Tengo que admitir que, a día de hoy después de muchos años viendo, escuchando, leyendo e incluso escribiendo (eso sin duda lo peor) sobre béisbol, hay conceptos del juego que se me siguen escapando. No hablo de normas, o de alguna regla loca que pasa de vez en cuando, hablo de conceptos, de interiorizar el juego, de entender por qué X decisión era más o menos correcta.
Sé perfectamente de donde me viene este razonamiento, y es algo tan sencillo como que no me he educado en mi día a día con el béisbol. Vivo en un país (España) donde no se juega, apenas tiene publicidad y encima, si quieres entrar porque te llama la atención, la curva de aprendizaje es mortal. Por el contrario, voy a poner como ejemplo el fútbol: viviendo en una cultura donde se habla constantemente de él, a poco que quieras aprender vas a obtener muchísima información a un nivel muy local (medios, familia, amigos, etc) unido además del resto de datos tremendamente accesibles que te darán herramientas para interpretar un partido.
Con el béisbol, es difícil que pase lo mismo.
Sin embargo, hay conceptos universales a la hora de ver deporte, y hoy quiero hablar de uno de ellos. Este artículo no va de estadísticas, de tantos por ciento o de cualquier herramienta de medición que se nos venga a la cabeza. Este artículo va sobre algo primario que podemos observar al poco de aficionarnos, el instinto.
Dylan Moore es de lejos, uno de mis deportistas profesionales favoritos ahora mismo en cualquiera de las ligas que sigo. Y es un tipo, bueno, normalito. Muy normalito. Además, su papel en el equipo suele estar en la banca.
¿Entonces?
Este chico, no será nunca un 9 ó un 10, jamás. No tiene capacidad atlética ni técnica para esbozar un trabajo sobresaliente, está lejos de sus compañeros de equipo en casi todas las sabermetrics actuales, pero, sin embargo, es indispensable.
Dylan Moore no será jamás un tipo sobresaliente, podríamos definirlo como un 7. Pero su grandeza es que bajo ninguna circunstancia bajará de ese 7. Es un notable haga lo que haga y juegue donde juegue, es una piedra pómez que no se arruga, polifacético y con un espíritu inquebrantable.
Y eso lo hace único.
Creo que vemos deporte por dos motivos:
-Para ganar, sentir la victoria como nuestra.
-Para sentirte identificado con los protagonistas.
Y qué puede haber más potente que identificarte con alguien que nunca tira la toalla. Es sin lugar a dudas, el espíritu primario de todo esto.
Dylan Moore ha jugado este año en 5 posiciones diferentes. Repito, ha jugado en CINCO POSICIONES DIFERENTES. Que serán las siete posibles según las necesidades del técnico Scott Servais conforme avance la temporada.
Y siempre lo hace bien, siempre es un profesional en el que confiar. ¿Es sobresaliente? No, no lo es. No defiende desde el campocorto como el majestuoso J.P. Crawford, pero lo hace de manera notable, no es tan decisivo en la primera base como Ty France, pero es un notable, no corre tanto como Julio a la hora de alcanzar una bola en el CF, pero ¡eh! míralo, es un 7.
¿Somos conscientes del valor que da a un equipo tener alguien de confianza que siempre se encuentra dispuesto a ayudar y que esté donde esté no va a fallar?
Su bateo es, bueno, no creo que queráis que lo repita ¿verdad? Robando bases, siendo agresivo, consiguiendo carreras. Siempre está ahí, y el aficionado Mariner sabe que en cuánto alguien esté mejor, le quitará su sitio, y no pasará nada porque Dylan es un jugador de equipo y sabe su rol. Él esperará su turno, y volverá a rendir en el momento que toque el césped con sus botas.
Creo que vemos deporte por dos motivos:
-Para ganar, sentir la victoria como nuestra.
-Para sentirte identificado con los protagonistas.
Y qué puede haber más potente que identificarte con alguien que nunca tira la toalla. Es el espíritu primario de todo esto.
Hablaba de que este artículo es sobre el instinto. Sobre esos conceptos que sea tu deporte mayoritario o no, entiendes de primera mano y sabes que estás ante algo grande. Dylan jamás tendrá los focos de otros compañeros, pero cuando ves un partido y otro y otro, entiendes que el equipo es un EQUIPO por tipos como él, que son los que lo sostienen. Desde el campo, el banco o el vestuario.
Y es que, es imposible no querer a Dylan Moore.