Como ya hiciera el año pasado, voy a analizar división por división las dinámicas de los equipos para comprender un poquito más el estado en el que se encuentran respecto al año pasado. Aunque aún faltan algunos nombres interesantes que pueden cambiar el barniz de cada uno de ellos. Para ello, voy a categorizar a los equipos en 6 categorías que son:
Pushing for championship: aquí incluiré aquellos equipos que ya optaban a ganar el título en 2023 y que su apuesta en esta postemporada ha sido la de redoblar esfuerzos.
Improving but not enough: en esta categoría analizaré los equipos que han dado un claro salto competitivo pero que no creo que les llegue para más allá que un puesto en playoffs.
Change of strategy: los equipos que han virado su rumbo para poder cambiar algunas cosas que no han funcionado serán los protagonistas en este apartado.
Same status as last year: nuevo año y mismas aspiraciones. Pocos cambios significativos en las franquicias que ocupan esta categoría.
Clear step back: jarro de agua fría para los aficionados de estos equipos que verán reducidas sus aspiraciones de forma evidente en 2024.
Saving money: mientras algunos intentan ganar, otros equipos lo único que buscan es minimizar su payroll para ganar más dinero. El desarrollo de jóvenes y la reconstrucción es la excusa para reducir año sí, año también los emolumentos de sus jugadores.
Hoy sigo con la división Central de la liga Nacional, división que parece que tendrá un duelo old school entre Cubs y Cardinals por entrar en playoffs. Allá vamos.
Improving but not enough: auténtica montaña rusa la que han tenido los Chicago Cubs en esta postemporada. Si al comienzo de la misma, parecía que las intenciones de la gerencia de Chicago eran las de ir a lo grande, firmando con contrato récord a Craig Counsell, el manager más deseado de la liga, los Cubs tardaron mucho en hacer los movimientos necesarios para mejorar su roster. Sin embargo, poco a poco, lo han conseguido, firmando poco, pero con movimientos relevantes. Primero reforzaban la rotación con un Shota Imanaga, lanzador zurdo japonés eclipsado por el boom Yamamoto. A continuación, se hacían con el relevista Hector Neris, tras un gran periplo en Houston. También se reforzaban con un prospecto Dodger al que los angelinos no conseguían hacer hueco, Michael Busch, a pesar de grandes números en las ligas menores, y el broche era la firma de Cody Bellinger, una firma que puede ser tranquilamente de apenas un año, pero que pone la rúbrica al equipo y lo convierte en el máximo favorito a ganar la división, aunque, desde mi punto de vista, insuficiente para codearse con los transatlánticos de su liga. A día de hoy, es el séptimo que más dinero ha garantizado en esta offseason, con 177 millones, si obviamos lo que han garantizado al entrenador. Y es que los Cubs se quieren llevar la división.
Change of strategy: con los Saint Louis Cardinals desangrándose el año pasado en cuanto a pitcheo, los de Missouri han focalizado sus áreas de mejora en los lanzadores. Esto ya es un cambio de rumbo en la franquicia. Al igual que la inyección de veteranía que han insuflado a la franquicia. Y es que 3 de los integrantes de la rotación de los Cardinals serán Sonny Gray (34 años), Lance Lynn (36) y Kyle Gibson (36), auténticos trotamundos de este negocio. Gray es el más ilusionante, ya que viene de luchar por el Cy Young en 2023. Se unen a Mikolas (35) y el más imberbe de todos, Steven Matz, con la nada despreciable edad de 32. Si añades que han añadido al retornado Matt Carpenter (38) para añadir un bate zurdo en platoons contra pitchers diestros, y a Brandon Crawford (37 añazos), mítico SS de los Giants, hace que los Masyn Winn, Jordan Walker, Dylan Carlson o Nolan Gorman vayan a sentirse extraños ante tanta veteranía en clubhouse. Unos movimientos muy a corto plazo que no insuflan mucho optimista en la parroquia Cardinal. Y es que tener a Arenado y Goldschmidt como mejores armas ofensivas hace que el proyecto deba ser para ahora. Bien podrían haber ido al anterior apartado, ya que mejorar lo de 2023 se antoja bastante asequible.
