Boston Red Sox está sin su lanzador estelar Eduardo Rodríguez por el momento.
Eduardo Rodríguez estaba anunciado hace unos días para ser el abridor en el Opening Day por los BoSox, en su lugar ingresó Nathan Eovaldi al montículo. El día previo se dio a conocer que el venezolano no lanzaría debido a la sospecha de una afección cardiaca.
Como preámbulo, Rodríguez fue detectado positivo a la prueba para COVID-19 antes de que los Medias Rojas reiniciaran sus entrenamientos tras la contingencia por coronavirus, recordemos que esto último se llevó a cabo el día 1 de julio. Tras su convalecencia, el zurdo fue declarado apto para entrenar por los médicos el día 18 del mes en curso. Sin embargo, tras una Resonancia Magnética de control realizada por el área médica de la franquicia, derivó en el hallazgo de una miocarditis.
La miocarditis es la inflamación del músculo cardiaco, las paredes que forman al corazón se hinchan. Eso impide que una de sus funciones principales se lleve a cabo adecuadamente, la de llenarse de sangre y posteriormente bombearla a la circulación. Si la persona afectada realiza ejercicio físico, se presenta un ciclo vicioso, caracterizado por: a mayor actividad física-mayor inflamación de las paredes. Esto, debido a que el corazón en esas condiciones trabaja con un esfuerzo mucho mayor. Al tratarse de un músculo, este crecerá en sus dimensiones aún más, lo que empeorará la inflamación.
Además, un corazón con las paredes inflamadas tiene un riesgo más alto de que falle en el momento de generar el impulso eléctrico para el bombeo de la sangre y queda susceptible a presentar arritmias, que es el latido anómalo del mismo. Estas pueden desencadenar eventos cerebrales como los infartos, al desprenderse coágulos sanguíneos formados de forma anormal dentro del corazón a la circulación del cerebro.
La miocarditis suele deberse a infecciones, principalmente virales. También lo pueden ser bacterianas, parasitarias o por hongos. Otras causas menos comunes comprenden, el abuso de sustancias adictivas, el empleo de algunos medicamentos, la exposición a radiación o la presencia de algunas enfermedades autoinmunes.
No hay manera científica de comprobar de que la que presenta el lanzador de Boston se deba a COVID-19. Sin embargo, ante el antecedente de infección y que se hayan descartado debidamente otras causas, se asume que es secundario al virus que ha desatado la pandemia persistente en la actualidad. Esta patología se presenta en un 7-17% de las personas hospitalizadas con diagnóstico de COVID-19 y hasta en un 59% de las personas que fallecen debido a la misma causa.
Los síntomas de la miocarditis pueden ser: además de arritmias, como describí anteriormente; dolor en el pecho, fatiga y dificultad para respirar. Rodríguez no ha presentado ninguno de ellos, según se informa en la página oficial del equipo. Por lo anterior inferimos, sin que esto haya sido aclarado por su organización, de que se trata de un caso de miocarditis leve.
Los casos leves cursan sin síntomas, o algunas veces, estos se presentan en caso de una actividad física extenuante. En los casos moderados a severos, los síntomas pueden aparecer con actividad de menor intensidad o incluso durante el reposo. En casos graves, el corazón puede fallar por completo generando retención de líquidos en el organismo y empeorando el estado de salud de la persona o desencadenar ataques cardiacos súbitos que pueden ser fatales.
La recomendación de los facultativos para el pitcher ha sido solo reposo, esto permitirá que los latidos del corazón se mantengan dentro de lo normal y sin requerir tanto esfuerzo. Además de darle oportunidad a que su organismo autolimite la inflamación, lo que reducirá el riesgo de complicaciones. El Gualo, como es conocido el nativo de Valencia, Venezuela, está en el cese total de actividades relacionadas con el béisbol desde el 23 de julio.
Está planeado que el próximo día 30 se realice una nueva Resonancia Magnética y algunos otros estudios complementarios, como un ecocardiograma. De estar todo bien, quizás sea reactivado en los días subsecuentes. Si persiste alguna anomalía, no deberá sorprendernos si el equipo decide prolongar el reposo hasta por 3 a 6 meses, tiempo en el que frecuentemente, incluso los casos más leves suelen resolverse.
Esperando haber tenido una explicación comprensible de este padecimiento, deseamos desde la redacción de Pitcheos Salvajes la pronta recuperación a Eduardo Rodríguez, que no curse con ninguna secuela y que esto pronto se olvide. Más allá de ser un pelotero admirado, es un individuo con un entorno familiar que resentiría mucho alguna otra afección hacía su salud.