- Hubo un tiempo en el que había tres equipos de béisbol en la ciudad de Nueva York. Estos eran los Brooklyn Dodgers (Liga Nacional), los New York Giants (Liga Nacional) y los New York Yankees (Liga Americana).
La fuga a California
Walter O’Malley, quien por entonces era el dueño de los Brooklyn Dodgers llevaba unos años pidiendo a la ciudad de Nueva York que le construyeran un nuevo estadio en el barrio de Brooklyn. Llegó a amenazar al alcalde Robert Wagner con llevarse al equipo de la ciudad, pero este no se tomó las amenazas en serio. Sí lo hizo cuando Los Ángeles le ofreció a O’Malley un nuevo estadio en el área Chavez Ravine. Wagner hizo un último intento desesperado para mantener la franquicia en la ciudad, y estaba dispuesto a construir un nuevo estadio en el barrio de Queens, sin embargo, O’Malley solo estaba interesado en construir un estadio bajo sus condiciones en Brooklyn.
No solo tomó la decisión de llevarse la franquicia a Hollywood, sino que convenció a Horace Stoneham, dueño de los New York Giants, de que llevara su franquicia a San Francisco en vez de a Minneapolis como tenía planeado para mantener la rivalidad neoyorquina.
De esta forma, la Liga Nacional se quedó sin ningún equipo neoyorquino, y los New York Yankees como el único equipo de béisbol de la gran manzana, jugando en la Liga Americana.
Nuevos planes para el béisbol y para Nueva York
El alcalde de Nueva York, Robert Wagner, quien intentó demasiado tarde retener a los Dodgers con un nuevo estadio en Queens, se puso manos a la obra para traer un nuevo equipo a la ciudad.
Para ello, formó un comité junto a James Farley (Ex jefe de correos generales), el abogado Bill Shea y los empresarios Clint Blume y Bernard Gimbel.
Ese mismo año, 1959, el abogado de Nueva York William Shea anuncia la formación de una tercera liga de béisbol, la Liga Continental. Apenas un año después, la Liga Continental se disuelve con la promesa de que cuatro de sus franquicias formen parte de una extensión en la Liga Nacional y Americana, de dos equipos cada una.
Para este nuevo equipo neoyorquino empezaron a considerarse varios nombres: Rebels, Avengers, Continentals, Skyliners… así como Islanders o Jets, que en el futuro marcaron el nombre de otras franquicias deportivas. Pero hubo uno por encima del resto, uno que enamoró a la prensa y fanaticada de la época y que hacía referencia a los extintos New York Metropolitans de la Asociación Americana.
El 8 de mayo de 1961 el club se anuncia como los New York “Mets”, como abreviatura de su nombre corporativo (New York Metropolitan Baseball Club). Meses más tarde presentaron el logotipo circular de la franquicia, que se mantiene a día de hoy con pequeñas modificaciones. Un contorno que representa una pelota de béisbol, la palabra Mets en naranja y la N sobre la Y como utilizaban los New York Giants, por encima de un horizonte de edificios de color azul.
¿Un edificio cualquiera? ¿Una panorámica al azar? Para nada.
Los Mets querían dejar claro que representaban a la ciudad de Nueva York y se encargaron de escoger cuidadosamente cada edificio representado.
De izquierda a derecha: Una torre de iglesia en honor a Brooklyn, el barrio de las iglesias. El Williamsburg Savings Bank, el edificio más alto de Brooklyn. El edificio Woolworth de Broadway, Manhattan. El Empire State Building entre los edificios del Midtown y a la derecha el edificio de las naciones unidas.
Los New York Mets eran el regreso de un equipo neoyorquino a la Liga Nacional, y escogieron los colores de quienes representaron a la gran manzana anteriormente para, de esta forma, atraer a las aficiones que se quedaron huérfanas y sin representación.
El azul de los Brooklyn Dodgers y el naranja de los New York Giants, que sumados al blanco de sus uniformes, simbolizan la bandera de Nueva York.