«Todos en algún momento tendremos desafíos, sabemos eso. Todos seremos presionados. A veces los desafíos vienen en diferentes formas, en diferentes obstáculos, en diferentes problemas. Pero la cuestión sigue siendo la misma: ¿Que vamos a hacer al respecto?.
Las palabras de arriba pertenecen a Jim Abbott que lanzó por 10 años en las mayores, fue All-American en su universidad, se colgó una medalla de oro en un Juego Olímpicos (Seúl 88), ganó más de 80 partidos en su trayectoria con Angels, Yankees, White Sox y Brewers. El momento culmine de su carrera deportiva fue en 1993, cuando lanzó un no-hitter vistiendo la camiseta de los «Mulos del Bronx». Abbott, nació con su mano derecha incompleta (termina a la altura de la muñeca), y hasta el momento es el único lanzador en en la historia de Major League Baseball en estar en un campo de juego con una sola mano.
De «Capitán Hook» a atleta prodigio
Jim Abbott nació en Flint (Michigan) en 1967, fue el tercero de tres hermanos y a pesar de tener el apoyo de su familia, desde pequeño nada le fue fácil en la vida. En sus primeros años de escuela primaria sus compañeros le llamaban «Capitán Hook», porque usaba una prótesis de fibra de vidrio en su mano que finalizaba en forma de gancho, el cual trataba de ocultar en su bolsillo cada vez que podía.
Jim amaba el béisbol, de muy pequeño pasaba junto a su padre muchas horas viendo al resto de los chicos jugar en su Flint natal. Su ganas y perseverancia lo hicieron practicar desde los 5 años muchísimas de horas contra una pared en el patio de su casa con una pelota de goma y un guante, para trabajar en la mecánica.
Las horas, los días, semanas y meses de practica bajo la supervisión de su padre le dieron sus frutos, puesto que logró desarrollar la repentización para fildear y lanzar.
Su técnica en su wind-up previo al pitcheo consistía en: elevar sus manos por encima de su cabeza, con el guante posando la muñeca derecha, con la bola levemente apoyada sobre sobre el guante. Una vez realizado el lanzamiento en fracciones de segundo acercaba con su brazo el guante (que estaba en la muñeca derecha) y se lo colocaba su mano de lanzar (izquierda), de esa manera queda listo para fildear.
En caso de tener que realizar un tiro a las bases, sostenía su guante (casi acunándolo) entre su torso, mano/codo y pectoral derecho, para terminar realizando el tiro a las bases con su zurda. El ex-serpentinero reconoce que aprendió antes la técnica para lanzar y fidelar que a atarse los cordones de los zapatos.
Flint Central High School, los Wolverines y la selección de Estados Unidos
A los 11 años el pequeño Jim participó su primer juego de Little League y tiró un no–hitter por 5 entradas, ya en la secundaria Flint Central High School comenzó a forjarse su leyenda, se cuenta que en uno de sus primeros partidos retiró a 7 rivales consecutivos que intentaron tocarle la pelota.
En su último año en en el instituto secundario terminó con un ERA de 0.76, 148 ponches en 74 entradas lanzadas y lanzó 4 juegos sin permitir hits ni carreras. Además promedió en la caja de bateo .427 y lideró al equipo en cuadrángulares (7). Asimismo jugó las posiciones de primera base y jardinero. Abbott era tan buen atleta que se destacó en equipos de football (llegó a lanzar 3 pases de TD en un juego) y baloncesto. Al finalizar sus estudios secundarios fue drafteado por los Toronto Blue Jays pero prefirió la pelota colegial.
Eligió a los Wolverines de Michigan para continuar su carrera en la NCAA, en 1986 como freshman lanzó el primer partido de pretemporada de su equipo, terminó el año con un récord de 6-2 en 14 juegos (10 aperturas) y se coronó campeón de la Conferencia BIG 10. Su segundo año en Ann Arbor fue en dónde comenzó a ganarse el título de Ace del equipo, puesto que ganó 11 encuentros, finalizó con un porcentaje de carreras limpias de 2.08, ponchando a 186 rivales. Esa misma temporada ganó el James E. Sullivan Award al mejor atleta amateur del año en Estados Unidos, superando a deportistas de la talla de David Robinson (baloncesto), Karch Kiraly (voley) y Mark Schultz (lucha), también en 1987 fue reconocido como el premio al mejor beisbolista universitario (Spikes Award). Y en 1988 fue galardonado con el Big Ten Jesse Owens Male Athlete of the Year, como el mejor deportista masculino de su conferencia. Terminó su carrera colegial con récord de 26-3 y un ERA de 3.03.
El 19 de Julio de 1987 vistiendo los colores del team USA fue participe de un hecho histórico, puesto que se transformó en el primer pitcher de su país en vencer a su similar de Cuba en 25 años, el match fue en el marco de una serie de 5 partidos en La Havana, preparatorios para los Juegos Panamericanos de Indianapolis, en esos Pan Am Games fue el abanderado de Estados Unidos y logró la medalla de plata. Un año después en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 se coronaría campeón olímpico, siendo uno de los héroes de la final puesto que lanzó la ruta completa del juego derrotando Japón 5 a 3.
