No es que Matt Boyd sea el mejor pitcher de la MLB, ni siquiera la temporada que está realizando en este 2017 se salva de la mediocridad en la que se han instalado unos Detroit Tigers, que están ya como locos pensando en una reestructuración lastrada por los enormes contratos firmados en el pasado y que aún les van a tener con las manos atadas durante unos cuantos años.
No, los registros de 5 victorias, 10 derrotas y ERA de 5,75 con los que Boyd afrontaba su salida del domingo frente a los Chicago White Sox no eran números que hicieran pensar a nadie que podía hacerse historia en Comerica Park. Y sin embargo pasó… o casi.
Tras ocho entradas inmaculadas sin permitir un solo hit y con una clara ventaja de 12-0 a su favor, Matthew Boyd se plantaba en la lomita para eliminar a los últimos tres bateadores y conseguir de esa forma su primer partido completo y, lo que era más importante, el segundo no hitter de la temporada en toda la MLB y el primero de su carrera. Sólo Edinson Vólquez había sido capaz de conseguirlo en esta temporada y el público de Detroit, puesto en pie, jaleaba al lanzador para tratar de llevarle en volandas hacia el estrellato.
Adam Engel fue el primer damnificado, con un batazo alto hacia zona de foul capturado por la defensa. Kevan Smith también fue eliminado en primera base y ya sólo restaba dejar fuera a un bateador para cerrar el partido. Tim Anderson era el siguiente en la rotación de Chicago. Bola en el primer lanzamiento, bola en el segundo, lanzamiento a la zona de strike en el tercero… y ahí la gloria se desvaneció de repente. Anderson conectó un batazo lejano al que no pudieron llegar los exteriores de los Tigers y subía al marcador el primer hit del partido concedido por Boyd. Se había acabado el sueño. Sí, posteriormente eliminó a Yoan Moncada para completar el partido y recibir una atronadora ovación del público local, pero ese domingo las puertas de la historia ya se habían cerrado para él.
No sé si Matt Boyd volverá a tener otra oportunidad como esta, seguramente no. Y sí, ya sé que los bateadores son profesionales y se deben a su equipo hasta el último segundo. Pero con el partido ya perdido con una desventaja de 12 carreras, ese hit conseguido por Anderson apenas va a influir en sus estadísticas y, sin embargo, impidió el no hitter de un lanzador que seguramente no tendrá más opciones de conseguirlo en toda su carrera. Y sé que lo que voy a decir es injusto con Anderson, que hizo lo que debía hacer para el equipo que le paga, pero a mí me hubiera gustado que el domingo el jugador de Chicago hubiera sido un poco menos profesional durante dos minutos y le hubiera permitido a Boyd entrar a formar parte de los libros de historia de la MLB.
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