Si los lanzadores de los Dodgers van a soñar con una imagen durante los próximos días, esa es la de Eddie Rosario. El puertorriqueño ayer volvió a ser el héroe de su equipo y con un jonrón de tres carreras desatascó un partido empatado hasta el momento y, de paso, sacudió los fantasmas de la remontada angelina que sobrevolaba el Truist Park.
Lo cierto es que las cosas no pintaban bien para los Dodgers desde antes del inicio del partido, cuando se supo que Max Scherzer no estaba en condiciones de lanzar y Dave Roberts, en otra decisión cuanto menos cuestionable, volvía a demostrar su poca fe en los lanzadores del equipo (¿para que se incluyó a David Price en el roster?) y le dejaba la responsabilidad a Walker Buehler con descanso corto.
Tan solo cuatro entradas duró el pitcher de Los Angeles, que ya en la primera entrada tuvo que sufrir las acometidas de Rosario (eliminado luego en una doble matanza) y los dobles de Ozzie Albies y de Austin Riley que ponían en ventaja a los de Georgia en el marcador.
La cuarta entrada iba a ser la que rompería el partido. Primero golpearon los Dodgers, forzando el empate gracias a una carrera impulsada por Cody Bellinger. Pero en la parte baja de la misma el signo del encuentro de iba a inclinar hacia Atlanta de forma inexorable. Con dos eliminados Buehler comenzó a flaquear, otorgando una base por bolas a Travis d’Arnaud y cediendo después un doble ante Ehire Adrianza, que había sustituido al bate al pitcher Ian Anderson.
Y llegó el momento del gran héroe no solo del partido sino de esta eliminatoria, Eddie Rosario. De nuevo el boricua cazaba una pelota en plena zona de strike para enviarla fuera del campo y sumar tres carreras que a la postre resultarían definitivas para el devenir del encuentro.
Pero si algo ha caracterizado a estos Dodgers es que no se rinden jamás. En la séptima entrada Luke Jackson cedía un doble a Chris Taylor, caminaba a Cody Bellinger y cedía otro doble más ante A.J. Pollock para que Taylor pusiera el 4-2 en el marcador. Los Dodgers tenían a corredores en segunda y tercera sin eliminados. De nuevo la sombra de la remontada angelina comenzó a planear sobre el estadio.
Entonces llegó el turno del que sería el segundo héroe de la noche, el relevista Tyler Matzek, que con tres ponches consecutivos sobre Albert Pujols, Steven Souza Jr. y Mookie Betts cerró la entrada sin ceder una sola carrera más ante el delirio de los aficionados de Atlanta que llenaban el estadio.
Ahí se acabó el encuentro, Los Dodgers no pudieron reponerse del mazazo que supuso esa entrada para sus aspiraciones y ya no fueron capaces de alcanzar base en ningún otro turno. Will Smith cerró el encuentro para que los jugadores de los Braves se fundieran en un abrazo en el centro del campo, exultantes tras alcanzar de nuevo unas Series Mundiales que no pisaban desde 1999.
Eddie Rosario se llevaba, muy merecidamente, el título de jugador más valioso de estas series. Ahora le esperan los Houston Astros en la gran semana del béisbol norteamericano, con nombres como José Altuve, Carlos Correa o Alex Bregman que buscarán arrebatarle a Rosario el título de héroe que tan merecidamente ha conquistado en estos días.