Artículo elaborado por nuestro Ariel Di Nocco
Resumen:
Cada vez que termina un año, vemos al siguiente como una oportunidad para reiniciar y tratar, al menos intentar, corregir lo que no hemos logrado durante los últimos 365 días. Los dirigentes de los históricos Cardenales, un equipo con una rica historia de éxitos, también pensaron lo mismo al final de la temporada pasada. Lamentablemente, las cosas no han salido como ellos, ni nosotros, los fanáticos, hubiéramos esperado. De hecho, ha sido mucho peor de lo que podríamos haber imaginado al finalizar el 2022.
Ser el mejor equipo en los entrenamientos de primavera fue una señal del destino que no esperábamos. Hasta el día de hoy, los Cardenales se encuentran entre los peores equipos de toda la MLB, sólo por delante de equipos en construcción o en proceso de mudanza (nadie puede igualar a los Athletics y su año de “City Disconnect”). Además, comenzaron la temporada con el peor récord en 50 años. Después de una temporada marcada por la despedida de dos leyendas del equipo, Albert Pujols y Yadier Molina, todos esperábamos un año de transición hacia una nueva estructura de equipo, pero manteniendo buenos resultados, especialmente en una división que no suele ser muy competitiva. Sin embargo, las cosas salieron mucho peor de lo esperado. Citando la Ley de Murphy: “si algo puede salir mal, saldrá mal”, aunque creo que incluso fue peor.
Willson Contreras llegó para cubrir el espacio dejado por Molina, y el venezolano era indudablemente la mejor opción disponible en el mercado de fichajes. Sin embargo, nadie hubiera imaginado que, a principios de mayo, sería apartado del equipo por no cumplir con las expectativas o por problemas de “comunicación” con los pitchers abridores. A esto se suma el hecho de que el equipo subió al prospecto Jordan Walker, quien mostró todo su potencial, pero fue enviado de regreso a AAA de forma repentina para “ajustar” su desempeño en defensa (una defensa que, por cierto, ha estado por debajo del nivel de años anteriores). No sólo los Cardenales tuvieron un mal año, sino que la sensación interna es que algo estaba mucho peor de lo que podríamos imaginar.
Tanto a nivel individual como colectivo, el equipo no ha funcionado en lo que va de la temporada, y no hay muchas esperanzas de que la situación mejore. Si al comienzo del año todavía teníamos expectativas de llegar a los playoffs, ahora es una meta que personalmente no creo que los Cardenales puedan alcanzar y que, con honestidad, tampoco merecen.
MVP del equipo:
Al igual que en la temporada anterior, Paul Goldschmidt ha sido el mejor jugador de los Cardenales, aunque este año no haya tenido su mejor desempeño. En una plantilla en la que nadie ha logrado alcanzar un promedio de bateo de .300, aparte de Goldschmidt, destaca Nolan Arenado, pero todos han mostrado destellos de su talento de manera intermitente.
Paul DeJong, subvalorado como siempre, puso su granito de arena, del mismo modo que Brendan Donovan, Nolan Gorman (líder del equipo en HR junto con Arenado al momento de escribir estas líneas) e incluso Tommy Edman, aún con la irregularidad de siempre, o Lars Nootbar que, luego de ‘condimentar’ el Clásico Mundial, parece haberse acostumbrado al sushi, y poco ha mostrado de este lado del mundo. Realmente es difícil este año hablar de MVP porque ningún jugador de toda la plantilla llegó a despegar del todo como para ser considerado “el más valioso”.
Cy Young:
Si retrocedemos rápidamente a esta misma época en 2022, recordaremos que los Cardenales llegaron a un acuerdo con los Yankees para recibir al lanzador zurdo Jordan Montgomery a cambio del jardinero Harrison Bader. En ese momento, fue un movimiento sorprendente para ambas aficiones, pero, a la luz de los acontecimientos, resultó beneficioso para ambos equipos (aunque quizás los seguidores de los Yankees no estén tan de acuerdo debido a la prolongada estadía de Bader en la lista de lesionados).
