No era un año cualquiera en la ciudad del viento. Este 2020 se presentaba, para los Chicago Cubs, con la amenaza de ser desbancados por los White Sox, muy reforzados en la postemporada, como el primer equipo de la ciudad y, además, con la espada de Damocles de la ya famosa reconstrucción. Si el comienzo de la temporada hubiese sido malo, todos los pronósticos apuntaban a que se entraría en modo autodestrucción y el ya histórico cuadro que acabara con una de las sequias más famosas y duraderas del deporte profesional en 2016, quedaría ya totalmente disuelto a base de traspasos.
Lo que, a priori, sería una carga emocional para el grupo y una presión extra para el grupo, ha acabado siendo todo lo contrario. Como bien manifestaba Anthony Rizzo, no sólo uno de los mejores primera base de la liga y uno de los mejores jugadores del equipo, sino el alma del equipo, el capitán y pegamento del vestuario, se ha dado cuenta que este puede ser el último año de este grupo de jugadores y que lo único que están haciendo es disfrutar cada segundo de esta temporada. ¡¡¡Y vaya si lo están haciendo!!!
Una vez disputados ya más del tercio de la temporada, su balance es de 14 victorias por 7 victorias. Lo que significa liderar de formar solvente la siempre complicada e igualada división central de la Liga Nacional y ser el cuarto mejor promedio de victorias de toda la Liga tras los súper favoritos Yankees y Dodgers y la sorpresa del año, los Oakland Athletics. De hecho, sólo han perdido una serie de todas las que han disputado, la última que han disputado contra los Milwaukee Brewers. Eso sí, desde que el Covid les hiciera descansar 4 días por el masivo contagio de sus rivales, los Cardinals, parece que los Chicago Cubs se han desinflado un poco y su balance es de 4-4.
La mayor razón de este gran comienzo de los Cubbies está en la rotación. Yu Darvish está a nivel estelar. En 4 aperturas, tiene un ERA de 1.88 con 27 SO en 24 entradas y sólo 4 walks. Y no nos olvidemos que estamos hablando de quizá el pitcher con mayor repertorio de toda la MLB. Y eso que no comenzó muy bien la temporada con un mal partido ante los Brewers. Kyle Hendricks, su abridor en el Opening Day lleva 5 aperturas y cuentas con 3 de cal y 2 de arena. Un jugador anti estrella que siempre cumple desde el montículo y muy alejado del estereotipo que destaca ahora en la MLB, el power pitcher que tanto está abundando. Jon Lester estropeó ligeramente sus estadísticas en su última apertura, pero sigue por debajo de una ERA de 3.00. Un abridor totalmente confiable y cuyo futuro está en Cooperstown. Los otros 2 puestos de la rotación son para Tyler Chatwood y Alec Mills. El primero comenzó con 2 aperturas soberbias para, en la tercera, volver a lo que es más habitual en él, un pitcher muy errático y que concede muchos HRs. Ahora mismo se encuentra en la lista de lesionados. El último, Mills, fue la gran sorpresa del inicio, aunque parece, al igual que Chatwood, haberse desinflado tras su última apertura.
El bullpen es otro cantar. La caída libre de Craig Kimbrel desde que fuera uno de los mejores cerradores de la MLB con los Boston Red Sox sigue y su puesto de cerrador parece que ya es historia en los Chicago Cubs. Ahora mismo esta labor recae en dos cerradores, el zurdo Rowan Wick y el diestro Jeremy Jeffress. Y ambos lo están haciendo de forma magnífica. El primero tiene un ERA de 1.35 y 3 saves en 3 oportunidades y el diestro Jeffress está aún más intratable, con 2 saves de 2 oportunidades y un ERA de 0.90 y un extraordinario WHIP de 0.40 tras conceder sólo 1 walk y 3 hits en 10 entradas. Curioso lo de Jeffress que ya brilló en 2018 en Milwaukee como cerrador y que cuenta con ERAs microscópicos cuando está de closer mientras que como relevista o setup, su ERA sube de forma alarmante.
Si hay áreas que mejorar en el equipo, el ataque es quien se lleva todos los focos. David Ross, en una de sus principales decisiones al tomar el mando del equipo, decidió que el leadoff hitter fuera Kris Bryant, envuelto en un duro enfrentamiento con la franquicia por el tema del año extra de contrato. Y no le está sentando nada nada bien. En 62 apariciones al plato, su promedio de bateo es .177 con apenas 2 HRs y sólo 4 carreras impulsadas. Cifras muy bajas para un bateador de su nivel. Tampoco Javier Baez, “El Mago” está al nivel que se le espera con un promedio de .200 pero que sí que cuenta con dignos valores de RBIs, 10.
La presencia del DH tampoco le ha venido mal a los Chicgo Cubs aunque de una forma indirecta ya que, por fin, parece que le ha dado una plaza en los jardines al siempre prometedor Ian Happ pero que había decepcionado tras un muy esperanzador debut en 2017. Ahora mismo está bateando .297 con 12 RBIs y 4 HRs. Víctor Caratini es quien más AB está consiguiendo en el DH (con escaso rendimiento) aunque también le está sirviendo para dar descanso al receptor Wilson Contreras y al jardinero Kyle Schwarber. Y, por último, quien nunca decepciona es Anthony Rizzo que ya lleva 5 HRs y muestra una gran habilidad para sacar bases por bolas (cuenta con 16, octavo en la MLB) debido a su paciencia en el plato.
Y también hay huecos para sorpresas en el bateo. Jason Kipnis, fichado desde los Cleveland Indians, está siendo una agradable promediando un .333 con 8 RBIs y 2 HRs en apenas 33 apariciones mientras que se esperaba bastante más del prometedor Nico Hoerner y del fichaje Steven Souza, Jr., fichado tras su terrible lesión de rodilla en 2019. Y ojo al utility David Bote que está demostrando ser un auténtico especialista en los finales apretados.
A día de hoy, 18/08, el liderazgo de los Chicago Cubs parece estable, con 3,5 victorias de ventaja ante los Brewers y Cardinals, porque hay cosas que se pueden mejorar, aunque se avecina una serie de 3 partidos en 2 días ante los siempre competitivos y ultrarivales Cardinals que puede dar un vuelco a la clasificación…o decantarla casi definitivamente.
El MVP: Anthony Rizzo
El Cy Young: Yu Darvish
La sorpresa: Alec Mills
La decepción: Kris Bryant