Same status as last year: Los Cincinnati Reds siguen siendo como el año pasado. Un equipo cuyo mayor activo es una sobrepoblación en el infield sin parangón en la liga. Además, en ataque, los únicos fichajes han sido, precisamente, jugadores del diamante, como Jeimer Candelario, el fichaje estrella, Josh Harrison, utility por antonomasia, o Hernan Perez, estos dos últimos con contrato de ligas menores. En defensa sí que han hecho bastantes más movimientos lógicos. A su repertorio de abridores jóvenes, han añadido a dos veteranos como Frankie Montas, tras un periplo perdido en el Bronx, o Nick Martinez, buscando ese sitio de abridor que no consiguió en San Diego. Estos darán experiencia a los Abbott, Green, Lodolo y Ashcraft, abridores con arsenal, pero con cierta irregularidad. Además, para el bullpen han firmado a Emilio Pagan o Brent Suter, dos armas que deben anteceder a su closer, el hermanísimo Alexis Diaz. Ver qué Elly De La Cruz veremos parece el mayor aliciente del equipo, o el novato que impresionó en los primeros meses en la liga, batiendo récords por doquier, o aquel al que se le hizo larga la temporada, con una ingente cantidad de SO. Los Reds mejorarán, porque los jóvenes deben ir para arriba, pero me temo que no lo suficiente para poder aspirar a ganar la división, única vía, parece, de entrar en postemporada.
Clear step back: aquí viene la típica franquicia que empieza la reconstrucción. Los Milwaukee Brewers parecen que serán unos meros convidados de piedra en esta división. Las bajas de Burnes, traspasado a Baltimore, y Woodruff, renovado pero lesionado para todo el año, dejan en el aire lo que ha sostenido el éxito de los Brewers durante los últimos años. Y sus mayores activos a corto plazo, Willy Adames o Devin Williams, siempre están en las quinielas para salir, sobre todo el primero, acabando contrato en 2024. La apuesta de los de Wisconsin no se esconde. De hecho, la extensión por Jackson Chourio indica que la franquicia ya piensa en el futuro, y con Chourio de estrella. Además de este jardinero, el año pasado ya se vieron cosas de jóvenes como Garrett Mitchell, Sal Frelick o Joey Wiemer. Mientras, intentarán amortizar las piezas sacadas del traspaso de Burnes. Todo apunta a que tanto Joey Ortiz como DL Hall serán de la partida en muchos lances. Los Brewers, que han estado en playoffs en 5 de los últimos 6 años, tendrán una temporada más corta que las anteriores. Y seguro que serán protagonistas en verano, con los posibles traspasos del ya mencionado Adames o, incluso, su fichaje estrella de este invierno, Rhys Hoskins.
Saving money: los Pittsburgh Pirates deben agradecer que existan los Oakland Athletics. Mejor dicho, a sus dirigentes. Porque si no llega a ser por el ridículo gasto de los futuros inquilinos de Las Vegas, los Pirates encabezarían el ranking de payroll más bajo…y con diferencia. Porque los Pirates ponen, a día de hoy, 68 millones en el campo, 16 menos que los Guardians, tercer equipo de la liga con payroll más bajo. Y gracias a la renovación de Mitch Keller de este invierno. Y, o mucho me equivoco o acabarán el año pagando aún menos. Porque ver acabar la temporada vestido de pirata a Aroldis Chapman, Martin Perez o Yasmani Grandal parece una quimera. Y es una pena, porque gente joven se empieza a asomar en Pittsburgh. Por fin veremos una temporada completa a otro extraterrestre (como el citado Elly De la Cruz) en Oneil Cruz, uno de esos físicos incólumes que desafían cada récord de Statcast. O me imagino que debutará en 2024 uno de los pitchers más prometedores del negocio, Paul Skenes. Sin embargo, los movimientos han sido de poco impacto. Rowdy Tellez o Edward Olivares para el ataque, abridores veteranos con aspiraciones a reflotar su carrera (y emigrar a otros destinos), como Martin Perez (una de las peores ofertas cualificadas que recuerdo) o Marco Gonzales, y relevistas como el mencionado Chapman o Josh Fleming. Los Pirates tienen, por fin, jóvenes con los que construir. ¿Les querrán acompañar los dirigentes con refuerzos? Ahora mismo, me inclino a pensar que no.