Pepe Latorre, de “DosUnoSiete“, nos habla de los Boston Red Sox 2021.
Como fanáticos de los Medias Rojas nos puede gustar más o menos el camino que los propietarios del equipo han decidido tomar, pero es lo que hay. Después de años gastando mucho dinero (no siempre de una manera acertada) han decidido adoptar un modelo radicalmente opuesto. Adiós a las grandes estrellas, al menos de momento. El plan es darle tiempo a Chaim Bloom para que consolide un proyecto sostenible en el largo plazo.
En 2020 se perdieron muchos partidos y es probable que en 2021 no se ganen tantos como nos gustaría. Al fin y al cabo la organización se está ajustando al nuevo modelo. Boston es un mercado grande con una prensa y unos fanáticos que no se han caracterizado por tener demasiada paciencia. Si las cosas no salen bien en 2021 es probable que Bloom se lleve algún palo. La propiedad, sin embargo, parece estar de su lado y es consciente de que para llegar a donde quieren hay que tener un mínimo de paciencia.
Sam Kennedy, presidente y CEO de la franquicia expresaba este sentimiento durante el invierno. “No vamos a centrarnos en tener impacto en el corto plazo si eso supone sacrificar nuestro objetivo (un proyecto sostenible con recorrido en el largo plazo)”, declaraba en una entrevista concedida al Boston Globe. “Estamos construyendo algo sólido y duradero. Esperamos ser competitivos en la Liga Americana Este mientras lo hacemos (…), pero sobre todo en el largo plazo”.
Esta decisión, que se tomó a raíz de la salida de Mookie y no antes, podría no ser tan descabellada como algunos piensan. Es cierto que Boston ha ganado cuatro Series Mundiales en los últimos 17 años, pero últimamente (más en concreto desde la salida de Theo Epstein en 2011) ha combinado éxitos con temporadas muy flojas (últimos de la división en 2012, 2014 y 2015).Este es el escenario que llevó a la contratación de Chaim Bloom como gerente general del equipo.
Después de un 2020 marcado por el estallido del COVID-19 y en que la prioridad número uno de Bloom fue sacar algo a cambio de Mookie (vuelvo a insistir en la idea de que Mookie, por varios motivos, no iba a volver a Boston), hemos visto como en 2021 comienza a dar forma a su proyecto.
Las prioridades de Bloom a la hora de moverse en el mercado han sido tres: no sobrepasar el “tope salarial”, reforzar la granja/el fondo de armario y no comprometerse en el largo plazo. Ha conseguido las tres cosas y al mismo tiempo ha logrado que el equipo sea sensiblemente superior a lo que vimos en 2020.
Un aspecto que merece la pena señalar es el hecho de que las únicas obligaciones contractuales del equipo de cara al 2023 son Xander Bogaerts y Chris Sale. Eso da una flexibilidad de lo más interesante a una organización, que esperemos, volverá a gastar dinero en algún momento. Y es que el espejo en el que se deberían mirar los Red Sox, con todos los matices que queramos por idiosincrasias y matices propios, son los Dodgers y no los Rays.
Altas y Bajas de los Red Sox 2021
Altas:
Hirokazu Sawamura (Japón),
Gerrit Richards (Padres),
Kike Hernández (Dodgers),
Marwin Gonzalez (Twins),
Franchy Cordero (Royals), Hunter Renfroe (Rays) y
Adam Ottavino (Yankees).
Bajas:
Andrew Benintendi (Royals),
Jackie Bradley Jr.(Agente Libre).
Lineup de los Boston Red Sox 2021
Hace dos o tres años se habló del trío que Benintendi, Bradley y Mookie formaban en los jardines como uno de los mejores outfields de la historia. Salvo que Bradley haya vuelto a Boston después de que esto se escriba (y sería una sorpresa) ninguno estará en el equipo en 2021.
Precisamente, es el outfield la unidad que mejor explica la construcción de lineup por la que apuesta Bloom. La única certeza es que Álex Verdugo será titular. Sus acompañantes variarán bastante dependiendo del perfil del lanzador rival. Hunter Renfroe será el habitual en uno de los exteriores cuando abra un zurdo mientras que Cordero acumulará más at bats ante diestros. ¿Y el tercero?
