- Esto empieza con uno de los tópicos deportivos por antonomasia: cualquier cosa puede pasar a partido único. Esto es todavía más cierto en el béisbol. En una competición que es un fluir lento y pausado en el que el tiempo siempre acaba poniendo todo en su lugar y en el que la sobrerreacción no tiene cabida, nos encontramos con el partido de wildcard, una maravillosa anomalía de resultado absolutamente incierto. Ahora bien, todo lo que no sea una victoria de los Dbacks en el partido de Comodín de la Liga Nacional, será una auténtica sorpresa.
Los de Arizona se han ganado a pulso ser favoritos. Son un conjunto completo, regular y que llega a octubre en un gran estado de forma (récord de 19-11 en los últimos 30 partidos). En la lomita contarán con Zack Greinke. El pitcher está firmando una de sus mejores campañas en las Mayores. Probablemente la mejor después del Cy Young de 2009 y el 2015 con 1.66 de ERA.
Hablar del ataque del equipo de Lovullo es hablar de J.D. Martinez. El nivel del ex de los Tigers desde su llegada al desierto ha sido tal que ha conseguido dejar a Paul Goldschmidt en segundo lugar. Su promedio con las «serpientes» es de .302 con un OPS de 1.107 y 65 RBI en 62 partidos (!!!). Todo esto sin menospreciar a Goldschmidt. El primera base sigue siendo el líder del equipo y uno de los máximos favoritos para hacerse con el MVP.
Detrás de Goldschmidt y J. D. Martinez nos encontramos con menos garantías. Destaca la capacidad de «embasado» del catcher Cris Iannetta y un siempre voluntarioso David Peralta. Es una pena como el núcleo joven del equipo se ha ido desdibujando a medida que avanzaba la temporada. Primero con la lesión de Chris Owings y luego con el bajón de Jake Lamb y Brandon Drury.
A partido único puede ser vital el rol de un bateador como Jeremy Hazelbaker. Es un auténtico especialista contra pitchers diestros y puede condicionar mucho el uso que el rival haga del bullpen e incluso, en caso de ser titular, el número de entradas que Jon Gray aguante en la lomita.
Los Rockies llegan en un estado de forma bastante más discreto (15-15 en los últimos 30 días). Han conseguido entrar en la postemporada de milagro y ni contar con Nolan Arenado en su novena hace que se le vea con muchas opciones. Esta muy manido eso de que este equipo solo rinde por las particularidades de su estadio, pero no podemos negar que hay mucho de verdad. Colorado tiene un OPS de .862 (el mejor de la liga) cuando juega de local y uno de .703 (el 24ª de la liga) cuando es visitante.
Las ventajas ofensivas que ofrece la altitud de las Rocosas son especialmente apreciables en Charlie Blackmon. Su OPS como local es el segundo más alto de la MLB, como visitante es el 83º, justo detrás del de Jed Lowrie. Pero aún hay más, Blackmon ha pegado 64 sencillos, 18 dobles, 13 triples y 24 home runs en casa. En la carretera se tiene que conformar con 63 sencillos, 17 dobles, un triple y 13 homers.
Salvo Arenado y LeMahieu, todos los jugadores de los Rockies manifiestan un receso importante cuando dejan Denver. Ni siquiera en Chase Field, casa de los Dbacks y que ostenta el título de segundo estadio más ofensivo de las Mayores, han tenido un gran rendimiento. Los de Arizona lo tienen todo de cara.