Resumen
Como una Bella Durmiente que se da cuenta de que la historia del Príncipe Azul no ha sido más que un sueño y que lo que le ha despertado ha sido un ataque de tos. Así está ahora mismo Gabe Kapler en la Bahía de San Francisco, tratando de entender cómo es posible que su castillo, de altas torres e infranqueables muros, que fue capaz de vencer en 107 batallas el curso pasado, se haya convertido ahora en una casucha que asaltan cada noche ejércitos tan pobres como los Tigers o los Reds.
Y es que mucho ha cambiado la cosa en el Oracle Park, a pesar de que, mirando el roster, no haya tantos nombres nuevos del año pasado a éste. Todos, fanáticos, directivos y jugadores, éramos conscientes de que el agujero de Buster Posey iba a ser complicado de llenar. Pero ha sido mucho más que eso. Ha sido el sumidero por donde se han marchado la cohesión del equipo, la confianza y la tranquilidad. Y ahora un puñado de manos torpes y guantes esquivos persiguen cada rodado al cuadro, poniendo al equipo en la peor posición de toda la MLB en cuanto a efectividad defensiva, a bastante distancia del penúltimo clasificado, además.
¿Qué ha ocurrido? Pues que más allá de la nueva vida familiar y doméstica de Posey (que no olvidemos que era alma, corazón y cerebro de la defensa de la escuadra naranja y negra) los otros tres grandes baluartes han caído fruto de las lesiones. La edad, avanzada ya la treintena, de Longoria en tercera base, Belt en primera y Crawford en el shortstop, ha pasado factura y les ha llevado a pasar diferentes estancias en la IL, mermando los números del equipo y sus propias facultades, porque cuando han estado en el diamante ninguno ha mostrado su mejor cara. En especial un Brandon Crawford a años luz de lo que hizo en 2021 y preocupantemente cerca de lo que firmó en olvidables años anteriores.
Porque, con una rotación y sobre todo un bullpen, pensado para generar contactos débiles (Tyler Rogers, Jarlin García, Jake McGee), la buena defensa de tu cuadro es clave para minimizar carreras. Si los guantes no atinan y las manos no apuntan, los números de todos esos lanzadores se inflan hasta sonrojar. Así, de poco sirve que la gran adquisición sobre la loma, Carlos Rodón, comenzara la temporada como un tiro. O que Logan Webb demostrara que, aunque no ha alcanzado aún el nivel superlativo con el que terminó la temporada pasada, es un más que fiable pitcher. Las carreras en contra se suceden y, por si fuera poco, cada día le cuesta más al lineup alcanzarle a la bola. Sirva como ejemplo Mike Yastrzemski: tras batear para .321 en mayo, ha perdido casi 100 puntos en un mes y ahora ronda el .220.
A todo esto, el equipo sigue por encima de .500 y tiene el último puesto de la Wild Card aún a tiro, gracias a un principio de temporada si no bueno, sí al menos prometedor. Pero la dinámica apunta tan abajo que ahora mismo jugar en postemporada no parece más que una continuación de aquel sueño que vivimos el año pasado y del que ya ha despertado todo San Francisco.
MVP del equipo
La segunda gran adquisición de los Giants en la pasada temporada muerta, el jardinero Joc Pederson, ha vuelto a demostrar que, si le dan continuidad y turnos al bate, puede ser un serio peligro, y, a estas alturas de temporada, ya ha igualado el número de jonrones que pegó en 2021. Además, está bateando para el que, de momento, sería su mejor promedio, .264 y su mejor OPS .885 de por vida (a 10 de julio). Y por si todo esto fuera poco, nos ha dado una de las historias más divertidas del año con el affaire de la bofetada de Tommy Pham por culpa de una Fantasy comisionada por Mike Trout.
Gracias a estos números, el de Palo Alto ha sido convocado como jardinero derecho titular de la Liga Nacional por primera vez en el inminente All Star,
Sobre él descansa ahora mismo gran parte de las aspiraciones ofensivas del equipo. Pero como Kapler y sus ayudantes son unos obsesos de las estadísticas, no suelen permitir a los bateadores zurdos enfrentarse a pitchers zurdos, por lo que el rubio de bote ha dejado de batear en muchas más ocasiones de las que muchos fanáticos habríamos preferido, para dejar el sitio a compañeros diestros con mucho menos poder como Austin Slater.
