A los once años José Urquidy y Roberto Osuna se conocieron en la selección del estado de Sinaloa. Nacidos en Mazatlán y en Los Mochis, son amigos desde entonces. Ahora son el cuarto abridor de la rotación y el closer de los Astros de Houston en las Grandes Ligas. Y tienen solo 24 años. Son el presente y también el futuro de un equipo en el que, hace unas semanas, compitieron en las World Series. La victoria no pudo llegar esta vez, en el séptimo y último partido de las finales la balanza cayó del lado de los contrarios. Pero los jóvenes lanzadores mexicanos fueron vitales para los juegos ganados que consiguió su equipo, atesorando respectivamente una victoria y un salvamento. Y esto solo acaba de empezar.
El estado de Sinaloa en la actualidad es desgraciadamente famoso mundialmente por el crimen organizado. Sin embargo, es mucho más poderosa y admirable su privilegiada ubicación geográfica. Situado en el golfo de California, de cara al Pacífico, multitud de ríos riegan sus tierras como si fuera el aparato circulatorio que da vida al estado más fértil de los treinta y uno. Y ahora Sinaloa no solo es fuente de vida, también lo es de béisbol.
Osuna alcanzó primero el éxito. De familia ligada al béisbol, su tío también jugó en la MLB, pasó de cultivar tomates y patatas, a los equipos de ligas menores de los azulejos de Toronto. En 2015 disputó su primera temporada en Las Mayores y realizó 20 salvamentos con una ERA de 2, 58 en 68 partidos. Quedó cuarto en las elección de rookie del año. En 2017 consiguió 39 saves y su progresión le llevó al juego de las estrellas. El año pasado fue un momento de gloria y también otro de estancia en los infiernos. Osuna consiguió ser el jugador más joven en alcanzar los 100 salvamentos y poco después fue apartado de la competición por un caso de violencia de genero. Fichó por los Astros y volvió después de la sanción para seguir a un nivel altísimo.
Urquidy tuvo un recorrido distinto. Firmó por los Astros en 2015 y ha ido subiendo la escalera peldaño a peldaño. Este 2019 hizo su primer Spring Training con el equipo y a mita de temporada, cuando se necesitaron brazos, los Astros le hicieron debutar abriendo contra los Rockies. Jugó 9 partidos más en regular y 4 en postemporada. En el último contra Yankees hizo un relevo largo vital para que los Astros llegaran a las finales. Y abrió en el cuarto de las World Series que sirvió para empatar la cuenta y que le dibujó una victoria en su récord personal.
Urquidy y Osuna unirán fuerzas en 2020 para defender de nuevo los colores de unos Astros que aspiran a todo. Lamentablemente, la franquicia tiene aún acechando la sombra del caso abierto sobre espionaje a los contrarios, que seguramente traiga alguna consecuencia. Pero sea la que sea, el equipo de Texas está viviendo una época dorada, con un infield al que le desborda el talento y unos pitchers que cuentan con las mejores ayudas técnicas para su evolución y mejor rendimiento. Lo cual sigue siendo una de las mejores facetas de la franquicia. Un equipo de lanzadores que continuará siendo uno de los mejores de la liga, y un equipo de lanzadores que ondeara la bandera mexicana a su paso.