Dicen que no importa como se empieza, sino como se acaba. Y ya sabemos como ha terminado la temporada de los Boston Red Sox. Pero también conviene recordar que el camino recorrido es a menudo tan importante como el objetivo alcanzado.
Sería un poco pretencioso decir que la temporada de Boston ha sido un paseo triunfal, pero lo cierto es que a pesar de las dudas que despertó el roster en determinados tramos de la temporada el equipo nunca falló. Y la sensación es que, en unos años, cuando se repase la temporada con las estadísticas como única referencia, el 2018 se percibirá como una temporada en la que nadie tosió a los Red Sox.
Los de Alex Cora empezaron imparables. Una serie de enfrentamientos contra equipos “débiles” le permitió colocarse con un récord de 17-2 (21-7 al terminar el mes de abril). El mejor arranque en la historia de la franquicia.
Durante los primeros meses la división fue cosa de dos: los Boston Red Sox y los New York Yankees, a los que muchos veían como favoritos, luchaban en cabeza. Hasta que a mitad del verano los del Bronx no pudieron seguir el ritmo ofensivo de una máquina perfecta liderada por Betts y Martinez. A primeros de agosto Boston barrió a los eternos rivales en Fenway. La división quedó sentenciada (9.5 victorias de diferencia entre ambos equipos).
Y llegó octubre. Y a pesar de tener el mejor récord de las Mayores los Boston Red Sox no eran favoritos. “El equipo no está hecho para los playoffs”, decían. Y Boston destrozó a los Yankees, a los Astros y a los Dodgers. 11-3 en postemporada y el “Dirty Water” atronó.
Y David Price nos calló la boca.
-¿SE CUMPLIERON OBJETIVOS DE LOS BOSTON RED SOX?
Chris Sale cerró el quinto partido y la felicidad estalló en Boston. Los jugadores se abrazaron, los aficionados bebieron (todavía más) y el personal de campo se puso a preparar el escenario donde el comisionado entregaría el trofeo de campeones.
Tardaron pocos minutos en terminar. Entonces el personal de la franquicia subió al dichoso escenario con John Henry (propietario) y Dave Dombrowski (General Manager) a la cabeza. Todo el mundo sonreía. Todo eran abrazos. Pero había alguien que estaba mucho más contento que los demás. A pesar del pelo cano parecía un niño pequeño. Su sonrisa lo decía todo. Dombrowski estaba fuera de si. Sabía que los contratos millonarios y el desmantelamiento del sistema de granjas había valido la pena. Objetivo cumplido.
-JUGADOR REVELACIÓN. Xander Bogaerts.
Bogaerts ya era un jugador establecido en la liga, pero había dejado dudas en las dos últimas temporadas. En 2018 ha vuelto convertido en un pelotero distinto. Ha dejado de lado la obsesión por el bateo de contacto y se ha centrado más en el poder. En una sola temporada ha pasado de las 62 a las 103 impulsadas, y de un ISO de 0.130 a uno de 0.230. Se ha convertido en el segundo mayor productor de carreras del lineup, solo superado por un tal J.D. Martinez.
Otra faceta que habría que comentar es la que va más allá de lo meramente deportivo. Bogaerts cada vez se comporta más como un líder. Él es quien lleva la voz cantante cada vez que hay una reunión en la lomita y sus compañeros le respetan. Su fluidez tanto en inglés como en castellano seguro que le ayuda en esto y le convierte en un nexo entre los latinos y los americanos. Además, hay que recordar que a pesar de su juventud es uno de los veteranos del vestuario.
-LA DECEPCIÓN. Drew Pomeranz.
Las lesiones nos están privando de uno de los mejores lanzamientos curvos de la MLB. Y es que cuando Pomeranz está sano es un All Star. El problema es que su físico es de cristal. Y cuando no esta a tope su bola rápida no llega a las 90 millas. Con esa velocidad no se puede vivir en el béisbol del siglo XXI.
En 2018 ha lanzado 74 entradas que han sido una pesadilla. Sale a la agencia libre y puede ser uno de los grandes robos. Si alguien apuesta por él y consigue estar sano puede dar muchas alegrías.
PD: ¿He dicho ya que su bola curva es alucinante? 😉
-¿QUÉ DIJIMOS EN PITCHEOS SALVAJES A PRINCIPIOS DE TEMPORADA?
“En el béisbol dos más dos no son siempre igual a cuatro, pero parece que Boston ha hecho lo posible por arreglar las carencias que tuvo la pasada campaña. Si a las mejoras en la ofensiva le añadimos una rotación consolidada y un bullpen correcto nos encontramos con un equipo que tiene muchas opciones de llevarse su división por tercera campaña consecutiva”.
Eso es lo que dijimos en la previa de los Red Sox. ¡Y nos quedamos cortos! No solo se llevaron la división, sino que hubo más. Ya sabe a lo que me refiero.
Tampoco es que haya que ponerse medallas. Eran un equipazo.
-¿Y en 2019?
Seguir siendo competitivos y empezar a preparar las renovaciones de Sale (agente libre al final del 2019) y Betts (al final de 2020). La primera parte de la frase anterior ya ha empezado a tomar forma. Dombrowski parece decidido a mantener el bloque. Nuñez y Pearce no son jugadores extraordinarios, pero han demostrado ser peloteros solventes y experimentados. Su renovación es una buena noticia.
La continuidad de Sale y Betts son vitales en el medio plazo. Son dos jugadores tan importantes que lo que hagan los Boston Red Sox está off-season puede depender de ellos, especialmente del pitcher zurdo. La lógica nos hace pensar que la gerencia hablara con ellos y tanteara sus planes. Si la renovación de Sale el año que viene pinta bien Boston no tendrá que ir a por un abridor de primer nivel (Corbin, Keuchel…). En su lugar podrá centrarse en el bullpen, la unidad que más dudas ha despertado en los últimos años.
Este invierno hay buenos relevistas en el mercado. El mejor es probablemente Kimbrel, que acaba de terminar contrato con los propios Boston Red Sox. No va a ser barato traerlo de vuelta, pero se debería intentar a toda costa. A pesar de las dudas que ha trasmitido en algunos tramos del 2018 es uno de los mejores en su puesto.
Además de Kimbrel se debería buscar uno o dos brazos más. Los Boston Red Sox llevan varios años sin un relevista zurdo de calidad. Andrew Miller, que vio como su carrera era reconducida en Boston hace ya seis años, encajaría a la perfección en el rol a pesar de su decepcionante 2017.
Eovaldi, héroe de las World Series, serie la elección que redondearía el cuerpo de lanzadores. Su versatilidad permitiría utilizarlo como relevista si la rotación está sana o como abridor si hay alguna lesión.