Llegamos al tercer partido con una victoria para cada equipo, en ambas ganó el mejor, en el primero de los enfrentamientos Michigan, en el segundo Vanderbilt (4-1), ninguna duda existía de que el partido que lanzara Kumar Rocker caería del lado comodoro y todo parecía indicar que aquel en que no lanzase caería del lado Wolverine (7-4), en el primero.
Y es que la ofensiva Vanderbilt había dejado claro hasta el tercer partido que se trataba de un equipo que llegaba a las 3 ó 4 carreras, y ni más ni menos, con la única excepción de las 6 frente a Mississippi St. pero 5 de ellas en una desastrosa quinta entrada para los bulldogs. Comportamiento que nada tiene que ver con la trayectoria que siguieron los de Tennessee antes de llegar a Omaha, demostrando uno de los mayores poderes ofensivos durante la temporada, abonados al número 8 en lugar de al 4. Pocas carreras hasta el tercer partido de las finales y con una inclinación al small ball impropia de los tristes tiempos que vivimos.
De Kumar Rocker ya no sabemos que decir, 11 Strike Outs en su salida en el segundo partido, récord de la historia para Vanderbilt y empate en el record histórico de las CWS, únicamente permitiendo una carrera, una carrera que se produjo ya con Rocker fuera del montículo, después de 6.1 entradas.
Entre Rocker y Tyler Brown, un closer del que hablaríamos sin parar sino estuviese eclipsado por el abridor que está haciendo historia, dejaron en cuatro hits a Michigan, inaudito.
Con ello llegábamos al tercer partido, un partido en que todo parecía indicar que o volvía Vanderbilt a sus cotas de ofensiva anteriores a llegar a Omaha o caería.
Por parte de Míchigan, partía de varias premisas para alcanzar la victoria, no verse las caras con Rocker y Brown, empezar por delante en el marcador, 4-0 en estas CWS cuando empezaba avanzándose, y evitar que la ofensiva Vanderbilt volviese a ser aquella que maravilló a los seguidores del béisbol universitario antes de llegar a Omaha, manteniendo el sólido poder ofensivo demostrado por los glotones hasta la fecha.
Y lo cierto es que sin Rocker y Brown, el dúo integrado por Mason Hikman y Jake Eder (recordemos que en el béisbol el reparto de entradas entre los lanzadores es diferente al de las grandes ligas, apareciendo, normalmente, un solo pitcher tras el titular cerrando el partido a más de una entrada) estuvo a la altura de sus compañeros, 14 SO, entre ambos, para acabar dando a Vanderbilt el récord histórico de SO en unas Finales de las CWS, y es que quizá no volvamos a ver un pitcheo de semejante nivel.
Además, tras el 1-0 favorable a los Carcayús en la primera entrada Vanderbilt fue un vendaval cerrando la cuarta con 6-1, para terminar en un 8-2. La ofensiva Vanderbilt volvió a la pre-Omaha, pero la Michigan no respondió, consiguió menos hits que carreras Vanderbilt. Vanderbilt volvió a asentarse en su abono del 8 sin descuidar su montículo.
¿MOP? Hasta yo lo acerté, Kumar Rocker, no podía ser otro, ha demostrado una solvencia en el montículo que hacía años que no veíamos, aunque en el béisbol universitario no exista el futuro, este tipo lo tiene, mucho han de cambiar las cosas para que no marque época en las grandes ligas, además de tratarse de un tipo con mentalidad, personalidad y costumbres que generan el mejor entorno posible. 20 años, nacido en Alabama, con Pedro Martínez como ídolo e hincha de los Giants, siempre poniendo por delante los estudios al béisbol, y con el sueño de ser pescador.
En cuanto al equipo ideal del torneo, como no podía ser de otro modo, copado por jugadores de ambos finalistas con Drew Campbell (Louisville) en el outfield y con Cameron Warren, DH (Texas Tech),como ilustres invitados, por fin Texas Tech consigue hacerse un hueco en el equipo ideal.
Finalmente, un dato para no olvidar, en cuatro de los últimos cinco torneos, el perdedor del primer partido se hizo con la victoria final.