Pues nada. Después de 162 partidos de temporada regular y dos series de playoffs dilucidadas a su favor para cada uno de ellos, ya tenemos World Series. Unas World Series que, por encima de gustos y fobias, es el sueño dorado del comisionado Rob Manfred. Un duelo que enfrenta a los, posiblemente, equipos más conocidos de la MLB en el mundo. Un duelo entre las dos ciudades más carismáticas, pobladas, del país, Los Angeles y Nueva York. El duelo que más veces se ha producido en unas World Series, con un total de 11 veces ya acontecidas. Esta será la duodécima, siendo la anterior en 1981, por lo que, para muchos de nosotros, será la primera vez que la vivamos (yo tendría 5 años, pero el béisbol no formaba parte, aún, de mi vida). Una rivalidad que fue, primero, local, al coincidir los Yankees y los Dodgers en Nueva York, los primeros en el Bronx, y los segundos en Brooklyn. Hasta 1958, cuando los Dodgers se pasaban a la Costa Oeste. Hasta este momento, el balance es 8-3 para los de Nueva York. Aunque las últimas 6 se saldan con empate, llevándose los angelinos la última, la de 1981.
Aunque el béisbol pueda decirse que es el deporte más difícil de pronosticar, y con mucha razón, yo diría que esta es una de las veces que menos sorpresa causa la clasificación de ambos equipos. Hay que retrotraerse a la postemporada pasada para ver comenzar lo que serían los gérmenes de estas increíbles Series Mundiales que vamos a vivir. 2 jugadores acaparaban todo el protagonismo de aquella postemporada. Uno como agente libre sin restricciones y el otro, afrontando su último año de arbitraje en San Diego, apareciendo en todas las quinielas para salir. Curiosamente, ambos acabarían en los dos equipos que disputarán a partir del fin de semana las World Series. El nipón Shohei Ohtani, en una operación sin parangón en la historia, tanto en cifras como en modelo de contrato, firmaba por 10 años con Los Angeles Dodgers, mientras los New York Yankees entregaban un paquete compuesto por Michael King, Kyle Higashioka, más 3 prospectos para disfrutar de Soto en 2024. Un costoso alquiler, pero que ya está dando sus frutos.
Evidentemente, los Dodgers y el contrato diferido con Ohtani, permitió a los angelinos seguir derrochando, fichando, entre otros, a Yamamoto, pitcher más cotizado del mercado, Glasnow, vía traspaso con los Rays, Teoscar Hernandez o James Paxton, mientras que los Yankees se mantuvieron más discretos, firmando a Marcus Stroman como firma más importante. En mi power ranking final de mercado, sólo los Braves se colaban entre ellos como los equipos, a mi entender, más mejorados de la postseason. Evidentemente, nadie contaba con la plaga de lesiones de las estrellas de los Braves y que les ha impedido competir en 2024.
A pesar de los lógicos up and downs de ambos equipos, curiosamente fue en Agosto cuando ambos equipos estuvieron más discretos, siendo Julio el único mes de ambos equipos donde su récord cayó por debajo del 50 % de victorias. Sin embargo, lograron reaccionar, sabiendo que es en Septiembre y Octubre donde hay que estar bien. Por lo tanto, y de nuevo, tras las World Series de 2020, los dos mejores récords de cada liga se dilucidarán el título de campeón.
Como en casi todas las World Series, hablar de favoritos es complicado.
Los Dodgers afrontaban los playoffs con multitud de problemas en la rotación. Clayton Kershaw, Tyler Glasnow y, posteriormente, Gavin Stone se caían de los playoffs por diferentes razones, mientras Yoshinobu Yamamoto y Walker Buehler parecían llegar bastante justos de preparación en una rotación liderada por Jack Flaherty. El lanzador diestro, originario de Los Angeles, tras llegar en el trade deadline desde Detroit, ha ejercido de ace, salvo en su última apertura ante los Mets. Sin embargo, ha sido el bullpen quien ha maquillado esos problemas en la rotación. Y es que de 53 entradas lanzadas por los pitchers angelinos en las series de campeonato, apenas 20 y un tercio han sido lanzadas por los supuestos abridores. Y contando con el rookie Landon Knack como abridor.
Sin embargo, los Yankees saben de qué va esto. De hecho, sus series de campeonato ante los Guardians han tenido el mismo denominador común. Los abridores de los Guardians, de 45 entradas totales lanzadas, apenas les han lanzado 18 entradas y un tercio, un 40,74% de las entradas por las 38,36 % lanzadas por los relevistas de los Dodgers. Y haciendo polvo los neoyorkinos al intocable, hasta entonces, y mejor relevista del mundo Emmanuel Clase, al que le han dejado un ERA de 15.43 en las series de campeonato.