La versatilidad de Kike Hernández (con unas métricas defensivas muy buenas en el central) y Marwin Gonzalez (un bateador a dos manos que cumple ante diestros y zurdos) le darán a Boston muchísimo margen de maniobra, algo a lo que Bloom le ha dado bastante importancia. Podríamos ver a uno de estos dos empezar y acabar un partido en los jardínes después de haber pasado el grueso del juego en el infield. Si las cosas le salen bien podríamos ver como el novato Jarren Durán acaba acumulando algo de tiempo de juego en el central.
Esa versatilidad a la que Cora va a tener que apelar para hacer productiva la parte baja del lineup no será necesaria en la parte alta. Verdugo se postula como leadoff indiscutible mientras que tres bates con calidad de sobra para estar en el All Star serán los encargados de llevar el peso ofensivo del equipo: Xander Bogaerts, Rafael Devers y J.D. Martinez (que se espera que rebote después de un 2020 horroroso).
Estamos ante un lineup que podría pasar algo desapercibido por el pobre rendimiento del equipo en 2020, pero con piezas que bien utilizadas podrían acabar siendo muy competitivas.
Rotación de los Boston Red Sox 2021
Estos son los nombres que la mayoría de los expertos dan cuando se les piden los cinco abridores que los Medias Rojas tendrán en el roster en el Opening Day (si no hay lesiones, claro): Eduardo Rodríguez, Nathan Eovaldi, Garret Richards, Martín Pérez y Nick Pivetta.
Podríamos decir que dos de ellos (Rodríguez y Pérez) son fiables, aseados y correctos si se les coloca en el rol apropiado mientras que los otros tres son juguetes rotos que han sido recuperados para la causa en mayor o menor grado y con más o menos (o ninguna) garantía.
Rodríguez afronta la sexta temporada de su carrera y por culpa de su rodilla y del coronavirus aún no sabemos lo que es: ¿un número dos, un tres o un cuatro? Después de un 2019 ilusionante se dio de bruces con un 2020 en el que una miocarditis derivada del COVID le dejó fuera de la lomita. Está dejando buenas sensaciones en lo que se lleva de Spring Training, pero después de un año sin lanzar y de un cuadro médico tan complicado todo es una incógnita.
Las dudas no se desvanecen al pasar a Eovaldi. El diestro ha sufrido ya dos cirugías Tommy John y verle lanzar más de 150 entradas en una temporada se antoja francamente difícil. Es un brazo de lujo al que echar mano en una rotación fuerte y consolidada, pero asusta verle con tanta responsabilidad en una que despierta muchas dudas.
Lo de Richards es una apuesta arriesgada que podría salir medio bien, medio mal o terriblemente mal. La calidad está ahí, pero las lesiones también (no suma 200 entradas en las últimas cinco temporadas). Pérez parece una apuesta sólida en la parte baja. Un zurdo veterano y con recursos. Lo de Pivetta da miedo. Es cierto, que el spin rate de su curva es una cosa de otro mundo, pero está por ver si Bloom y compañía consiguen que ponga junto el talento que algunos le atribuyen.
Esperemos que Chris Sale vuelva cuanto antes y en la mejor forma posible…
Bullpen de los Boston Red Sox 2021
Chaim Bloom viene de Tampa, una organización que ha entendido como ninguna que rotación y bullpen no son dos unidades independientes ni compartimentos estancos, sino vasos comunicantes. Quizás este sea el año en que los Red Sox empiecen a darle un uso heterodoxo a los lanzadores.
Gente como Matt Andriese o el propio Pivetta podrían ser utilizados como relevos muy largos y como followers después de un hipotético opener. Además ha habido muchas incorporaciones de nivel medio/bajo a las que es de suponer que se les ha visto algo (Seabold, Payamps, Gosset, McCarhy, Schreiber, Brice o Whitlock). Quizás no sean grandes lanzadores a nivel individual pero la suma de las partes, como vienen haciendo los Rays desde hace años, podría ser la clave del éxito.
