Resumen realizado por Gonzalo Diaz
Resumen:
Se sabía que había talento y nivel en el equipo, tras lo visto en el tramo final de la pasada campaña. Pero nadie apostaba porque, a estas alturas de la temporada, bien pasado el All Star Game, y a puertas de un trade deadline que se avecina loco, el equipo estuviera de lleno en la pelea por un puesto en la post-temporada.
Fundamentado en un sólido lineup (Marte, Carroll, Gurriel, Perdomo, Walker, Moreno), el equipo de Arizona se presentó al parón por el juego de las estrellas con un fabuloso (52-39), al mando de la NL West, por encima de los siempre temidos Dodgers. Todo ello valió para que la gerencia depositara un voto de confianza en el manager Torey Lovullo, renovándolo para el año 2024. Un manager, dicho sea de paso, que siempre ha sacado rendimiento cuando ha tenido de donde sacarlo.
Sin embargo, una mala racha tras la vuelta del parón, ha dejado al equipo con un, todavía esperanzador, 55-49 (es decir, un 3-10 tras el regreso) con aspiraciones reales a todo. Años hacía que no se veía a las Serpientes con un récord positivo a estas alturas de la temporada. Bien es cierto que ahora viene por delante un tramo bastante más duro de la temporada, con un mayor número de encuentros divisionales contra los eternos Dodgers, unos renacidos Giants y los siempre correosos Padres, lo cual va a determinar el destino de la temporada.
Gran parte de la mala racha actual vuelve a recaer en el bullpen. Eterno talón de Aquiles del equipo. Parecía haberse encontrado una buena base en Miguel Castro, Andrew Chafin y Scott McGough. Sin un closer definido, ambos tres mostraron un rendimiento espectacular hasta finales de junio, generando una gran confianza. Sin embargo, esa confianza se he derrumbado por completo tras el partido de las estrellas, y el trío acumula una ERA conjunta tras el regreso por encima de 8. Imposible ganar partidos así.
Es por ello que la gerencia se encuentra ahora ante la bonita disyuntiva de mejorar el equipo en el mercado de traspasos, con lo cual no se contaba, debilitando para ello la granja y el futuro del equipo, para no dejar pasar la oportunidad y competir este año. O si bien, por el contrario, mantener el plan original y considerar esto como un proyecto de futuro y no volverse loco. Lo dicho, bonita encrucijada.
MVP del equipo:
Corbin Carroll (22). No se esperaba menos. Ha respondido a las expectativas: 21 HR y 21 dobles. Demostrando una velocidad endiablada entre las bases y aportando una dosis de liderazgo, algo impropio de sus 22 años, en momento clave con algunos walkoffs ya a su espalda. Las temidas lesiones que tanto le han acompañado en su trayectoria en las menores no han aparecido, aportando una estabilidad que le ha hecho acreedor del tercer o cuarto puesto en el lineup de manera habitual, dejando constancia de la confianza que el staff ha puesto en él desde el principio. Pieza clave sobre la que edificar, fundamentar y sustentar el proyecto venidero de los Dbacks. Candidato número 1 a Rookie del año en la nacional (.287/.366./.918)
https://www.youtube.com/watch?v=_thT-_U_cj8
La respuesta obvia es Zac Gallen. Así lo atestigua su presencia (y apertura) en el All Star Game. Tras una primera parte de la temporada espléndida, que le perfilaba como candidato supremo al Cy Young de la Nacional, su vuelta del parón no ha sido todo lo brillante que se esperaba, y se reza en el desierto para que vuelva a sus mejores números. La respuesta menos obvia a la pregunta es Merrill Kelly, a día de hoy poseedor de mejores número que Gallen, y cuya baja durante tres semanas ha coincidido con la peor racha de la temporada. Ya de nuevo sano, ha vuelto a dejar un gran sabor de boca en su única apertura desde entonces.
https://www.youtube.com/watch?v=Pr4pGWeJD5I
La sorpresa:
Geraldo Perdomo (23). Deciamos en la previa de la temporada que dependía de su bate para ganarse un hueco en el lineup, relegando a Nick Ahmed a la banca. Y vaya si lo ha hecho. Lo que le ha ganado un puesto en el All-Star Game. Bordeando el .300 durante mucha parte de la temporada, el dato que más destaca es su porcentaje en base de casi el 40% (0.389). Durante toda su trayectoria en la menores no había tenido problemas para batear, pero le había costado demostrarlo en su paso por MLB, hasta este año. El poder no es grande, ni se le espera, pero el equipo parece haber encontrado al bateador que abra los partidos para los años venideros
La decepción:
Quizá la respuesta a esta pregunta haya que encontrarla en lo que parecía una fortaleza a principio de temporada: el outfield. Tanto que se llegó a traspasar a Varsho a los Blue Jays, debido al superávit en la posición. Si bien es cierto que Lourdes Gurriel ha cumplido con creces, no es menos verdad que las otras dos supuestas piezas, Alek Thomas y Jake McCarthy, no han rendido el nivel que se esperaba. Tanto que ambos han pasado un tiempo en Reno (AAA), para encontrar aquello que habían perdido. Y es cierto que, sobre todo en el caso de McCarthy, ha funcionado, ya que ha vuelto con mejores registros de bateo. Thomas, por su parte, sigue siendo un seguro en defensa, patrullando el jardín central.
Además el equipo no encuentra abridores más allá de Gallen y Kelly. A olvidar el affair Bumgarner, no hay consistencia en Davies, Henry y Nelson, salvo aperturas esporádicas.
Expectativas ante el cierre de mercado veraniego y pronóstico final de temporada
El comienzo de la temporada hacía presagiar unos D´backs como hacía años que no veíamos en lo referente al mercado de traspasos: agresivos compradores. Hay buenas (y suficientes) piezas en la granja, como para que desprenderse de algunas no fuera un drama. Sin embargo, la mala racha tras el ASG, parece haber enfriado el clima bastante y ya hay voces y rumores que indican que no se perderá la cabeza, lo cual es bastante lógico. El equipo aun está en desarrollo, y para nada entraba en los planes estar compitiendo a estar alturas. Es probable que se traigan piezas baratas para el bullpen (siempre es el bullpen).
La competencia está siendo dura para las plazas de WC, y no alcanzarlas (lo cual creo que acabará pasando) no debe verse como un fracaso, sino como una señal de que el equipo va por el buen camino, reforzarse de pitcheo abridor para el 2024 y entonces sí, exigir más resultados al equipo.