Por ello, es evidente que, en el bullpen, los Dodgers son superiores. Además, los relevistas de los Yankees para momentos más calientes siguen dejando dudas, con Clay Holmes y Luke Weaver dejando momentos de bastante zozobra. Y es que ambos han estado lanzado consecutivamente desde que se iniciaron los playoffs en ocho y siete partidos seguidos, respectivamente. Tommy Kahnle, exDodger, parece el relevista más fiable, a día de hoy, de los Yankees, dado el cansancio acumulado por los 2 relevistas anteriores.
En cuanto a la rotación, los Yankees parecen llegar en mejor momento. Salvo la breve, pero muy efectiva, salida de Buehler para los Dodgers contra los Mets en el tercer partido de la serie, los abridores Yankees han estado más fiables. Aunque comparar los ataques a los que se han enfrentado también hay que tenerlo en cuenta. La calidad de la ofensiva de los Mets y Padres no tiene nada que ver con la de Royals y Guardians. Por eso, la superioridad Yankee es bastante modesta. 23 entradas y 2 tercios han lanzado ante los Guardians los abridores Yankees, lo que equivale a un poco más de un 50% de las entradas lanzadas. Que no supone una fiabilidad suprema, lejos de que los abridores lancen, aproximadamente 6 de las 9 entradas de un partido, es decir, un 66,66 %. Ahí radica la clave de que la superioridad del bullpen angelino sea compensado por unas aperturas más largas de los abridores yankees. Si lo consiguen los Gerrit Cole, Carlos Rodon, Luis Gil o Clarke Schmidt, mucho terreno habrán podido labrar los de Aaron Boone.
Es la ofensiva donde más desnivel veo yo. Mientras que los Yankees parecen, de alguna manera, bastante irregulares, los bates angelinos parecen llegar en mejor momento. Dos ofensivas comandadas por dos jugadores que han pasado de 50 HRs en temporada regular. Primera vez en la historia. Y dos MVPs luchando uno contra otro por hacer una temporada histórica. Y su primer anillo en juego. Sin embargo, mientras Judge está deslucido (.167/.261/.500, maquillados por los 2 HRs bateados), el japonés está maravillando, sobre todo cuando hay corredores en posición de anotar. 18 de 23 at bats con hit con 7 HRs y 28 carreras impulsadas desde aquel «partido perfecto» que hizo para llegar al selecto club de 50/50.
Sin embargo, desconfiar de su núcleo de estrellas no se antoja inteligente. Aunque veas a Stanton abanicar sin ton ni son a pelotas lanzadas muy fuera de la zona de strike, ya sabes que si la golpea, la probabilidad de que la saque del campo es alta. O hablar de que Judge está errático es jugártela a que te deje en mal lugar en las World Series. O intuir que Freddie Freeman, tocado en el tobillo, te puede conectar un hit decisivo no cotiza en bolsa. Y qué decir de un Mookie Betts que estuvo errático ante los Padres, pero que ha estado colosal ante los Mets (.346/.452/.731). ¿Por qué Mookie no está siempre en la discusión del mejor jugador del mundo? No lo entiendo.
Sin embargo, lo que sí es preocupante es la labor de esos secundarios que los Dodgers siempre se sacan de la chistera. A los Chris Taylor de otros años, este año, Tommy Edman ha supuesto ese soplo de aire fresco en el lineup, ese jugador que te da, además, mucha flexibilidad en el roster por su adaptabilidad a varios puestos, y por ser ambidiestro al bate. Y es que desde que llegó de los Cardinals, parece que Edman lleva toda la vida enfundado en el traje de los Dodgers, encajando a la perfección. De premio, MVP de las NLCS. Mientras Jazz Chisholm naufraga en estos playoffs desde que fue abucheado por la afición de los Royals, por poner en comparación los dos refuerzos estrella del pasado trade deadline de ambos equipos.
¿Pronóstico? Aparte de que vislumbro unas Series Mundiales apasionantes, batiendo records de audiencia, yo veo a los Dodgers ganando en 6 partidos. Aunque debo de decir que, esta vez, voy con los Yankees. No soy de ningún equipo de mercado grande. Pero creo que una sequía tan grande de una franquicia tan famosa y poderosa de nuestro deporte, no es buena. Y ya son 15 años sin un título Yankee, por los 4 que llevan los Dodgers sin llevarse el trofeo del comisionado.
¡¡¡Play ball!!