Junio de 2016, partido entre los Cubs y los Diamonbacks de Arizona, el primera base All Star Anthony Rizzo está listo en el plato para batear, cuando el cátcher rival Wellington Castillo quiere devolver la pelota a su pitcher Archie Bradley, calcula mal, y le da en toda la cabeza a Rizzo, que se vuelve furioso ante él y le da un empujón…y de repente rompe a reír.
Esta anécdota recoge muy bien el carácter afable de Anthony Rizzo, siempre bromeando y de buen humor. Siempre trata a sus compañeros como hermanos, y se nota que Castillo lo fue durante 3 años en Chicago. Es de esas personas que la ves en el campo siempre con una gran sonrisa, disfrutando cada momento.
Quizá si conoces su historia, encuentres una explicación a esta alegría vital que transmite:
Cuando tenía 17 años fue escogido en sexta ronda por los Red Sox. Todo parecía ir bien en el 2008, jugaba en el equipo Low-A Greenville y en 21 juegos tenía 31 hits con un promedio de .373 y embasamiento de .402.
Se empezó a encontrar mal, y tras un viaje en carretera, notó que tenía las piernas tan hinchadas que había ganado 7 kilos. Fue al Hospital y le diagnosticaron cáncer, tenía solo 18 años.
En Boston el manager por entonces de los Red Sox es Theo Epstein, le deja claro que se encargarán de él. Y le pide a uno de sus pitchers, Jon Lester, si puede darle una charla.
Jon Lester había pasado por lo mismo dos años antes, cuando tenía 22 años. Habla con Rizzo y su padre, que le preguntan sobre todo: sobre como afectó a su vida, cuanto tardó en volver a jugar al baseball, si se le cayó el pelo … Lester responde a todo con paciencia y le da unos consejos sobre cómo afrontar y ganar esa batalla y sobre todo que intente que su forma de vida cambie lo menos posible.
“Era todo lo que necesitaba escuchar” dice hoy Rizzo sobre esa conversación.
Recibe tratamiento de quimioterapia durante 6 meses.
Y hay buenas noticias, los tumores desaparecieron.
Cuando se enteró, Lester dice que se alegró y que sintió como un alivio, sentía que tal vez él tenía algo que ver con esa recuperación.
Pasan los años, Rizzo pasa a los San Diego Padres, y luego es traspasado a los Cubs, donde se destapa como uno de los mejores primera base del baseball.
Año 2014. All-Star Game en Target Field en Minneapolis. Coinciden los dos de nuevo. Lester es el ace de Boston, y se convierte en agente libre ese año. Rizzo habla con él sobre la posibilidad de que recale en unos Cubs en reconstrucción. A posteriori Lester da a esa conversación mucha culpa de que acabase en Chicago, dice que no fue la típica charla superflua, sino una con alguien con quien tenía una conexión especial y que hablaron de cosas más profundas.
El resto es historia: fueron dos de las piezas más importantes del equipo que ganó las World Series de 2016.
Sus compañeros dicen que son como hermanos: Lester es el tipo serio de gran corazón y Rizzo la persona divertida que no quiere que nadie quede fuera. Kris Bryant: “Jon ayudó a Anthony en un momento muy difícil, por lo que tienen una relación que ninguno de nosotros puede tener. Son líderes de este equipo, y sus experiencias pasadas formaron eso”
Un suceso que muestra el carácter indoblegable de Rizzo: antes de empezar el Juego 5 de las World Series cuando iban perdiendo la serie 3-1 y todo el mundo daba ya ganador a los Indians, Rizzo no se rindió, él no podía, había aprendido a que uno no debe bajar los brazos jamás. Así que puso por todas las televisiones del vestuario la película Rocky (1976), y cuando el equipo salió a jugar a Wrigley Field, hizo que sonase su banda sonora a todo volumen por la megafonía, empezando una de las remontadas más épicas vistas jamás en el baseball. ¿No me digan que no es para quererlo?
Después de toda la enfermedad, Rizzo no se quedó de brazos cruzados, creó la Anthony Rizzo Family Foundation que recauda fondos para la lucha contra el cáncer.
Aquí está el video donde inaugura un ala del Hospital Infantil Lurie con su nombre tras realizar una donación de 3,5 millones de dólares. Se emociona cuando se acuerda de estar sentado ahí 10 años antes con su madre, esperando su quimioterapia:
No solo realiza ayudas de tipo monetario, él conoce el sufrimiento de primera mano, sabe lo duro que es pasar por ello, para las familias, así que, entre partido y partido o incluso durante ellos, lo verás rodeado de niños que están pasando por la enfermedad, animándolos y apoyándolos en todo lo que puede.
Si quieres saber porque es mi jugador favorito de Chicago, y por qué me enorgullece llevar la camiseta de los Cubs con su nombre en la espalda, no es por las fotos levantando trofeos, es por fotos como estas con sus “hermanos” pequeños:
Cuando alguien piensa que al enfermar ya no hay salida o que es el fin, les motiva con una frase:
«A los 18 años me diagnosticaron un cáncer, a las 23 me nombraron All-Star»
Siempre que tienes un jugador favorito, buscas algo que te identifique con él: lo de ser tan buena persona, lo veo muy difícil.
Así que me identifico más con otra cosa un poco más egoísta que hizo: al conseguir el out definitivo, que le dan las World Series de 2016, el más importante de la historia de los Cubs, antes de ir a abrazar a sus compañeros…se guarda la pelota disimuladamente para él, eso sí que estoy seguro de que lo haría, sin ninguna duda.