Montgomery había llegado para reforzar la rotación abridora, pero el destino quiso que termine siendo el único abridor con salidas de calidad, ya que Adam Wainwright pasa por el que parece ser el peor de sus años (justo en el que se suponía que debía retirarse en lo alto) y Miles Mikolas, recién en las últimas salidas, pudo revertir una temporada que parecía irreversible.
Y si el resto de la rotación abridora incluye a un difícilmente recuperable Jack Flaherty o a un Matthew Liberatore que nunca termina de despegar, Montgomery no solamente es el Cy Young del equipo, sino la única carta con la que contamos en una baraja que claramente no nos ha salido favorable.
La sorpresa:
Voy a tomar una cuchara de madera y rascar un poco la olla para ver si en medio de esta tormenta puedo encontrar un arco iris para poder hablar de ‘sorpresa’, aunque tenga que descargar un camión de comillas a esa afirmación. Jordan Walker era la promesa de la siempre fructífera granja de San Luis y la verdad es que cumplió con gran parte de lo que se esperaba de él. Es cierto que estos jóvenes suelen necesitar tiempo de adaptación en las Grandes Ligas y pasan por altibajos antes de encontrar su ritmo, pero, dentro de la mediocridad de un equipo que apenas ha mostrado su grandeza en lo que va de la temporada, el rendimiento del joven de 21 años (aunque su rostro no lo refleje) es digno de destacar.
Tal vez, si busco otra sorpresa, la encuentre en Jordan Hicks, quien ha cerrado juegos de manera decente en varias ocasiones. Es cierto que el derecho no es tan confiable como un reloj (de hecho una comparación más acertada sería un mono con navaja), pero verlo hacer algo de forma consistente por algunos días para mí ya es digno de sorpresa.
La decepción:
Un equipo tan decepcionante obviamente tiene más de un punto ‘flaco’, por lo que al hablar de jugadores que lo han hecho peor de lo que se esperaba se nos inunda la boca de nombres. Pero soltaré solo un puñado. Juan Yepez, un talento que esperábamos que se destacara en este 2023, luego que el padrinazgo de Pujols le diera cierto hype de pase de trono, lamentablemente no estuvo a la altura de las expectativas.
Caso aparte es el de Tyler O’Neill. Ese puñado de músculos supo ser uno de los bates más productivos del equipo. pero. ya en la temporada 2022. las lesiones prácticamente le impidieron tener turnos al bate, y este año no ha sido diferente. Además, cuando ha tenido oportunidad de mostrar buen rendimiento, no terminó de aparecer. Muchos creen que su tiempo en la organización está llegando a su fin y que probablemente sea objeto de intercambio en las próximas semanas.
Expectativas ante el cierre de mercado veraniego y pronóstico final de temporada
Históricamente, San Luis no ha sido agresivo en el mercado de pases, pero, este año, conseguir una pieza tanto en la rotación abridora como para, no digo fortalecer, sino al menos mejorar un poco ese bullpen, (que cada vez que Oli Mármol recurre a él, parece escoger entre granadas sin anilleta) no será tarea fácil, porque Cardenales no están solos en su necesidad y muchos equipos, incluso aquellos con posibilidades reales de llegar a los playoffs, también buscarán reforzarse. Mucha demanda y poca oferta no es una buena combinación y, sinceramente, un equipo de mercado grande como Cardenales, pero con pocas posibilidades de competir a corto plazo, creo que seguirá apostando a cambiar sus propias fichas y acelerar el proceso de crecimiento de sus prospectos.
En el mejor de los casos, este 2023 quedará marcado como uno de esos años que ensombrecen las estadísticas de un equipo histórico que, esperemos, retome pronto sus días de gloria y, por lo pronto, espero personalmente tener más y mejores cosas para destacar a fines de esta temporada y que esta primera mitad sea solo un recuerdo amargo.