El segundo año de Mike Hazen como General Manager de los Arizona Diamondbacks, después de la milagrosa temporada de 2017 (93 victorias y derrota en las divisionales contra los potentes Dodgers), sería sin dudas el de consagración en el puesto (¡y en el santoral de la región!), o una demostración de que solo fue un golpe de suerte.
Los últimos años de contrato de A.J. Pollock y Patrick Corbin además, dejaban un aroma en Phoenix de que había que hacer algo muy importante para no desembocar en una travesía por el desierto. Y estamos hablando de una franquicia que no se jacta precisamente de tener un gran farm system. Desgraciadamente se ha descuidado este departamento durante años.
Sin embargo, a pesar de un gran año de Corbin, de Paul Goldschmidt y del por fin año completo del venezolano David Peralta, la cosa se quedó a medio camino. Con un inicio fulgurante y una lucha encarnizada durante casi todo el curso, en septiembre el equipo se desinfló y se quedaron fuera por seis partidos. Ahora tocará reconstrucción y un nuevo milagro de Mike Hazen. Con ese giro del club hacia los nuevos tiempos, para volver a ver a los Cascabeles luchando por llegar a la postseason.
Un inicio fulgurante
El frio que afectó y pospuso muchos partidos en este de inicio tempranero de la liga, no llegó a perjudicar, como es normal, al estado de Arizona y el equipo que entrena Torey Lovullo inició la campaña muy en forma, sin necesidad de periodo de calentamiento. 24-11 en sus primeros 35 partidos. Hubo que esperar a mayo para ver al equipo derrotado en dos jornadas consecutivas. Incluyendo un barrido de tres partidos a Dodgers, que dejaba al supuesto máximo rival en una posición complicada, con un inicio bastante malo el de los angelinos, opuesto al de los Arizona Diamondbacks.
Incluso con un Zack Greinke que no comenzó fino, Corbin y el otro Zack, Zack Godley, empezaron lanzando muy bien, compensando a Greinke, que después se desquitaría y terminaría temporada con 15-11 y 199 strikeouts. El 17 de Abril, Patrick Corbin conseguía un shutout de un solo hit (en la octava), en la victoria por 1-0 ante los Giants. Uno de los recién llegados, el closer Brad Boxberger que venía de Tampa, también estaba a la altura y a principios de mayo ya contaba 11 salvamentos, y acabaría el año con 32.
En la ofensiva destacaban como siempre Goldie, el hombre franquicia, que siempre hace una actuación de nivel y de manera regular, y por supuesto A.J. Pollock. 5.4 es el WAR de Paul Goldschmidt en el computo total y para muestra del inicio de Arizona en 2018, quedan los tres homers que le endosó A.J. a los Dodgers el 30 de abril, o el walk off que hizo a los Astros el 5 de mayo, ambos en el Chase Field.
Nunca cuentas con las lesiones
Al planificar una temporada, las lesiones y la mala suerte no son algo que introduces en ese bombo que te acaba dando la combinación que esperas sea ganadora. Solo metes unas expectativas en función de los valores y los recursos de un equipo. Pero llegan, los problemas llegan y atacan, a veces ferozmente.
Varias lesiones como la de Pollock, a mitad de mayo, dejaron al equipo tocado. De una manera u otra, de los siguientes 13 partidos solo consiguieron ganar 3. Nationals, Brewers y Mets los pasaron por encima. Si, los Mets también. La rotación seguía funcionando, no así el bullpen de Boxberger y Archie Bradley, que encontraron diferentes maneras de echar por tierra el trabajo del equipo.
De vuelta en ello
En junio, el equipo despertó de ese mal sueño y volvió a coger las riendas. Antes del parón del juego de las estrellas el equipo volvía a liderar la división. 19 victorias en 28 partidos y la racha se mantuvo en los dos meses siguientes. La rotación estaba en forma, liderada por Corbin, que terminaría un gran año con un total de 246 strikeouts.
El 7 de julio los Arizona Diamondbacks batieron su record de carreras en la victoria en casa ante Padres por 20-5. Otro día para recordar fue la remontada en las entradas extra contra los Phillies, con dos homeruns, incluido walk off en la decimocuarta, de un David Peralta que por fin dibujó una temporada completa, 146 partidos y 293 de media de bateo.
Una dura lucha contra unos Dodgers que iban de menos a más, unos Rockies regulares y unos Giants a saltos, pero potentes. Todos en una diferencia de puntos pequeñísima. Intercambiando posiciones una y otra vez. Los cuatro con todas las opciones. Hasta que llegó septiembre.
Morir en la orilla
Y llegó el desastre, solo ocho partidos ganados en el mes más importante y se fue todo por la borda. La diferencia entre una temporada en lo alto y una que no sirve para evitar el desmantelamiento, se dirimió en treinta días de septiembre. 82 victorias que sirven para estar por encima del 50%. 82 victorias que no servirán para nada más.
Entonces llega el momento de lamentarse. De lamentarse por todos esos años resistiéndose a avanzar, lamentarse porque Alex Ávila cae ponchado 2 de cada 5 veces en el plate, porque el bullpen no está a la altura y porque no llegan relevos de calidad cuando las lesiones se presentan.
Pensando en positivo
La aceptación es el primer paso para levantarse. Ya se sabía lo de Corbin y Pollock, duele también ver marchar a Jon Jay, Shelby Miller, Daniel Descalso y sobre todo a Goldie, sobre todo Goldie tras tantos años en la casa, tras todo lo que ha dado a los Dbacks. Probablemente habrás más cambios, es posible que se vaya Bradley, o Jake Lamb, o quizá Greinke.
Pero esto sigue y pueden pasar muchas cosas. El General Manager ya ha hecho magia para las expectativas que se tenían y puede que vuelva a hacerla. El equipo de lanzadores sigue siendo muy bueno, incluso aunque quites alguna pieza. Quizá Steven Souza Jr. y Jake Lamb crezcan para ser lo que pueden llegar a ser. Quizá también Taijuan Walker y Robbie Ray estén libres de lesiones en 2019. Además, también vendrá gente nueva, como ya han llegado el cátcher de backup Carson Kelly y el abridor Luke Weaver de los Cardinals por el traspaso de Goldie.
De cualquier manera, es inocente no pensar que 2019 se tratará de un año de transición, un año de desarrollo y para encajar piezas. Cada paso que se dé en esta offseason es importante y definirá, más de lo habitual, cuanto será el tiempo que Arizona se queda sin un equipo que compita por llegar a octubre. Con suerte no será mucho.