Los Cubs acaban de firmar a Luke Hagerty, un pitcher que si todo sale bien, podría debutar en las Mayores a la tierna edad de 38 años.
La vida de Luke Hagerty es de película, de una película de superhéroes, pero de esas en las que el protagonista pierde sus poderes.
Aunque Luke Hagerty jugó a varios deportes, entre ellos el baloncesto debido a su altura, siempre tuvo facilidad para colocar la pelota en el plato desde pequeño, por lo que obtuvo una beca para jugar al baseball en la Ball State University, en ese momento lanzaba a 82 millas por hora, y le dijeron que, si su bola rápida llegaba a 94 millas por hora, junto a sus cualidades físicas: un pitcher zurdo de dos metros, podría ser elegido en primera ronda del draft. Así que Luke Hagerty cumplió su parte, en el tercer año de universidad, llegó a esas 94 millas. Y el destino, cumplió la suya, en el Draft del 2002 fue escogido por los Cubs en primera ronda, con el número 32.

En ese momento tenía 21 años, y le volvieron a asegurar, que si todo seguía según lo previsto, en un año estaría lanzando en las Mayores.
Pero como supondréis por la primera frase del artículo, esta vez nada salió como estaba previsto.
A las primeras de cambio se lesionó y le tuvieron que realizar la cirugía Tommy John, perdiendo velocidad en su bola rápida.
Como los Cubs no lo meten en el roster de 40, los Miami Marlins lo reclaman por la Regla 5, y es en ese momento donde aparecen sus problemas de “yips” o de bloqueo mental.
En una práctica de bateo del Spring Traning con los Marlins, se dispone a lanzar entre otros a Miguel Cabrera, Carlos Delgado, Mike Lowell y Luis Castillo. Normalmente, antes visualiza mentalmente como va a ser su lanzamiento. Ese día, al cerrarlos veía que golpeaba al bateador. De repente, su habilidad para localizar su lanzamiento sobre un plato de 17 pulgadas se desvaneció. Nadie sabe qué hacer, ni cómo solucionar estos “yips”, una vez que empiezan, te devoran por dentro y no te sueltan. La mayor pesadilla de cualquier lanzador, “olvidar” como lanzar en un instante. Su súperpoder había encontrado su kriptonita.
Después de eso, siguió vagando por distintos equipos de las menores hasta que en el 2008 se rindieron con él y dejó el baseball. Su sueño de jugar en Wrigley Field se había esfumado.
Pasan los años, se saca una carrera en la Arizona State´s College of Health Solutions, y empieza a trabajar en un centro de alto rendimiento deportivo, X2 Athletic Performance en Scottsdale donde, entre otras cosas, ayudará a otras personas a mejorar su técnica de lanzamiento. Sabe que va a tener que agarrar una pelota de nuevo, pero, sin la presión de los partidos, esta vez ayudando a otras personas, su mano no tiembla, poco a poco vuelve a lanzar de forma natural y recupera su lanzamiento de 94 millas por hora.
En su trabajo estudian traer un nuevo sistema de Seattle: Driveline Baseball, un mini laboratorio de alto rendimiento, lo último en tecnología para pitchers.
Deciden que el conejillo de indias idóneo para comprobar su eficacia es Luke.
Los resultados son asombrosos, y con la ayuda de la tecnología y las cámaras, corrige y mejora sus lanzamientos, lanzando cada vez más fuerte. Y no solo mejora su bola rápida, escoge cualquier tipo de lanzamiento: un breaking ball o un changeup y estudia su técnica depurando los fallos hasta convertirlos en dignos de pitchers de las Mayores. El mini laboratorio funciona, no hay duda.
También trata su bloqueo mental con una doctora que también ayudaba a jugadores de golf con el mismo problema de “yips” (en la película de 1996 “Tin Cup” Kevin Costner era un golfista que sufría también “yips” que le hacen olvidar su swing y lo trata con una doctora para recuperarlo).
Uno de los pasos de su terapia, es cerrar una fecha para una sesión abierta de pitcheo donde mostrar todas sus nuevas habilidades a distintos scouts. Algo que iba aplazando cada vez con una excusa distinta. Así que finalmente cierran una fecha, el 13 de enero de 2019 vendrán a verlo 40 scouts de 19 organizaciones de las Grandes Ligas, dos equipos de la Liga Mexicana y uno de la Japonesa.

Llega el día, y se siente como antes de que llegasen los “yips”. Cierra los ojos para visualizar, y esta vez ve “strikes”.
A las 11:01 se sube al montículo de Driveline, 12 años después de dejar el baseball ¿habrá recuperado su magia?
Primer lanzamiento, una bola rápida, el radar muestra 96,3 millas por hora.
Combina bolas rápidas con sliders, bolas curvas y changeups perfectamente ejecutados.
Ese día los “yips” no aparecieron por ningún lado.
Una de sus bolas rápidas llega a 98,5 millas por hora, pero lo que deja maravillados a los ojeadores es la media de las 17 bolas rápidas… ¡¡96,9 millas por hora!!
No está mal para este Benjamin Button, que al contrario que el resto de la humanidad, va ganando velocidad y fuerza según pasan los años.
Los Cachorros vuelven a firmar a Luke Hagerty 16 años y medio después, también le ofrecieron un contrato los Brewers, pero él siente que todavía le debe algo a los Cubs…y a su sueño de jugar en Wrigley Field.
Se le ha garantizado que estará en el Spring Training de los de Chicago, así que tengo claro que en esos partidos no estaré pendiente ni de Baez, ni de Rizzo ni de ninguna otra estrella…estaré atento a los strikes que consiga un “rookie” de 38 años que me volverá a convencer de que el baseball es el deporte más especial del mundo.
Y si soy sincero, esto hace que a pesar de mis años siga soñando con ser el segunda base titular de los Chicago Cubs.
Gracias, Luke.