Las expectativas para la temporada no eran muy altas en Cincinnati. 2018 se presentaba como un año de crecimiento, sin inversión en la plantilla del primer equipo y tras la marcha de Zack Cozart, vía agencia libre, todo apuntaba a cierre de ciclo. No uno muy exitoso de todos modos, después de tres años seguidos cerrando la central de la nacional, la continuidad tampoco parecía la solución a los problemas de la franquicia de Ohio.
Desde 2012 no son los Reds un equipo competitivo, tiempos en los que Jay Bruce, Scott Rolen o Johnny Cueto compartían banquillo con Joey Votto y Zack Cozart. Mucho más atrás queda el campeonato de 1990 o la época dorada de los Reds, a mediados de los setenta con la «Big Red Machine» como se cuenta en la recién publicada revista «Wild Pitch» que le dedica un fantástico viaje al pasado en sus páginas.
Y las predicciones no estaban desencaminadas, una vez más el equipo empezó fatal y le costó la cabeza al entrenador después de solo 18 partidos. Cuando ocurre esto, el cuento no suele acabar con final feliz, y así fue, un año más Cincinnati Reds terminó la regular como últimos de división.
Los aficionados al béisbol estamos acostumbrados a esto, sabemos que hay etapas de «deconstrucción», etapas de crecimiento, y cuando las cosas se hacen bien, acaba llegando el momento de sobresalir e incluso de saborear la victoria final. Pero mientras tanto, sabemos apreciar no solo las victorias totales, también las parciales, y en un año malo siempre podemos fijarnos en lo positivo. Y siempre hay cosas positivas en una temporada, es una de las cosas bonitas de este deporte.
Como por ejemplo la actuación de Eugenio Suarez o la del incombustible Joey Votto. O el crecimiento de Scooter Gennett o ver a Michael Lorenzen con un bate en la mano, o el record de la franquicia en Grand Slams.
Así no vamos a ningún lado
Cuando la serie del opening la pierdes por barrido en casa, no es lo que definiríamos como, transmitir buenas sensaciones. Durante todo el año la rotación ha demostrado no estar a la altura, y los relevistas, si cabe, han estado peor. Una estadística que define al bullpen de los Cincinnati Reds es que, colectivamente, juntaron un 5,09 de ERA. Y 5,10, solo una centésima peor, es el ERA que han sacado de media todos los jugadores de posición que, por circunstancias, han ido al montículo este año.
Bryan Price no ha demostrado saber atajar los problemas de los Reds, ni los cuatro años anteriores ni en el inicio de esta temporada. El 18 de Abril, tras la visita a Milwaukee, fue cesado en el cargo junto con el pitching coach. Jim Riggleman, un hombre de la casa, se hizo con la batuta hasta final de temporada.
Brotes verdes en Cincinnati
Con nuevo entrenador, los meses de mayo, junio y julio, fueron sensiblemente mejores. Curiosamente, y digo curiosamente porque está claro que no hay relación causa-efecto, tras la firma de Matt Harvey para paliar los problemas en el pitcheo. La llegada del «caballero oscuro», que tiene ese nick por una portada de Sports Illustrated que cayó en gracia, aterrizó defenestrado por los Mets, donde probaron incluso a ponerlo de relevista antes de claudicar. Y no fue del todo mal la apuesta, 7 victorias y 7 derrotas en 24 aperturas, ya lo hubieran querido así para ellos los de Queens.
Del 10 al 13 de Mayo, la visita a Chavez Ravine coincidió con el peor momento de los Dodgers y los Cincinnati Reds se metieron en el bolsillo los cuatro partidos de la serie. Una de esas cosas positivas de las que hablábamos, ya se empezaba a hacer evidente y se mantendría todo el año: la excepción al pobre despliegue de lanzadores de los Reds es el closer cubano Raisel Iglesias, con 30 salvadas al llegar octubre, que aún tiene más valor si se tiene en cuenta el año que ha tenido el equipo.
