Ronald Acuña, y la espera mereció la pena. Pero esa no fue la única alegría. En la segunda base, especialmente durante el mes de abril, vieron a otro novato muy ilusionante. Ozzie Albies es un jugador eléctrico y divertido. Uno de esos tíos a los que hay prestar atención dentro y fuera del campo.
Su primera parte del 2018 fue espectacular. Parecía el nuevo Jose Altuve y con solo 21 años jugó su primer All Star. En ese momento se terminó la magia, o lo que es lo mismo los pitchers le cogieron la matrícula. Albies sufrió mucho en los últimos meses de competición. Su wRC+ pasó de un 120 a un 67. Es un bateador muy joven, aún no está formado y parece que tiene habilidades suficientes como para ser un jugador importante. Pero le va a tocar trabajar mucho. Esta por ver como se le dará el 2019.
Es bonito ver como un currante como Jed Lowrie consigue acaparar titulares. Tras 11 años en la Gran Carpa el veterano de 34 años consiguió completar en 2018 la mejor temporada de su carrera. Su buen año en Oakland le ha servido para que los Mets le dieran un contrato de 2 años y 20 millones de dólares.
En Nueva York sabían lo importante que podía ser su versatilidad, su veteranía y su capacidad de «embasado». Pero con Van Wagenen o sin él los Mets están gafados. Lowrie ya está lesionado y no estará disponible para el Opening Day.
No obstante los planes de los Amazin no pasaban por poner a Lowrie en segunda. La agitada off season de los Mets empezó con un traspaso de relumbrón que llevó a Robinson Canó a Queens. El dominicano ha sido el segunda base más productivo de la ultima década. Pocas veces se ha visto tanto poder en esa posición. A pesar de sus 36 años y de su abultado contrato ayudará mucho a un ofensiva que en los últimos años ha sido anémica.
Whit Merrifiled y Scooter Gennett entran en el 2019 con la etiqueta de ser dos de los mejores y más regulares en la posición. Ambos están cerca de los treinta y han firmado números más que interesantes y solventes en las dos últimas campañas. Merrifield es un segunda base más convencional. De los de contacto y muchas piernas. Un leadoff hitter fantástico que difícilmente terminará el año con los Royals. Gennett es un pegador. Aunque aún no ha llegado a firmar una temporada de 30 homers y 100 impulsadas ha estado muy cerca de lograrlo. Él es uno de los motivos por los que los Reds, después de años muy grises, tienen opciones de competir.
En el polo opuesto del espectro nos encontramos a una serie de peloteros que fueron muy importantes y que ya están en fase crepuscular. La segunda base es una posición especialmente dura para las rodillas. Los slide de los corredores generan muchos roces y lesiones. Generalmente las carreras de los camareros son más cortas que las del resto de los jugadores. En este grupo encontramos a Dustin Pedroia, Ian Kinsler, Brian Dozier y en menor grado a Jason Kipnis. Han sido peloteros muy importantes y no sería una sorpresa que alguno de ellos tuviera un último rodeo, pero ya hemos visto sus mejores versiones.
Daniel Murphy ha llegado a Colorado. Y parece que va a batear en segundo lugar con Blackmon delante y Arenado detrás. Eso significa que se va a hinchar. Un jugador con facilidad para poner la bola en el aire, con tendencia a registrar un BABIP elevado y con mucho contacto. Murphy tiene opciones de convertirse en una máquina estadística que arrase en la Fantasy. Sus números en Coors Field van a ser estratosféricos. ¿Título de bateo? Quizás. Lo mismo hasta triple corona.
Por último habría que hablar de los segundas bases que son algo más que segundas bases. La importancia que el bullpen ha adquirido en los últimos años ha provocado que las franquicias cada vez valoren más a los peloteros capaces de jugar con solvencia en varias posiciones. Tener a uno de estos jugadores permite incluir a un relevista extra en vez de a un bateador suplente. Ben Zobrist es probablemente el que creo escuela.
En 2009 y 2010, sus dos primeras temporadas completas en las Mayores, jugó al menos un partido en todas las posiciones de campo. Con el tiempo se le ha ido «limitando» a la segunda y a los exteriores. Si a esa versatilidad le añades un bate disciplinado que por lo general está por encima de la media te encuentras con un jugador de lo más atractivo y útil. No es casualidad que en 2015 y 2016 fuera pieza clave de los equipos que se hicieron con las Series Mundiales.
Marwin Gonzalez ha sido el otro gran utility de los últimos años. Cinco temporadas completas en la MLB y cinco temporadas en las que ha jugado con regularidad en todas las posiciones del infield y en los jardines. En los Astros se decía que era el mejor defensor en cualquiera de los puestos del diamante. Recientemente ha firmado un contrato algo decepcionante con los Twins: dos años y 21 millones para un jugador muy importante en los Astros campeones del 2017.
Cada vez que se hablaba de los Rockies los nombre que más sonaban eran Arenado y Blackmon, pero el segunda base del equipo, DJ LeMahieu, también ha sido clave en los éxitos (relativos) recientes de la franquicia. Aparte de por su habilidad para poner la bola en juego LeMahieu ha sido vital por su defensa. Los Yankees se han hecho con sus servicios este invierno y su intención es aprovechar ese gran guante no solo en segunda sino también otras posiciones del infield.