Solo 17 terceras bases han conseguido entrar en el Salón de la Fama. Es, junto con la de catcher, la posición que menos representantes tiene en Cooperstown. ¿Por qué? Bueno, lo más probable es que sea porque es muy difícil encontrar un cuerpo que reúna todas las condiciones que se necesitan para jugar al mejor nivel en la “esquina caliente”.
Defender la parte izquierda del infield no es sencillo. Hay mucho trabajo en esa zona. Allí es donde van la mayoría de los batazos de los peloteros diestros, que son la norma en la liga. Además muchos de esos golpeos son line drives muy duras o pelotas rodadas que llegan botando y no son fáciles de atrapar. El papel del tercera base es agarrarlas y lanzar rápidamente a segunda o primera base para conseguir el out. Esto obliga a que deban ser jugadores con unos reflejos muy por encima de la media y con auténticos cañones en los brazos. Además no deben ser zurdos, desde su posición es mucho más sencillo lanzar con la derecha.
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En los años del béisbol “primitivo” eran jugadores eminentemente defensivos. No dejaban de ser una especie de shortstops antes de que existiera el shortstop (última posición creada y que originalmente funcionaba más como un cuarto jardinero que como un infielder). Pero a medida que la ofensiva fue cogiendo importancia se les obligo a aportar más en ataque. Primero como bateadores de contacto, y luego también como sluggers. Es decir, además de reflejos y buen brazo los terceras bases deben de batear con poder, algo que suele hacer la gente grande y musculada. Pero esa gente rara vez tiene reflejos espectaculares… Lo dicho, los terceras bases son súper hombres. Son primeras bases con brazos de outfielders y reflejos de campocorto.
Actualmente vivimos una época dorada para los terceras bases. Las mejoras en la nutrición y en la preparación física han permitido que a día de hoy allá en la MLB hasta nueve terceras bases de primerísimo nivel: Nolan Arenado, Jose Ramirez, Manny Machado, Alex Bregman, Anthony Rendon, Kris Bryant, Josh Donaldson, Justin Turner y Matt Chapman.
Todos ellos son estrellas absolutas de la liga y jugadores sobre los que construir un proyecto ganador. En Colorado lo han tenido muy claro. No han dudado en tirar la casa por la ventana y hacerle a Arenado una extensión que parece una firma de la agencia libre.
El dinero estará bien invertido. Arenado no solo es una estrella, sino que es tremendamente regular. Su defensa es magnifica: seis Guantes de Oro en seis temporadas en la MLB. Su swing es demoledor. Uno de los más compactos y agresivos de la liga. Ya van cuatro años consecutivos con 35 o más home runs y más de 110 carreras impulsadas. Seguro que jugar en las Rocosas ayuda, pero también hay que saber aprovecharlo (un saludo para Ian Desmond). Pocos lo han hecho también como Nolan, es una máquina perfecta que manda bolas a cualquier lugar del campo cuando los demás tienen problemas para respirar.
En Cleveland hay una sonrisa que lo eclipsa todo. Lindor no solo tiene locos a los aficionados de los Indians, sino que tiene algo que lo puede convertir en una de las caras más reconocibles y carismáticas de la MLB. Pero en cuanto a béisbol se refiere hay alguien dentro de la Tribu que es como poco tan bueno como él. Jose Ramirez es una pesadilla para las defensas rivales. Tiene poder, roba bases cuando se embasa y además pone una cantidad ridícula de bolas en juego. Cuando Ramirez va al cajón pueden pasar muchas cosas, y ninguna es buena para los rivales. En 2018 firmó una de las mejores actuaciones ofensivas del año y su BABIP (0.252) fue anormalmente bajo. Después de dos años coqueteando con el MVP este podrías ser su año.
Ya hablamos de Manny en la pieza dedicada a los shortstops, pero parece que en San Diego le han hecho entrar en razón: es mucho más valioso cuando defiende la tercera almohadilla. Su guante es soberbio, y no desentona en absoluto en el campocorto, pero marca auténticas diferencias en la esquina caliente. Allí su brazo no tiene rival. Hace que los lanzamientos que cruzan el infield parezcan jugadas rutinarias. Su bate ya lo conocemos: poder contacto y muchas carreras remolcadas. La única duda es saber si funcionara en un equipo que no parece mucho mejor que los Orioles de los que ha salido huyendo.
Justin Verlander, Gerrit Cole, Jose Altuve, Carlos Correa… Pero la nueva estrella de los Astros es Alex Bregman. Fue drafteado en la segunda posición del draft del 2015 y en menos de dos años se ha convertido en pieza fundamental de un equipo que parece imbatible.
