Llegaba el quinto partido con el primer match ball para los bostonianos, con la moral por las nubes tras alcanzar la noche anterior la mayor remontada en su historia de postemporada, rehaciendo un 4-0 a partir de la séptima.
La historia totalmente a favor de los de Nueva Inglaterra, jamás habían perdido unas Series Mundiales encontrándose 3-1, y totalmente en contra de los californianos que jamás habían remontado un 3-1 en las finales. El último precedente de recuperación de un 3-1, muy reciente, los Cubs del 2016.
En el lineup Red Sox entraba Eduardo Núñez por Rafael Devers en la tercera base. En el Dodger, Kike Hernández por Cody Bellinger en el Center Fielder. Diestros por zurdos.
Ambos equipos con sus Aces en el montículo, sí, también en el caso de unos Red Sox que han visto a Chris Sale desparecer en postemporada, una desaparición llena de misterios y a la espera de una explicación.
Por los Dodgers, un Clayton Kershaw llamado a reivindicarse y hacer olvidar, en un partido a vida o muerte para su equipo, su mala salida en el primero de las Series Mundiales. Pero no empezó bien el tejano, tras eliminar a un Mookie Betts que en esta entrada alcanzaba una racha de 0 de 12, vio embasarse a Andrew Benintendi, y a un inconmensurable Steve Pearce que anotaba un HR de dos carreras, para empezar con un 2-0. 9-0 para Red Sox esta postemporada cuando anotaba primero.
Pero tampoco empezó perfecto un David Price que abrió el segundo partido, lanzó en el tercero, y calentó en el cuarto. En su primer lanzamiento, Home Run de David Freese. 2-1
A partir de ese momento partido cerrado, con grave error en la tercera, no computable como tal y excusado en la iluminación, pero grave error al fin y al cabo, de JD Martínez que permitió un triple angelino para David Freese, y que dio fundamento a aquellos que ven caro el precio que se paga por disponer del bate cubano en territorio de la Liga Nacional.
Y cerrado seguiría el partido hasta la sexta entrada en que Mookie Betts rompería su nefasta racha con un HR que pondría el 3-1 en el tablón, pasando a 4-1 en la séptima con otro Home Run, esta vez de un JD Martínez que reparaba su error en la tercera.
Dejaría el montículo en la séptima, Clayton Kershaw, un Kershaw que no conseguía liderar, una vez más, a su equipo hacia el anillo, y sobre el que se ciernen muchas dudas de cara al futuro, no solo en el montículo sino también en los despachos.
Pero aún le caerían más carreras a los locales, el inconmensurable Steve Pearce, postrero MVP, dejaría finalmente el marcador 5-1, en la octava, sacándola fuera, por supuesto. Todas las carreras anotadas en el partido a través del jonroneo, epílogo perfecto para una temporada en que ha reinado el home run.
Entrada, esta octava, en la que dejaría el partido David Price. Sin duda, los dos grandes protagonistas de las Series Mundiales y la temporada Red Sox, Alex Cora, que ha demostrado que con él únicamente cabe el triunfo, tal y como ha demostrado donde ha regido: Criollos de Caguas, Puerto Rico, Houston Astros y Red Sox, y, por supuesto, un David Price que a partir del segundo lanzamiento del partido estuvo perfecto, que hizo su salida más larga en postemporada desde 2015, y que se ganó un MVP, que se acabó llevando Steve Pearce, para un mes de octubre en el que hace justo tres semanas, Boston Herald vociferaba que el de Tennessee, no debía abrir nunca más en postemporada. Por estas cosas nada representa a la vida como el béisbol, aquí, siempre existe la posibilidad de redención, de triunfar con todo en contra, de cambiarlo todo de la noche a la mañana, de comprobar que el sufrimiento y el trabajo tienen su recompensa. Nunca sabremos por todo lo que ha pasado David Price, todo lo que ha sufrido hasta sobreponerse a tanta presión y demostrar su capacidad.
El partido, y con ello la Serie terminaron como debían hacerlo, con el hasta ahora Ace Red Sox, Chris Sale, cerrando el partido, decidió Cora dejar de probar el ritmo cardíaco de la hinchada Red Sox con un cierre de Kimbrel.
Cuarto título en quince años para los bostonianos, algo dificilísimo de conseguir en una MLB donde ya no existen las dinastías, y superando con claridad a: Yankees, Astros y Dodgers, contra pronóstico en los dos últimos casos.
Y ni hoy ni nunca debemos olvidarnos de David Américo Ortiz, él cambió la filosofía Red Sox, convirtiendo un equipo perdedor por décadas en el mejor conjunto del nuevo milenio.