El 8 de marzo de 2022, la ciudad esmeralda se quedó deportivamente huérfana.
La mega estrella Russel Wilson, quarterback titular de los Seattle Seahawks es objeto de un traspaso histórico, empaquetando sus maletas y su tremendo talento en dirección a Denver. La franquicia más importante de la ciudad pierde a su máxima estrella protagonizando un golpe tremendo, tanto para la entidad como para el aficionado.
Pongamos un poco de contexto en el que se mueve Seattle y sus aficionados, y es que estos no se encuentran precisamente en un momento deportivo donde puedan sacar pecho.
– La NHL apenas ha llegado a la ciudad, los Krakens iniciaron su andadura el año pasado en la liga quedando últimos de la división pacífico
– La NBA ni está ni se le espera, aunque hay constantes rumores sobre una más que merecida vuelta de los flamantes SuperSonics, algo muy esperado en la capital de Washington.
– En la NFL se encuentran los Seahawks, el equipo más poderoso de la ciudad que, de nuevo, protagonizaron un 2021 decepcionante, últimos en la NFC Oeste y en plena reconstrucción con la venta de Russel.
Y así llegamos a la única buena noticia del año pasado, en la MLB los Mariners casi (CASI) consiguen el pase a la Wild Card, que, en el caso de haberse conseguido, habría finalizado la racha negativa más grande de toda franquicia que compite en grandes ligas en USA, donde llevan más de 21 años sin conseguir entrar en playoff.
Pero no se consiguió, y esto fue lo único medianamente interesante para la ciudad. Ese es el nivel.
En el deporte estadounidense, los valores de las franquicias intentan ser referentes de la ciudad donde están. Son entidades con prestigio nacional, pero procuran ser muy locales en sus campañas, promociones, diseños, etc. Su objetivo no es tanto conseguir seguidores y fanáticos en otras latitudes del propio país, sino más bien afianzar a las personas con las que comparten espacio. Es innegable que un habitante de Seattle (ponga aquí su ciudad favorita) no necesita ser un devoto de un equipo para que se alegre por las victorias de los de su alrededor, siguiendo los pasos de estos y yendo a algún partido ocasional.
Por eso la venta de Wilson fue tan importante, era él quién generaba la mayoría de noticias, entrevistas, venta de camisetas, etc. Hasta que, en ese vacío existencial, la ciudad encontró a otro ídolo inesperado, en un equipo inesperado. Mr. Seattle se puso el uniforme y empezó a ilusionar a la metrópoli.