Vamos a ser sinceros, el 99% de los presentes no sabemos cómo funcionan los diferidos en la MLB. No tenemos ni idea, pero ni remotamente, de las implicaciones de las alteraciones de contratos. Solo replicamos a los que saben sin menor atisbo de aprendizaje en la mayoría de los casos, pero nos creemos que somos capaces de emitir juicios de valor sobre el asunto. Es el producto de vivir en el mundo de las redes sociales. No es nuestra culpa, en parte, pero sí lo es. Nadie entiende el sistema, pero los Dodgers están alterándolo. Eso lo tenemos claro.
Mi pregunta entonces recae en cómo afecta los demás equipos estos diferidos. Pero no encuentro una respuesta concreta más allá de que están alterando el sistema. Pero en mi, más que escaso, conocimiento del tema, sé que los Dodgers no son los únicos que están aprovechándose de esto. Sí es verdad que son los que más al límite lo están llevando, pero no son los únicos.
Entonces, ¿por qué criticamos tanto a los Dodgers? Uno. Porque llevan el sistema a la extenuación del mismo. Dos. Porque ganan y no parecen dispuestos a dejar de ganar. Y eso nos molesta, dado que nuestros equipos son purria en ese aspecto. Hablando en plata. El problema es la envidia, no lo que hacen los Dodgers.
Me voy a centrar en el punto dos y voy a exponer porque pienso que la envidia es la que mueve la crítica a los Dodgers.
Nadie en su día criticó a los Nationals cuando diferían dinero de Strasburg, Scherzer y Corbin para tener un equipo competitivo. Los Nationals tenían a tres de los pitchers mejor pagados de la liga (Strasburg y Scherzer eran los dos jugadores mejor pagados de la liga ese año) y a Ryan Zimmerman, y no pagaban impuesto de lujo (o CBT, como prefieran). Gracias a los jugadores en pre-arbitraje y arbitraje. Gracias a los diferidos.
Tampoco hemos escuchado mucha queja cuando los Braves firmaban a sus jóvenes estrellas valores por debajo del mercado para ahorrarse dinero a largo plazo. Tampoco cuando todo el lineup de los Braves tiene el mismo impacto que Ohtani, Betts y Freeman en conjunto. O cuando Chris Sale, recién nombrado Cy Young de la Nacional, sólo tiene un impacto contra el CBT de 3 millones.
Menos aún cuando son los Padres, uno de esos equipos teóricamente afectados, o los Phillies, uno de los teóricos beneficiados, los que añaden años de contrato para minimizar el impacto del CBT de sus estrellas. Sólo por añadir un año a los contratos de Machado y Bogaerts, los Padres se han ahorrado 10 millones de CBT en dos temporadas. Es el equivalente a lo que contabiliza Michael King en 2025. En el caso de los Phillies, esos años extra en Harper y Turner les dan unos 6 millones al año. Es el impacto que tiene el nuevo contrato de Cristopher Sanchez. Es como si jugara “gratis” en los Phillies.
Tampoco nos echamos las manos a la cabeza cuando los Diamondbacks manipularon el contrato de Corbin Carroll. Vamos a explicarlo brevemente. El máximo que puede ganar la estrella de los Diamondbacks de su contrato son 154 millones en 9 años. Si hacemos una cuenta rápida, vemos que eso son 17,11 millones al año, pero la contabilidad muestra que Carroll tiene un impacto de 13,875 contra el CBT. ¿Dónde desaparece ese dinero? En concreto desaparecen 43 millones. En dos aspectos, 20 millones del contrato de Carroll son aumentos de sueldo por ganar el MVP entre 2028 y 2030. Los restantes 23 son los millones no garantizados de una opción de 28 kilos en 2031. Con este sencillo truco te ahorras 3,24 millones al año. O lo que es lo mismo, un A.J. Puk o un Geraldo Perdomo por temporada.
Unos Diamondbacks que, por cierto, difirieron, 37,5 millones del contrato de Zack Greinke. Porque no solo los Dodgers difieren. Solo hay que mirar las cuentas de los Orioles para ver que buena parte del contrato de Chris Davis está en los libros de los de Baltimore. Del mismo modo que Christian Yelich tiene 3 millones diferidos al año en su contrato con los Brewers, ahorrándose una cifra similar en impacto contra el CBT.
Podríamos seguir, pero la lista sería mucho más larga.
La extenuación del sistema
Los Dodgers están siendo ahora vilipendiados por las masas porque han mostrado las fallas de un sistema. Que los contratos de Tommy Edman, Will Smith, Freddie Freeman, Blake Snell, Mookie Betts y Shohei Ohtani estén diferidos es una broma para el espectador medio. Especialmente lo de Ohtani, que es lo que ha terminado por detonar el problema.
Y está claro que debería ser un asunto a tratar por la MLB. Limitar la cantidad de diferido de un contrato (algo parecido a lo que se ha hecho con los bonus del draft) podría ser una solución al problema. O incluso un nuevo cálculo de los intereses y el valor presente de los contratos podría arreglar el sistema.
¿Va a pasar? Probablemente no. La razón: no sólo los Dodgers se benefician de todo esto. El “imperio del mal” lo hace.
Mientras sigan ganando los Dodgers, la gente apretará mucho los puños. Cuando eso no pase (y entre medias se limite la polémica) todos procederán a decir que tenían razón. ¿En qué? Eso queda para el futuro.