Los Astros son el mejor equipo de la MLB. Por lógica el mejor equipo gana el partido. Por lo general los Astros ganan el partido. Las Series Mundiales parecían abocadas a este silogismo, y sin embargo los Astros tuvieron que esperar hasta el tercer juego de la serie para estrenar su casillero de victorias.
Houston ganó ayer por lógica pura. Ganó porque es mejor equipo que los Nationals. No hicieron nada espectacular, simplemente se aseguraron de que en está ocasión el guion siguiera su curso. Lo hicieron, eso si, con mucha sangre fría. Un descuido hubiera supuesto que las cosas se les pusieran muy complicadas.
Greinke parecía el idóneo para abrir un partido como el de ayer. El tercer ace de los Astros es uno de los jugadores más fríos y calculadores de los últimos años. Un témpano de hielo que en su cuarta apertura en lo que llevamos de octubre encontró su mejor versión. No fue una salida dominante, pero si lo suficientemente buena como para limitar a los Nationals.
En el arsenal de Greinke hay hasta cinco lanzamientos distintos que el diestro es capaz de combinar a diferentes velocidades. Eso es lo que le hace diferente. Los bateadores de Washington consiguieron contactos, pero nunca demasiado buenos. Batazos débiles que en esta ocasión la defensa si supo fildear. Greinke no estuvo brillante, pero cumplió. Hizo lo que ni Cole ni Verlander habían hecho en las aperturas anteriores.
Lo mismo se puede decir de la ofensiva. No estuvieron en fuego, pero fueron capaces de castigar a la pieza más débil de la rotación de los Nats. Los bates de los Astros pusieron la bola en juego y las carreras fueron llegando. En el segundo episodio un batazo suave de Reddick se perdía mansamente en los recovecos del jardín izquierdo. Soto tardó en hacerse con la pelota y Correa anotó la primera.
Brantley fue el siguiente en golpear. El zurdo está siendo un metrónomo en el lineup de los Astros. Un ancla que ayuda a que toda la ofensiva funcione. Parece que no hace mucho. Por momentos pasa hasta desapercibido, parece que todo el peso del ataque recae sobre Bregman, Altuve y Correa, pero aparece siempre que se le necesita. Ayer impulsó dos carreras.
Los Nationals nunca le perdieron la cara al partido. Tuvieron su oportunidad. En la quinta entrada, con el 3-1 en el marcador y un corredor en base, Cabrera consiguió un contacto duró a lo profundo. El rictus de Greinke se alteró por primera vez en el partido. Los comentaristas ya estaban cantando el home run cuando la bola golpeó el muro del exterior izquierdo y se acabó convirtiendo en un doble.
En ese momento A.J. Hinch dio entrada a sus relevistas y en esta ocasión si que cumplieron. Dos hits y siete strike outs en las cuatro entradas largas que lanzaron. Los Astros cogen aire en una serie que se les había puesto muy complicada y esperan salir triunfantes de la emboscada que Dave Martinez les tiene preparada para el cuarto partido. Mientras que ellos van a tener que tirar de bullpen los Nationals contaran con Patrick Corbin. Veremos si vuelve la lógica.