Descomunal inicio de las series de campeonato entre Red Sox y Astros, dos de los equipos con mejores pegadores de la competición y que en su primer enfrentamiento lo demostraron, no solo porque hicieron que el pitcheo abridor tuviera que retirarse antes de lo esperado sino porque castigaron al bullpen rival de forma contundente, sobre todo los texanos.
Ni Framber Valdez ni el otrora imbateable Chris Sale acabaron la tercera entrada y tanto Alex Cora como Dusty Baker debieron ver que los bates les estaban superando de forma clara, lo que obligaba a dar entrada a los relevistas, que empiezan pronto a cargarse de entradas para una serie que, a priori, promete ser larga y de mucha exigencia.
Tres jugadores sobresalieron por encima del resto. El primero Kike Hernandez, que no contento con haber sido el héroe que eliminó a los Tampa Bay Rays en las series de división realizó ayer un encuentro colosal, con 4/5 al bate, dos jonrones y una defensa estratosférica que impidió en buena parte que los Astros se metiesen antes en el partido, sobre todo con una atrapada increíble en la segunda entrada con bases llenas que salvó a su equipo de una o quizás más carreras que ya casi se cantaban en el estadio. Lástima que las dos veces que mandó la pelota más allá de la valla lo hacía como el que abría el turno de bateo y no tenía a ningún compañero en base que lo apoyara, porque de no haber sido así quizás ahora estaríamos contando otra película.
Que los Astros tienen un poder al bate temible nadie lo duda, y ayer Carlos Correa y Jose Altuve lo demostraron de nuevo, sacándola del campo en una ocasión cada uno (también sin corredores en base) para darle la vuelta a un encuentro que se le había puesto muy cuesta arriba a su equipo.
Y eso que fueron los locales los primeros que se adelantaron en el marcador, merced primero a un pitcheo salvaje de Sale seguido por un globo de sacrificio de Yordan Alvarez que permitió a Jose Altuve poner por delante a su equipo. Hasta la tercera entrada en que la magia de Hernández, un error del propio Altuve (todo escribano echa un borrón) y un doble de Hunter Renfroe ponían por delante a los de Boston, que aguantaron muy bien las embestidas de los rivales. La defensa de Kike sin duda tuvo mucho que ver.
Pero había llegado ya la hora del bullpen y ahí el de los Astros demostró estar algo más curtido que el de sus rivales, que solo aguantó hasta la sexta entrada cuando los bates de los Astros comenzaron a castigar a los relevistas de Boston, con cuatro carreras en tres entradas que voltearon el marcador para poner a los locales en ventaja, que además eliminaban a los bateadores de Boston uno tras otro para plantarse en la novena entrada con todo a su favor para llevarse el encuentro.
Curioso, por cierto, el caso de Martin Maldonado, al que tanto Chris Sale como Hirokazu Sawamura golpearon para ponerle en base, lo que en el último caso acabó costando una carrera más a los bostonianos. Y digo que es curioso porque a pesar de que el puertorriqueño es un catcher de primerísimo nivel en defensa, en ataque suele ser de los más fáciles de eliminar, y permitirle llegar a base (y de paso hacer avanzar a los compañeros) de esa forma tan sencilla (aunque dolorosa) no parece la mejor estrategia a seguir.
En la novena entrada volvió la emoción al partido. Con un Ryan Pressly dispuesto a cerrar el partido, volvió a aparecer la figura de un estelar Kike Hernández, para conectar su segundo jonrón y acercar a los suyos a solo una carrera y con la parte alta de la rotación preparada para rematar la faena. Pero Pressly no estaba dispuesto a conceder ningún regalo más, eliminando de forma consecutiva a Kyle Schwarber, Xander Bogaerts y Rafael Devers para poner el punto y final al partido.
Boston buscará hoy el empate en la eliminatoria ante un Luis Garcia que se supone algo mas asequible para sus bateadores, mientras Nathan Eovaldi abrirá para los Red Sox. Y es que tener que volver a Fenway con dos derrotas en el bolsillo puede ser un lastre muy complicado de superar. La urgencia está del lado de Boston y eso, quizás, lo puedan aprovechar los Astros para rematar la faena ante su público.