En ataque Bregman lo hace todo bien y no deja de mejorar. En 2018 fue capaz de registrar un espectacular 1.13 en el ratio de BB/K. En defensa es tan seguro como polivalente. No tiene problemas si se le pide pasar al middle infielder y hay quien dice que se le debería dar una oportunidad en el shortstop.
Si no fuera por la melena morena de uno y la “bocachancla” del otro podríamos decir que Bregman y Anthony Rendon son el mismo jugador. Mientras que un piquito de oro ha convertido al de los Astros en una figura bastante mediática la sombra de Harper ha tenido semioculto a un jugadorazo como Rendon.
En el cajón de bateo son dos peloteros muy similares. Diestros, disciplinados pero agresivos ante los lanzamientos dentro de la zona, con mucho contacto y con poder de sobra para llegar a los 30 home runs por temporada. La salida de Harper ha provocado que todos los focos apunten a Rendon. Los Nats le pertenecen ahora y él es quien tiene que guiar a los Soto, Robles y compañía hacía una victoria que con Harper nunca estuvo cerca.
Al finalizar el 2013 los Mets decidieron prescindir de los servicios de un infielder pelirrojo que no trasmitía mucho. 8 homers y un promedio de 0.265 en cuatro temporadas no eran algo espectacular para un chico de 28 años. Justin Turner se quedó en paro. No consiguió que ningún equipo se interesara por él y decidió entrenar por su cuenta en las instalaciones de su ex universidad en Fullerton, California. Allí los Dodgers le vieron por casualidad y le ofrecieron un contrato para las Menores.
Las lesiones de Hanley Ramirez y Juan Uribe en 2104 le dieron varias oportunidades que no desaprovechó. En 2015 ya se hizo con un puesto de titular y demostró que era uno de los mejores en la posición. Era un bateador con un swing totalmente nuevo. Uno de los primeros en unirse a la fly ball revolution. Su OPS con los Mets fue de 0.696, en Los Angeles acumula un 0.884.
Turner fue un converso a eso de la fly ball revolution, Kris Bryant todo lo contrario. Uno de los bateadores que se formó sabiendo que cuando mandas bolas elevadas a los jardines hay más opciones de que pasen cosas. Así lo demostró en 2015, 2016 y 2017. Años en los que fue uno de los niños bonitos de la MLB y el líder de unos Cubs que acabaron con viejos fantasmas.
En 2018 las cosas se torcieron. El hombro izquierdo mandó a Bryant un par de veces a la lista de lesionados y la temporada del equipo fue una pequeña decepción. Durante el invierno ha habido rumores de traspasos que han enfriado todavía más una relación ya algo deteriorada por una oferta de extensión de contrato que no satisfacía las expectativas de Bryant. El tercera base ha declarado que empieza el 2019 especialmente motivado. Dispuesto a demostrar que sigue siendo uno de los mejores y con la agencia libre del 2021 un poquito más cerca.
Dos Matts, Carpenter y Chapman, son la caras opuestas de una moneda. No solo porque el primero sea un veterano y el segundo un chaval, sino que su juego es antagónico. Carpenter es un jugador eminentemente ofensivo capaz de defender a nivel estándar en cualquier posición del infield. Lo hemos visto en segunda, en primera y en tercera, donde estará este año por la llegada de Goldschmidt.
Chapman es un guante soberbio, probablemente el mejor de la liga en la esquina caliente en 2018. Pero además tiene cualidades suficientes para convertirse en una de la grandes estrellas de la MLB y en la cara de los A’s. Tiene buen bateo de contacto y sobretodo mucho poder. Si consigue mejorar su disciplina podría hacer que en Oakland se olviden de una vez por todas del error que fue traspasar a Josh Donaldson.
En Toronto, donde precisamente Josh Donaldson se convirtió en una leyenda, ya se han olvidado de él. Un chico de veinte años que aún no ha debutado en las Mayores es el mayor centro de atención de los Blue Jays. El hype con Vlad Guerrero Jr. es tan alto que hay quien ya se atreve a meterle en las conversaciones sobre el MVP de cara al 2020. Guerrero ha arrasado en las Menores. En ninguna categoría ha tenido problemas para destrozar la bola. Se espera que haga lo mismo en la Gran Carpa, pero se duda mucho sobre su defensa. Tanto que se habla de moverlo a otra posición.
Recientemente hemos visto los problemas defensivos de Miguel Andujar y Rafael Devers. Dos terceras bases que llegaron muy jóvenes a la MLB y que han demostrado que los bates maduran mucho antes que los guantes. El arte de batear no deja de ser un talento innato que se puede perfeccionar con la práctica. Para la defensa, especialmente en el interior del diamante, solo existe el camino del entrenamiento, la repetición y la experiencia.