Más allá de ese conejo que Cora, Bloom y compañía sean capaces de sacarse de la chistera gracias a la gestión del bullpen y a la analítica, el peso del relevo debería recaer sobre una promesa en ascenso como Darwinzon Hernández, un veterano recién llegado de Japón como Hirokazu Sawamura, una eterna promesa como Matt Barnes y una estrella con el orgullo herido como Adam Ottavino.
General Manager
La llegada de Chaim Bloom se produjo en 2019, justo después de que Dombrowski no supiera atar a una superestrella como Betts. A Bloom se le encargó gestionar el traspaso de Betts y cambiar drásticamente el rumbo de la franquicia.
El suyo parece un proyecto enfocado en el largo plazo y cuyo principal objetivo es construir una organización profunda y capaz de competir año tras año, algo que ya hemos dicho que Boston no logra desde la salida de Epstein.
La herencia anterior y el COVID condicionaron su 2020, por lo que sería injusto responsabilizarle del mal rendimiento del equipo. En 2021, no obstante, se le va a juzgar de una manera mucho más severa.
Entrenador, Álex Cora
El hijo pródigo ha vuelto. Dos temporadas bastaron para convertir al boricua en uno de los grandes mitos modernos de Fenway. El escándalo del robo de señales no ha ensombrecido su figura (al menos en Boston) y después de cumplir el año de sanción que le impuso la liga vuelve a su casa.
Se va a enfrentar a dos grandes retos. Por un lado lidiar con una gerencia muy distinta a la que conoció en su etapa anterior. Este no va a ser un equipo de grandes estrellas, sino un bloque compacto, profundo y versátil en el que el apoyo mutuo va a ser la clave.
Por otro lado, debe devolver la ilusión a un equipo y una afición a los que una temporada 2020 acortada se les hizo demasiado larga. Debe ayudar a que los Red Sox se reencuentren con su alma y con sus ganas de jugar, algo que no tuvieron la pasada campaña.
Conclusiones
Esto es lo que decía en esta misma sección de la guía el año pasado: “(Boston debe) recuperar la frescura y la ilusión que transmitían en 2017 y 2018 y que costó mucho encontrar la temporada pasada (por la 2019)”.
Lo único que nos encontramos fue una pesadilla.
El 2020 no supuso un paso hacia delante, sino todo lo contrario. Se tocó fondo. Visto en perspectiva era algo esperable. Una tormenta perfecta. Se fueron Mookie y Price, Sale se lesionó, llegó un nuevo gerente general y se le dieron las riendas del equipo a un tipo que llevaba colgado del cuello el cartel de interino. Además nos topamos con el coronavirus y con la delicada situación de Eduardo Rodríguez.
2020 supuso el primer año de una transición. El comienzo de un cambio profundo en la organización. A los problemas que eso suponía se le añadieron otros más. De ahí el annus horribilis.
Lo bueno de tocar fondo es que no se puede caer más. Bloom ha empezado a moldear el equipo a su imagen y semejanza y en 2021 ver a los Red Sox será menos duro y más ilusionante que en 2020. Dejar buenas sensaciones y seguir creciendo debe ser el objetivo número uno.
Puntos Fuertes de los Boston Red Sox 2021
-Un ataque que después de un 2020 en que Devers y sobretodo Martínez estuvieron lejos de su nivel debe volver a meter miedo.
-Después de años con rosters muy justos hay una plantilla larga, versátil y capaz de mutar dependiendo del rival.
-Poca o ninguna presión. Terminar el año en torno al 50% parece lo único exigible. Todo lo que venga de más será un premio.
Puntos Débiles de los Boston Red Sox 2021
-Una rotación muy propensa a las lesiones. Y al final el mejor predictor de lesiones es la tendencia a las mismas.
-Varios de los jugadores que van a acumular más tiempo de juego despiertan muchas dudas. Si en todas esas apuestas acaba saliendo cara se puede soñar con octubre, si son cruz…
-Una división muy dura con unos Yankees que son un gigante (¿con pies de barro?), unos Rays que son una pesadilla, unos Blue Jays en franco crecimiento y unos Orioles que deben empezar a competir en algún momento.
Evolución
Una serie de buenas temporadas llevaron a que en 2018 se tocara el cielo. Después una rápida caída que esperamos que llegase al fondo en 2020. En el horizonte un nuevo proyecto completamente diferente a lo visto en las campañas anteriores.