Los dos pesos pesados de la división llegaron a la primera serie que los enfrentó en 2018 en circunstancias muy distintas. Los Red Sox lanzados. Con un récord de 8-1 y una racha de 8 victorias consecutivas. Sus mejores armas: un pitcheo que estaba haciendo enmudecer a las ofensivas rivales y un un lineup muy largo basado en el contacto. El Yankees-Red Sox.
Los Yankees se plantaban en un Fenway siempre hostil con con un ramplón 5-5 y con la necesidad de demostrar que la buena racha de sus rivales se debía casi exclusivamente a haberse enfrentado a equipos de chichinabo. Lo cierto es que el ataque de los Bombarderos no estaba rindiendo según lo esperado. Pesado, rígido, descompensado y decepcionante. Con una parte alta de la línea de bateo que depende demasiado del home run y una parte baja que no asusta en absoluto. Solo Didi Gregorius y Aaron Judge estaban cumpliendo con las expectativas.
La serie dio todo lo que podíamos esperar. Hubo una paliza de Boston para abrir boca, una furibunda victoria de los Yankees en el segundo asalto y un tercer encuentro en el que vimos la verdadera distancia que existe entre los dos conjuntos a día de hoy. Los Red Sox salen muy reforzados de la serie. Sintiéndose, incluso, “vencedores” del choque que perdieron porque demostraron tener más carácter que los Yankees.
Pasemos a continuación a ver los temas más interesantes que nos ha dejado este primer Yankees-Red Sox.
1- La vuelta de La Rivalidad. Así, con mayúscula. Lo cierto es que La Rivalidad entre Yankees y Red Sox llevaba muerta desde el 2008. A pesar de que los medios siguieran utilizando la palabra de marras para hacer más atractivos los choques entre ambos equipos no había animadversión entre una y otra escuadra. En parte porque los jugadores no sentían ese odio que si existió a principio de los 2000s por sus rivales y en parte porque no hubo ninguna lucha seria por la división. Cuando los Red Sox resultaban competitivos los Yankees eran mediocres y viceversa.
El año pasado ya se vislumbró que La Rivalidad iba a volver. Ambos conjuntos lucharon por la División hasta el último momento y solo su bisoñez y juventud nos privó del enfrentamiento fratricida que con total seguridad vamos a ver en este 2018. La pelea multitudinaria que vimos tras el slide de Austin y el posterior bolazo de Kelly va a ser la primera de muchas. Confirma que en ese pequeño corral que es la División Este de la Liga Americana hay dos gallos con ganas de bronca.
2-El lineup de los Red Sox es muy largo. Quitando a Bradley y Vazquez nos encontramos con 7 bates por encima de la media de la liga que se combinan a la perfección. Poseen poder, contacto, capacidad de embasado y piernas. Es una ofensiva capaz de sostener entradas larguísimas que dejan K.O a su oponente. Solo de esta manera se entienden las 9 carreras que los Yankees encajaron en la sexta entrada del primer choque o la remontada ante Tampa en la serie anterior.
Son bateadores con mucho contacto y que tienden a poncharse poco. Además meten presión en las bases y convierten cualquier error de fildeo o wild pitch en una situación de peligro.
3-El lineup de los Yankees es pura pegada. Basta que les des una base por bolas para que el bateador que llegue a continuación te clave un home run y te encuentres con dos carreras en contra sin ni siquiera darte cuenta. El “problema” es que ese bateador debe ser Stanton, Sanchez, Judge o Gregorious. La sensación es que el resto del lineup aporta muy poco. Puede ser un problema grave si llegan lesiones o la pelota no vuela.
4-Stanton ya no asusta tanto. Se ha ido de la serie con unos números muy dignos: 6 hits, 3 anotadas y 3 impulsadas. Pero las sensaciones que trasmite no son del todo buenas. Sale le hizo parecer un novato en el primer partido. Hace swings muy duros a prácticamente todo lo que le lanzan y está siendo muy vulnerables a las bolas rápidas.
5-Betts es un superclase. Lo tiene todo para marcar una época en Boston o donde decida ir. Dominó el primer partido como quiso. Seguramente es junto con Altuve y Trout el jugador más completo que existe actualmente.
6- Joe Kelly es el nuevo héroe de Boston y Tyler Austin, con perdón, un don nadie. El primero ha pasado de ser un abridor fracasado que buscaba su lugar en el bullpen a encarnar ese mantra que sacude Fenway en sus noches mágicas: Yankees suck.
El primera base de los Yankees es un jugador que se las daba de red ass y a la primera de cambios ha demostrado ser un llorón. Realizó un slide duro. De jugador old school. Cuando haces eso sabes a lo que te expones: bolazo. Se lo dieron. Pero en vez de respetar las llamadas reglas no escritas montó el numerito de romper el bate y ponerse a gritar a Kelly. Pero no se fue a por él como si que hizo Arenado esa misma noche. Parecía que quería que el catcher lo parara y luego decir eso de “porque me sujetaron, que si no me lo como”. Pero a Austin no solo no le sujetaron, sino que vio como era el pitcher el que se iba a por él y le decía algo así como: “Chatín, si eres tan valiente y tan bocazas ven pa’ acá”. Austin empezó una pelea en la que ni siquiera quería participar y encima la perdió.
7- El bullpen de los Red Sox es una película de terror. Carson Smith no es el jugador que fue en Seattle. Sigue repartiendo muchos strikes pero también muchos walks. Hembree, Barnes y Kelly son una moneda al aire y Walden y Poyner (que si trasmite algo de confianza) están en su año de debut. Kimbrel está solo ante el peligro.
8-Las aspiraciones de los Yankees se pueden ver muy perjudicadas por su rotación. Los mimbres son buenos, pero les falta un auténtico ace. Severino lo podría ser pero de momento le falta personalidad. Tanaka, Sabathia y Gray son muchas cosas, pero no fiables. Capaces de lo mejor un día y lo peor al día siguiente. Ponen mucha presión en el ataque.
9- Judge parece un bateador algo más paciente y que busca contacto además de poder. No es que se haya convertido en Tony Gwynn de la noche a la mañana, pero viniendo de donde viene algo es algo. En 2017 su número de hits con extra base superaron a los singles y los strikes outs triplicaron a los singles. De momento se está ponchando menos que la campaña pasada y hace swings algo más selectivos. Además se le ve más cómodo en los jardines y parece que podría llegar a los dobles dígitos en bases robadas.
10- Los 16 choques que quedan entre estos dos equipos van a ser deliciosos para cualquier aficionado.