De college a las grandes ligas sin escalas
Abbott era casi un héroe culto para el mundo beisbolístico americano tanto por sus logros deportivos como por su historia de superación para poder jugar pelota, sin embargo como cuenta en una parte el artículo «Jim Abbott was a scout´s dream» de la web del Baseball Hall of Fame, a pesar de su habilidad innata para jugar al béisbol y sus atributos técnicos; el 70% de las organizaciones de MLB le dieron la espalda en sus draft boards.
Los California Angels, estaban dentro en pequeño grupo de equipos que creían en el zurdo de Flint y lo seleccionaron en la primera ronda del draft de 1988 en el puesto N°8. En su primer partido como profesional en el Spring Training de 1989 ante un equipo «B» de los San Diego Padres, Jim Abbott lanzó 3 IP, no le anotaron carreras, ponchó a 4 rivales y solamente permitió 2 hits. Al finalizar el encuentro ante la pregunta de un reportero sobre si fildear sería un problema para el en MLB, respondió:
Ya no trabajo más en eso (refiriéndose al cambio de mano del guante), he estado haciéndolo desde que tenía 5 años y me es simplemente tan natural como atarme los cordones.
La idea original de la gerencia y entrenadores de los «Halos» era que el zurdo serpentinero sea asignado a Doble A o quizás AAA al finalizar del campamento primaveral para desarrollar sus lanzamientos rompientes y luego quizás subirlo al final de temporada. Pero en una decisión de último momento del GM del equipo Mike Port, hizo que Abbott esté en el roster inaugural de la temporada 1989.
El sábado 8 de abril de 1989 y sin siquiera haber pisado un campo de las ligas menores, se produjo el debut de Jim Abbott en MLB, fue enfrentando a los Seattle Mariners en el Angel Stadium y no le fue bien. El oriundo del Estado de Michigan cargó con la derrota, su actuación fue de 4.2 entradas lanzadas, permitió 6 carreras (3 limpias) y los reportes periodísticos de la época hablaron de que en su debut se lo vio nervioso, sin poder ejecutar sus pitcheos y que además no recibió mucha ayuda de su defensa. Al finalizar la temporada terminó con un récord de 12-12, un ERA de 3.92 y terminó quinto en la votación para el novato del año.
Su mejor año en el equipo californiano sin dudas fue en 1991 terminó con un récord de 18-11 y un ERA de 2.89, con 241 entradas lanzadas, lo que hicieron que termine tercero en la votación de ese año del premio Cy Young. En la temporada baja 1993 e impulsado por una disputa contractual entre los Angelinos y su agente Scott Boras, fue canjeado a los Yankees.
Con la camiseta de los «mulos del Bronx» Jim Abbott dejó su nombre escrito en la historia grande de Major League Baseball, el sábado 4 de setiembre de 1993, en el partido número 137 de la temporada, en el antiguo Yankee Stadium, 27.225 espectadores fueron testigos de la gran hazaña del nacido en Flint, del pequeño que en la escuela primaria le decían «Capitán Hook». Ese día James Anthony Abbott, dejó sin hits ni carreras a una alineación de los Cleveland Indians integrada por sluggers de la talla de Kenny Lofton, Albert Belle, Manny Ramírez y Jim Thome. Cuando Randy Velarde, fildeó el rolling de Carlos Baerga en el campocorto e hizo la asistencia a la inicial y la bola llegó al guante Don Mattingly, caía el octavo «no no» en la historia de los Yankees, el primero en casi 10 años en la organización y quizás el más emotivo en la historia del béisbol de grandes ligas.
La estadía de Abbott en el Bronx fue tan solo de 2 zafras quizás no cumplió con todas las expectativas puestas sobre él, su carrera continuo en los White Sox, luego volvió a los Angels por un par de años y fue con los Brewers con los que jugó su último partido en julio de 1999, Jim Abbott se retiró a los 31 años del béisbol.
La inspiración de muchos
La carrera deportiva de Jim Abbott está marcada por muchísimos hitos: su no hitter, sus estadísticas, sus medallas con team USA, su rareza de pasar de lanzar de college a las mayores. Pero lo más importante que nos dejó es su inspiración, su lucha ante una adversidad, su capacidad de adaptarse, su perseverancia para trabajar en pos de conseguir un objetivo y cumplir un sueño.
El legado del zurdo de Flint, son chicos como Carter Smith que nació con un problema en su mano derecha y que a pesar de ello estudio y jugó béisbol 4 años de la universidad de Tennessee-Martin. O los adolescentes Cristian González, Luke Terry y Josh Stevens quienes poseen diferentes tipos de incapacidades en un sus brazos y practican béisbol en sus secundarias gracias y tienen el sueño de llegar a MLB. Tampoco hay que olvidar a Shaquem Griffin, al que le amputaron la mano izquierda por un problema de salud a los cuatro años, situación que no le impidio jugar al fútbol americano, hacer una carrera colegial y recientemente ser seleccionado por Seattle en el draft de la NFL.
Jim Abbott hace más de 30 años le mostró a la sociedad que tener una incapacidad física no es impedimento para practicar deportes y desarrollar una carrera. Actualmente es orador motivacional y asesor invitado de los Angels en los entrenamientos primaverales.