Tras una temporada 2021 de ensueño con los White Sox, que le valió para lanzar en el All Star y un quinto puesto en la carrera por el Cy Young de la Americana, Carlos Rodón se convirtió en la gran adquisición de los Giants en la Agencia Libre. Dos temporadas a 22 millones de dólares cada una le presentaban como clave en las aspiraciones de los de la Bahía. Y el de Miami ha cumplido. A mitad de temporada, lidera las mayores en Home runs permitidos cada 9 entradas (0.4) y en la estadística que no tiene en cuenta el fildeo de la defensa, el FIP (2.13). Además, su enorme capacidad para conseguir que los bateadores hagan swing sin encontrar la bola (es el sexto lanzador de todas las Grandes Ligas en esta estadística) le ha aupado a los primeros puestos en número de ponches otorgados (5º en el momento de escribir estas líneas).
Pero a pesar de su maravilloso ERA de .270, Rodón tiene una estadística normalita de 8 victorias por 5 derrotas. La falta de ayuda de su defensa ha lastrado una actuación que podría estar teniendo todavía mejores números.
La sorpresa
La historia de Luis González es de las que le gustan a los guionistas de Hollywood. Tras 13 turnos al bate de por vida con los White Sox entre 2020 y 2021, una lesión de hombro le llevó a ser cortado por los de Chicago, en vez de ponerlo en la lista de lesionados de 60 días. Los Giants decidieron, entonces, reclamarlo y ponerlo, ellos sí, en la lista de lesionados para que no ocupara espacio en el roster de 40 hombres. Este invierno, una vez recuperado, estuvo a punto de ser cortado de nuevo, pero se le firmó con contrato de Ligas Menores y se le dio una oportunidad en el Spring Training. Y ahí cambió la historia del de Hermosillo, Sonora.
Su capacidad para hacer contacto, su paciencia en el plato, su alta habilidad para embasarse y su defensa por encima del promedio, llamaron la atención de Gabe Kapler, que dijo en público que su pretemporada había sido la mejor de cuantos habían salido al campo con las letras naranjas en el pecho. La lesión de LaMonte Wade Jr. Le abrió hueco en el roster y su talento hizo el resto. Con una línea de bateo de .302 / .364 / .415, González se ha convertido en la principal sorpresa grata que ha surgido de las granjas este año.
La decepción
Brandon Crawford simboliza a toda la organización de los Giants en esta temporada. Tras un año fantástico, en el que terminó incluso en cuarta posición en la carrera por el MVP de la Nacional, con unos números en ataque y en defensa de élite, su rendimiento ha caído en picado sin que haya explicación lógica que aporte respuestas a esta debacle. Su OPS en 2022 está a niveles de la nefasta temporada de 2019 (.654), y solo por encima de sus dos primeras temporadas como profesional, allá por 2011 y 2012.
Si los Giants quieren cambiar el rumbo y despejar la bruma que cubre su futuro inmediato, el talento y la fiabilidad defensiva de Brandon Crawford deberían de ser uno de los pilares fundamentales de esa metamorfosis. Sus pírricos 5 home runs (lejísimos de los 24 del año pasado) y su aterrador promedio de .221 (.298 en 2021) tienen que desaparecer para que el Golden Gate surja de entre la bruma y pueda volver a asustar a sus rivales.
Expectativas ante el cierre de mercado veraniego y pronóstico final de temporada
A estas alturas de temporada y, visto lo visto, los Giants no pueden aspirar más que a rascar una plaza de las tres de comodín que dan acceso a la postemporada. Pero en la Liga Nacional se están poniendo carísimas, con cinco equipos más al menos metidos en la pelea. El sueño de volver a ganar la División a los todopoderosos Dodgers, ya está dicho, está olvidado y asumido. El de volver a encontrarse con ellos en octubre, sigue vivo, aunque débilmente.
Si se mantienen intactas las posibilidades de aquí a final de mes, con un par de movimientos interesantes antes del cierre de mercado, buscando más profundidad en la rotación y un bate diestro de poder, enganchando un par de buenas rachas de resultados, habría alguna posibilidad de llegar soñando aún al final de temporada. Pero si el mes de julio es tan nefasto como el de junio, que nadie se extrañe que Farhan Zaidi ponga el puesto de venta y trate de sacar rédito de un año que, partido a partido, se está torciendo.