Segunda semana de playoffs, semana donde han caído el equipo sorpresa, los Tigers de Detroit, otra de las sorpresas, los Royals, un equipo que parecía encaminado a cotas más altas, los Padres y los Phillies, en los que me detengo ahora.
El equipo más decepcionante
3 años consecutivos llevan los Philadelphia Phillies en las quinielas para ser posibles campeones. Y curiosamente, es el primero de ellos, aquel 2022 donde tardaron más en clasificar a postemporada, cuando llegaron más lejos, concretamente a las World Series, donde perderían ante unos pujantes, y más expertos, Astros de Houston, por 4-2. Desde entonces, los Phillies han sido catalogados como uno de los equipos siempre a batir. El año pasado, de hecho, en las series de campeonato, eran los máximos favoritos. Sin embargo, unos sorprendentes D’Backs les separaban de repetir World Series. Y este año, después de una gran temporada regular, asignatura pendiente los dos últimos años, llegaban como, de nuevo, uno de los rivales a batir. Sin embargo, otro año más, otro paso hacia atrás. Si en 2022 llegaban a las World Series y en 2023 se quedaban en la series de campeonato, este año se quedan en las series divisionales, no llegando ni siquiera a ganar ninguna serie de playoffs. Y, considerando que siempre se ha considerado a los Phillies más un equipo de playoffs, duele especialmente. Y con varios nombres señalados. El primero, un Alec Bohm que fue relegado a la suplencia y que apenas bateó 1 hit de 13 turnos, además de las siempre recurrentes dudas que deja en defensa. O J.T. Realmuto, que apenas logró embasarse mediante 3 at bats. Pero si hay que poner la lupa es en el bullpen, otro factor recurrente de los fracasos de los Phillies. Y es que no es de recibo que una apertura como la de Zack Wheeler no conlleve una victoria segura. Ranger Suarez, relegado a cuarto abridor por la irrupción de Cristopher Sanchez, lograba colgar también 4 ceros, a pesar de encajar 5 hits y 4 walks en apenas 4 entradas y un tercio, salvando dos entradas realmente complicadas. Sin embargo, los Matt Strahm, Carlos Estevez, Jose Alvarado o Jeff Hoffman no han hecho bien su trabajo. Y es que en postemporada, donde siempre es más difícil anotar, bien sea por la calidad élite de los abridores, bien sea por la presión del momento, conservar las ventajas es siempre fundamental. Y el bullpen Phillie no ha estado a la altura. Con el núcleo asegurado para el 2025, parece que los Phillies lo seguirán intentando, pero el tiempo parece estar próximo a agotarse.
El bateador de la semana
Dos jugadores han sido los más destacados de las cuatro series divisionales. El primero, y el que mejor define cómo funciona la ofensiva de su equipo, es Steven Kwan. Y es que el diminuto jardinero de los Guardians es una máquina de hacer contacto. Para muestra, un botón. En la serie ante los Tigers, Kwan ha bateado 11 hits en 21 at bats (promedio de .524), anotando 6 carreras, casi un tercio de las 19 que han conseguido los Guardians en toda la serie. Y es que ha sido evidente que a ambos equipos les ha costado un horror anotar carreras, salvo a Kwan. El otro destacado es el joven Mark Vientos que, además de batear con promedio (.563), ha añadido un slugging de 1.063, fruto de sus 2 HRs decisivos. Si la temporada de los Mets deja buen sabor de boca, mucha culpa de ello la tiene, como pasó el año pasado con Francisco Alvarez, el joven Vientos.
El lanzador de la semana
Vale, quizá no tenga el mejor registro de los pitchers en estos playoffs. De hecho, Emmanuel Clase ha salido en la foto, sobre todo en aquel HR de Parker Meadows que cercenaba la impresión de que los Guardians se podrían poner con un 2-0 a favor en su serie divisional. Sin embargo, hay que quitarse el sombrero a cómo ha sido decisivo en el último tramo de la eliminatoria. Y es que Clase ha salido en los dos últimos partidos de la eliminatoria, partidos todos decisivos, en la octava entrada a cerrar el partido. Y vaya si lo ha hecho. Y es que Vogt, en cuanto veía a sus relevistas dejar a algún corredor en base a partir de esa octava entrada, miraba hacia Clase. Y vaya si ha respondido. 11 outs en 2 cierres con apenas 1 día de descanso. Clase vuelve a demostrar, si no lo había hecho ya durante la temporada regular, que es el mejor closer de la competición. Y una muestra de carácter ver cómo renace de su debacle ante Meadows en ese mencionado segundo partido. Clase ha dictado sentencia con sus actuaciones y ha sido la brújula de la eliminatoria.
La sorpresa
No, no voy a hablar aquí del robo de base de Giancarlo Stanton. Sino de los 3 partidos y 3 saves para Luke Weaver, uno de los lanzadores más sorprendentes de la temporada, en la serie divisional ante los Royals, uno de sus ex equipos, por cierto. Y es que este pitcher nómada de tantos equipos, tanto en equipos como en posición, parece haber encontrado su sitio en un lugar donde la mayoría de pitchers parece acusar la presión excesiva de jugar en la franquicia más famosa del béisbol. Sin embargo, Weaver parece encontrarse cómodo. Después del fiasco de segunda parte de temporada de Clay Holmes, Aaron Boone cedió el último inning a Weaver y parece que lo quiere aprovechar. En Septiembre, desde que heredó el puesto, Weaver consiguió 4 saves, con un ERA de 1.50. Y en postemporada, Weaver está sensacional. En 3 partidos donde ha salido a cerrar, ha aportado 5 SO en más de 4 entradas, sin encajar carreras. Y, además, en partidos muy cerrados. En el primero salía ya en la octava con un ajustado 6-5, algo que repetía en el tercero, saliendo con apenas 1 out en la octava con 3-2 y haciendo un inning perfecto en el partido final, con 3-1 a favor. ¿Han encontrado justo al final de contrato el closer que buscaban? Lo malo para ellos es que acaba contrato.
