Se fue Gerrit Cole de los Pittsburgh Pirates a los Houston Astros, se fue Andrew McCutchen a los San Francisco Giants, seguramente Josh Harrison también parta a un destino más prometedor para su carrera, si miramos rápidamente lo primero que aparece en nuestra mente es el maldito tema de las reconstrucciones.
Si un equipo decide entregar al mejor lanzador del roster, por Colin Moran (jugo en la gran carpa solo 16 juegos en 2 años), Joe Musgrove (en dos años 11-12 y un ERA de 4.52), Michael Feliz (que paso de un ERA 4.43 en 2016 a 5.63 en la última temporada) y Jason Martin (jugador que no figura en el top ten ni de Baseball America ni de Baseball Prospectus). Si además cambia al rostro del roster y la franquicia por el prospecto outfield Bryan Reynolds y por Kyle Crick un lanzador con importantes problemas de control que si no lo mejora estorbará en lugar de ayudar y unos dólares para el mercado internacional. Y si otro de sus grandes jugadores, Josh Harrison, está pidiendo casi a gritos un cambio al afirmar:
“Si de hecho el equipo no espera luchar este año o el próximo, quizás sería mejor para todos los involucrados, que también me cambien.”
Eso desemboca en un solo resultado: un desmembramiento del equipo, y por supuesto solo queda esperar la tan desmoralizante reconstrucción. Y todo este asunto de las reconstrucciones te llevan a un camino muy pantanoso en el que te aseguras como mínimo un par de temporadas absolutamente olvidables.
Pero lo más grave de todo esto es que por fin tenías un equipo interesante, por supuesto que no era un campeón, no era un equipo que conseguiría un anillo, pero con algunas piezas para agregar en el roster podía tener chances. Con la llegada de McCutchen y Cole el equipo volvió a una temporada ganadora después de 20 años de frustraciones, 20 años de más derrotas que triunfos. No solo eso, volvimos a jugar en Octubre durante 3 temporadas seguidas, y parecía que la ciudad podía soñar con algo grande.
La gran cuestión es: ¿quién se hace cargo de esto?, ¿quién es el responsable de que el equipo no llegue al próximo nivel?, ¿Por qué el equipo no terminó de triunfar? Para el dueño de la franquicia claramente no fue el Gerente General Neal Huntignton pues le renovaron el contrato hasta el 2021, y tampoco fue la culpa de Clint Hurdle el mandamás en el campo, pues también tienen un nuevo papelito firmado que dice que hasta el año 21 podrá dirigir a los Pirates.
Pero lo más difícil desde mi punto de vista es encontrar una respuesta para la siguiente pregunta: ¿Que buscan con esta reconstrucción? Quizá esperan encontrar un jugador All-Star, que gane algún guante de oro, o de plata, y que además pueda ser catalogado como MVP: ya lo teníamos en McCutchen, es cierto que no tuvo un gran año, pero dentro suyo tiene lo necesario para liderar al equipo.
Claro está que desde las oficinas no catalogan estos movimientos como “reconstrucción” pues se apoyan en que dentro del roster aun esta Starling Marte (Nuevo jugador franquicia, jajajajajaja), el jardinero derecho Gregory Polanco, el cerrador Felipe Rivero y Jameson Taillon. Pero ninguno de estos tiene los pergaminos de McCutchen. Es más, Marte viene de un 2017 complicado con la sanción que le impusieron por dopaje.
Pero sin importar lo que pase en el diamante o en el club house, vayamos un poco más allá:
Imaginemos a un hombre que va separando durante todo el año 300,00 dólares por mes para comprar el abono para él y su hijo, porque es el único “vicio” que tiene: ver béisbol, y todos los años organiza su verano para ir con su hijo a disfrutar buena pelota y porque no soñar con un otoño glorioso… Pero no, unos señores vestidos de traje en la oficina deciden que el juego que vera será pobre, y que no sueñe con Octubre.
Al fin y al cabo, de eso se trata, de personas fanáticas como yo o como usted que desean ver a los Pirates, que aunque a unos atorrantes con traje caro no les importe en los más mínimo los esfuerzo por acompañar al símbolo de la ciudad, van a estar durante toda la temporada sufriendo con los vaivenes del equipo.