No todos los estadios de béisbol son iguales, cada uno tiene unas características propias que lo convierten en único. No es lo mismo batear en el Yankee Stadium, 112 Home Runs en 2017 que en AT&T Park de San Francisco, 86 Home Runs en el mismo año. O en el estadio de los Colorado Rockies, Coors Field, mejor estadio para los bateadores según la media de los últimos 5 años, que, en el Citi Field de los Mets, mejor estadio para los pitchers con la media de los últimos 5 años. Y para ver la influencia de este aspecto tan particular en el juego tenemos una estadística, los Park Factors (la influencia de los estadios en las estadísticas del jugador). Es fácil entender que es más sencillo batear en Colorado que en el campo de los Mets, pero queremos cuantificar esta dificultad, y es lo que intentaremos hacer aquí.
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Una característica de los estadios que nos muestra claramente la diferencia de cada uno de ellos es la distancia entre el plate y la profundidad hasta el Home Run. El Comiskey Park de Chicago tenía en 1910 una distancia en de plate a la zona más profunda del Centefield de 138,5 metros, que pasó a 122,2 metros en 1983, una diferencia de 16,3 metros, que es mucho. Lógicamente era más fácil conseguir un Home Run por el centro en el 83 que en el año 10.
Otro factor que influye es la superficie total del terreno de juego, a más metros cuadrados de superficie más fácil es conseguir hits que a menos metros cuadrados. A más superficie habrá más terreno a cubrir, por lo que será más difícil de defender.
También influye la altura del estadio, a más altura, Colorado, la presión atmosférica es menor, menor resistencia a la bola que hace que esta se desplace más distancia y con más velocidad.
Todos estos factores los podemos medir de forma indirecta con las carreras conseguidas durante el partido. Un equipo juega la mitad de sus partidos en casa, 81, y viendo su rendimiento en casa, tanto en carreras anotadas como recibidas, y comparándola con las carreras anotadas y recibidas cuando juega de visitante nos dará una idea de la influencia del estadio en las estadísticas de los jugadores y en el juego mismo. A esta estadística la denominaremos Park Factors (PF).
La fórmula del Park Factors sería la siguiente:
En el numerado tendríamos la producción del equipo en casa, las carreras anotadas, las recibidas y los partidos jugados de local. En el denominador nos encontramos sus números como visitante, las anotadas, las recibidas y los partidos jugados.
Calculemos el Park Factors para Coors Field durante esta temporada 2018.
*Carreras conseguidas en casa: 445
*Carreras recibidas en casa: 404
*Carreras conseguidas como visitante: 335
*Carreras recibidas como visitantes: 341
Las mates: ((445+404)/81)/((335+341)/81) = 10,48/8,34 = 1,25
Esto nos dice que en Coors Field es un 25% más fácil conseguir carreras que en el estadio medio ideal -que tendría el valor de 1-. Por lo que una carrera anotada en Coors Field debería tener un valor un 25% menor que una conseguida en estadio neutro. Si cogemos un estadio al azar y que tenga un Park Factors de 0.85, nos diría que conseguir una carrera en ese estadio tendría un valor 15% mayor que conseguirlo en el estadio neutro. Nos sirve esto para ajustar el valor estadístico de las acciones individuales al lugar donde se producen.
Lo ideal, en el cálculo del Park Factors, es hacerlo con la media de los últimos 3 ó 5 años, para así disponer de una muestra mayor de partidos jugados.
Esta valoración también la podríamos utilizar con Hits, Strikeouts, 1B…, lo que queramos, para ver si es más fácil o más complicado conseguir alguna de estas acciones, y ajustarla a las estadísticas individuales de los jugadores.
Park Factors MLB 2018: El mejor estadio para carreras fue el de los Rangers, el peor el de los Marlins. Para Home Runs el mejor el de los Reds, peor Marlins. Hits, mejor Rockies, peor Mets. 2B, mejor Denver, peor Mets. 3B, mejor Diamondbacks, peor Dodgers. Se dieron más bases por bolas en el estadio de los Padres y menos en el de los Dodgers.