Resultado final: Saint Louis Cardinals – 13 Atlanta Braves – 1, quinto partido NLDS.
Historia del béisbol. Es lo que mejor resume el partido de anoche, en el que los Cardinals aplastaron a los Braves. De esos partidos que no se ven todos los días, es más, de esos que no se han visto nunca. Y me atrevo a decir que fue un partido agrio. Uno en el que ni siquiera el fan del club que apuntala su victoria y pase de ronda, se siente del todo cómodo viéndolo. El verdadero fan se imagina a su equipo venciendo la adversidad, ganando sin dejar dudas o incluso remontando en el último momento para una victoria épica. Pero no se lo imagina viendo al contrario cometer errores, regalando bases y entregando las armas antes de siquiera presentar la másmínima batalla.
Una primera entrada escandalosa
Pero es historia del béisbol. Como la que se escribe en los libros poniendo que es la primera vez que se hacen 10 carreras en la entrada inicial de un partido de postemporada. O la que se escribe diciendo que empata el número de carreras en postemporada hechas en una entrada, sea la que sea. O el mayor número de carreras en una entrada para los del pájaro rojo. Una manera anticlimática de acabar una serie muy espectacular, al menos hasta el inicio del quinto partido.
Quiso una gran temporada de los Braves, brindarle al equipo un desempate en su feudo, lo que nos dejo a todos el panorama de un Suntrust Park que parecía una escena de tanatorio. Las caras del dugout no eran mejores. Mike Foltynewicz, que había permitido solo 3 hits en un espléndido segundo partido, se apoyaba contra la puerta de entrada al vestuario después de haber sido sustituido en esa terrorífica primera entrada. A Folty le hicieron algunos primeros planos mientras veía como Max Fried corría su misma suerte, o peor. 10 carreras anotaron los Cardinals en la parte alta de la primera entrada y allí se acabó el partido.
El equipo visitante hizo lo que tenia que hacer. Simplemente aprovechar la situación. Este deporte a veces tiene estas cosas. Nunca sabes cuando va a ser la siguiente oportunidad, así que te agarras a lo que venga. No necesitó San Luis ni siquiera sacarla del campo. Bastó con una combinación de hits de todos los colores, aderezado con unas cuantas bases por bolas y errores aquí y allá de la defensa.
Son treinta equipos en la MLB y necesitas algo más que un buen equipo para luchar por algo. También el béisbol nos muestra los más increíbles escenarios, las mayores giros de guión que puedas imaginar. Pero en el partido de ayer se veía en el ambiente que nada iba a cambiar. Fue como ver a alguien apalear a un animal muerto.
Y hasta aquí la función de la NLDS
No hubo más lucha, no hubo más en un encuentro para la historia, sin más historia después de ese inicio. Se sucedieron las visitas al montículo de los Braves, los cambios de pitcher y más errores de fildeo. 13-0 al llegar a la cuarta entrada. El manager del año en la nacional de 2018, no cambiaba el semblante, lo cual normalmente es un comportamiento que se ve como virtud. Sin embargo, a mi no me hubiera parecido mal que hubiera gritado e incluso dejado escapar la rabia. Esa rabia que los aficionamos sentimos cuando vemos a nuestro equipo estropear lo que podía haber sido algo bueno. Y digo estropear por no decir quemar, pisotear y escupir encima. Y es que, es humano, como lo son las ovaciones sarcásticas del publico cada vez que los Braves conseguían por fin un out, después de ese inicio desastroso.
Mientras tanto, los Cardinals aguantaron a Flaherty hasta la sexta. Podían haberle reservado, pero trataron el partido en serio, más serio de lo que el rival estaba mereciendo. Tampoco hicieron muchos cambios defensivos para dar oportunidades a otros peloteros. El partido entró en piloto automático por el que corrieron las entradas de manera insulsa. Rara vez se han hecho tan largos los descansos de medias entradas.
Gran partido de Kolten Wong, Paul DeJong y del joven Tommy Edman, gran descubrimiento de los de Missouri. Marcell Ozuna haciendo record del equipo de hits en una serie. En realidad, un gran partido de todo el conjunto, por eso el resultado es tan abultado, se juntaron el hambre con las ganas de comer. De los Braves, lo mejor el homer de Josh Donaldson y … las coca colas del estadio, que vienen recién hechitas de la fabrica.
Y poco más, desde la cuarta a la novena, firmaron pacto de no agresión y fueron de la mano hasta bajar el telón. Unos inician vacaciones y otros a buscar la gloria.
Vencedores y avergonzados
Mucha suerte a los Cardinals, justos vencedores de la serie y dignos rivales para la Serie de Campeonato. Han formado un equipazo. La adquisición de Paul Goldschmidt ha sido traerse un refuerzo y de repente descubrir que es el mejor jugador de la plantilla. Y los lanzadores parecen haber encontrado todos a la vez los mejores momentos de su carrera.
Para los Braves, decir que ha sido una manera ridícula de marcharse de la fiesta, con el papel higiénico asomando por detrás del pantalón. Lo hecho, hecho está. Una noche olvidable solo con ayuda profesional. Pero Alex Anthopoulos ha echo un grandísimo trabajo desde que llegó. Y no tiene la culpa de que en el deporte a veces tengas malos días, o malísimos, en los que todo sale al revés. Una vez que pase el tiempo, hay que recordar toda la temporada, el crecimiento del equipo y que estos momentos de rabia son los que generan más ganas de redimirse en el futuro. Lo importante siempre es juntar un grupo que esté en la lucha, con opciones a todo, y este lo va a estar por una buena temporada.