El subidón
Vale, sí. Me olvido del dichoso debate del MVP de la liga nacional. Por mucho que le gusten a Ohtani, se acabaron las apuestas. Y el japonés se lo llevará de calle. Pero la temporada de Francisco Lindor es de las que pasan a los anales. Una temporada regular inmensa, con un tramo final sensacional, sólo cortado por molestias en la espalda. Y claro, Paquito quiere más. Claro que quiere más. Y cuando los Phillies parecía que iban a mandar la eliminatoria a su ciudad, con un inquietante 1-0 en contra para los Mets, Lindor se enfrentaba a Carlos Estevez con las bases llenas. Y claro, lo que tenía que suceder sucedió. Otra bola rápida a 99 millas por hora del excloser de los Rockies al corazón de la zona de strike lo aprovechaba Lindor para acabar la serie de un plumazo. Bueno, mejor dicho, de un batazo. Y es que poco se puede achacar al boricua, en este temporada, llevando en volandas a unos Mets que pintaban a año de transición. Y están a una eliminatoria de llegar a las World Series.
El bajonazo
Probablemente sea injusto ver cómo una de las mejores actuaciones en una temporada de un pitcher, donde consigue la triple corona en victorias, ERA y strikeouts, acabe de esta manera. Pero así es este deporte. Con un marcador de 2-2, A.J. Hinch no tardaba en designar a su ace y estrella del equipo, Tarik Skubal, a abrir el partido decisivo. Una decisión arriesgada. Primero, porque Skubal es un pitcher que siempre ha demostrado que su talón de Aquiles es la durabilidad. De hecho, hasta este año su récord de entradas lanzadas era de 149 entradas en 2021. Este año, su año de consagración, sus entradas lanzadas ascendieron a 192, un salto enorme. Añade 6 entradas en la serie de wild card ante los Astros y 7 entradas en el primer partido ante los Guardians, que hacían superar las 200 al año. Además, a pesar de que las rotaciones son de 5 pitchers, el haber, casi siempre un día de descanso entre series, hace que el descanso habitual de cada abridor sea de 6 días. Esta vez, Skubal tenía apenas 5 días de descanso. Será casualidad o coincidencia, pero dejó su peor día de campaña para ese definitivo partido donde encajaba 5 carreras en 6 entradas, incluyendo ese dolorosísimo grand slam de Lane Thomas para sepultar el sueño de los Tigers. Una bola rápida al centro de la zona de strike. Un caramelo para los bateadores. Ninguna crítica a A.J. Hinch. Yo creo que todos lo hubiéramos sacado al zurdo a abrir. No hacerlo y perder hubiera sido fuente de muchas críticas. Pero parece que el brazo de Skubal estaba próximo a desfallecer y Thomas se encargó de mostrarlo. Duro final para una temporada inmaculada. De pitcher de la semana en la primera semana de playoffs a ver la otra cara de la moneda.
La frase de la semana
“Estaba fuera completamente”. Para algo sirve para la temporada regular, además de para clasificar a los playoffs. Y más para los pitchers. Sorprendentemente, Carlos Mendoza ha nombrado a Kodai Senga su abridor en los dos partidos de debut de ambas series de playoffs. En primer partido ante los Phillies, Senga duraba 2 entradas. Kyle Schwarber le daba la bienvenida con un HR y tras 31 lanzamientos era sustituido por David Peterson, un abridor mucho más fiable en el último tramo de temporada. Más allá de acertar o no, Mendoza volvía a confiar en el japonés, que apenas había lanzado en un partido en toda la temporada regular, en el primer partido de la serie de campeonato ante los Dodgers. Y si ante los Phillies estuvo regular, ante los Dodgers estuvo de pesadilla. Una entrada y un tercio, 30 lanzamientos, donde 10 fueron strikes, ¡¡¡4 walks!!!, 2 hits, un wild pitch, una violación por tiempo y 3 carreras encajadas. 13 de sus primeros 16 fueron fuera de la zona de strike. Y dos millas menos de velocidad que ante los Phillies. Experimentos en playoffs los justos.
La estadística de la semana (o estadísticas)
Y es que los playoffs de la MLB son fascinantes, imprevisibles. Si algo quedaba claro de la postemporada de Los Angeles Dodgers es que las dudas se concentraban en el montículo. Con Kershaw y Glasnow fuera de los playoffs, los Dodgers sufrían la terrible noticia de que Gavin Stone, su brazo más fiable en 2024, sería sometido a una cirugía en el hombro que le haría perderse, además, todo 2025. Los Padres, con dos memorables partidos, se colocaba a un partido de eliminarles. Sin embargo, de un plumazo todo ha cambiado. 3 partidos, 2 para certificar la victoria en la serie ante los Padres, y el primero de la serie de campeonato ante los Mets, donde no han encajado ninguna carrera. Ninguna. 0 en 33 entradas, empatando con los Orioles de 1966 como la mayor cantidad consecutiva de innings sin encajar carreras en la historia. Y el segundo será partido de bullpen, como el cuarto ante los Padres, partido que lo empezó todo. Como para no confiar en los relevistas angelinos. Mención especial para un Jack Flaherty que está dejando números para ser considerado uno de esos traspasos del trade deadline que cambia el sino de una temporada. ¿Hasta donde dejarán el récord de entradas sin encajar entradas?
La jugada de la semana
Aparte de las jugadas anteriormente mencionadas, os dejo un resumen de las 15 mejores jugadas de las series divisionales, incluyendo, cómo no, los grand slams de Lindor y Thomas.