También la ofensiva empezó a despertar, aunque no al unisono, ya que sobresalía especialmente el segunda base Scooter Gennett. Scooter fue nombrado jugador del mes de mayo de la nacional, bateando 398 de media para 8 vuelacercas y 24 impulsadas. Durante la segunda mitad de la temporada, ocupó altos puestos en las estadísticas de bateo, para finalizar con 310/357/490. Grandes números para un jugador que ni siquiera era titular en 2017, un pequeño paso para los Reds y un gran salto para Gennett.
Los venezolanos Eugenio Suarez y Jose Peraza fueron otra de las grandes noticias para los Reds, con medias de bateo y embasado a gran nivel y Suarez con 34 homers y 104 RBIs. El canandiense Joey Votto consiguió un average de 284 y sobrepasar los 1700 hits en este curso, es una apuesta segura.
También se barrió a los Cubs en junio, que no lo recordaban ni los más viejos del lugar. Incluyendo una remontada de un 6-1 y un grand slam del pitcher Anthony DeSclafani. El 30 de junio, el relevista Michael Lorenzen también hizo un homerun con las bases llenas, en una racha en que consiguió 3 homeruns ¡en 3 apariciones en el plate seguidas!
Vuelta a las andadas
El All Star suele ser un punto de inflexión en casi todos los equipos. En un deporte en el que casi todos los días hay partido de abril a septiembre, el parón en julio es un frenazo en seco. Además, organizativamente todo el mundo muestras sus cartas y por donde pasa el futuro a corto plazo de cada uno. Y el futuro de Cincinnati era obvio que no tenía estación en octubre.
Mandaron a Adam Duvall, que estaba haciendo unos números desastrosos, a los Braves a cambio de Preston Tucker que apenas jugaría, y eso que el outfield de los Reds fue el peor bateando en años. Billy Hamilton fue un verdadero baluarte defensivo, pero está lejos de ser un jugador completo, la media de bateo la dejó solo en 236. En la rotación el único que se salvo fue Luis Castillo, con 4,30 de ERA y 165 SO, fue el mejor, así que mejor no ensañarse. El suplicio de la temporada fue Homer Bailey, que con record de 1-14 fue retirado de la rotación, pero es que no se me ocurre un nombre menos apropiado para haber contemplado una carrera como pitcher.
Así que agosto fue malo, muy malo y septiembre igual. 18 partidos ganados de 52, para completar un año con 67-95, en la misma línea que las pasadas temporadas.
Toca construir algo nuevo
Es momento de hacer las cosas de una manera diferente y con esa idea se ha fichado a un nuevo técnico. David Bell es una de esas personas que respira béisbol y no ha hecho otra cosa desde que nació. Proviene de la dirección del farm system de los Giants y es su primera experiencia como entrenador principal.
Después de la marcha de Hamilton, se hacían evidentes las necesidades en el outfield. Para cubrirlas, se acaba de oficializar el traspaso que manda a un descartado Homer Bailey a Los Ángeles y trae, entre otros a Yasiel Puig y a Matt Kemp con contratos de un año. Lo números del de Oklahoma y del cubano no fueron desorbitados este año, pero aún así mejoran una barbaridad a lo que hicieron los jardineros de los Reds. Además, si echamos un ojo a las estadísticas de sus carreras, en Cincinnati pueden necesitarse pastillas para el mareo. En principio grandísimos refuerzos, aunque sea por marcar la diferencia en 2019 y apostar por dar un rápido salto de calidad. Para mejorar la faceta de lanzamiento se ha traído a Tanner Roark de los Nationals, que ya les salen los buenos lanzadores por las orejas. Un par de ajustes más en la rotación y el bullpen y estarán listos.
Con ambas dos transacciones se puede empezar a pensar en salir del agujero en 2019. Además, dicen que se cumplen 150 años de la fundación del club, a mi no me salen las cuentas pero el caso es que habrá las consiguientes celebraciones y será un año especial. Habría que aprovechar para que quede bonito en los libros.
https://www.youtube.com/watch?v=Pgrn3-Acmvs