Manny Ramírez sigue dando guerra. El tipo tiene 48 años y se resiste a dejar la pelota. Han pasado nueve años desde su último at bat en Grandes Ligas y aún así no ha parado de jugar. Ha pasado por las Águilas Cibaeñas, por la liga China, por las Menores y hasta por una liga independiente japonesa.
Lo último que hemos oído es que le gustaría volver a jugar. Los rumores sobre una posible vuelta a la liga china han tenido cierta fuerza, aunque parece que solo fueron eso, rumores.
En cualquier caso, es sorprendente que con casi 50 años Manny siga manteniendo una forma física que le permita contemplar la posibilidad de una vuelta a los diamantes. Habrá quien diga que esto se debe al uso de esteroides durante una parte de su carrera. Están equivocados, el secreto de Manny reside en un cocktail secreto que está lejos de contravenir la legislación antidopaje.
Antes del cuarto partido de las Series de Campeonato del 2004 (si, ese cuarto partido y esas Series de Campeonato!!!!), Kevin Millar reunió a todos sus compañeros y les hizo tomar un trago de whisky. No había nada que perder. Los Yankees lideraban la serie 3-0 y los Red Sox se enfrentaban a la historia.
Manny decidió que el gesto de hermanamiento de Millar se quedaba corto. Que la situación requería algo mucho más drástico que un simple chupito de whiskey canadiense. Un familiar de su mujer, que es brasileña, le había dado unas raíces y cortezas de árbol amazónicas a las que se les atribuían propiedades afrodisíacas.
Pues bien, Manny decidió ponerse creativo. Mezcló todo aquello que le habían traído desde Brasil con ginebra, vino y miel. La bebida obtenida no le debió resultar lo suficientemente estimulante. Manny fue a su taquilla, agarró varias viagras, las machacó y las mezcló con el resto del brebaje.
Cuando alguién le preguntó que diablos estaba haciendo Manny contestó con total naturalidad: “Mama Juana, brother. Esto te pone bien duro”. Los jugadores se reunieron alrededor de aquello y después de que el veterano Ellis Burk lo probara todo el roster, menos el pitcher abridor, se dio un trago de aquello.
Boston ganó aquel partido. Así que el ritual se produjo al día siguiente. Y volvieron a ganar. La preparación de la Mama Juana se convirtió en una rutina pre partido más de los Red Sox. En lo quedaba de offseason no perdieron ni un solo juego. Les levantaron el 3-0 a los Yankees y en las Series Mundiales barrieron a los Cardinals para terminar con la dichosa Maldición del Bambino.
Durante los noventa la paranoia de la Maldición del Bambino invadió Nueva Inglaterra. Los 86 años sin ganar un título que acumularon los Red Sox provocaron que se hicieran exorcismos, que se estudiara si Fenway estaba construido sobre un cementerio y hasta que aficionados de los Red Sox peregrinaran a la tumba de Ruth para pedir perdón.
Quizás la Mama Juana de Manny fue el remedio para todo aquello. La solución del chamanismo amazónico contras un mal de ojo que se ya se hacía insoportable. Pero solo quizás. Lo seguro es que aquel mejunje es lo que ha alargado la carrera de Manny hasta el inimaginable.