Roberto Clemente fue el primer jugador Latinoamericano que llegó a los 3000 Hits, un gran hombre que perdió la vida ayudando a los demás, un ejemplo a seguir.
Cuando oyes el apellido CLEMENTE en España y aún en mayor medida por el Pais Vasco, no es en ROBERTO en quien piensas. A la mente te viene un tal Javier Clemente, entrenador de fut*** y del cual tengo una imagen grabada en la cabeza (no sé si considerarla una imagen positiva), tras verle paseando en bañador por la playa de Zarautz, pero no me voy a ir por los cerros de Úbeda e iré al lío con el Béisbol, ya que a nadie le importa el sexy caminar del Míster.
La historia de Roberto Clemente es realmente triste, a la vez que redonda. El 30 de septiembre de 1972 en el Three Rivers Stadium de la ciudad de Pittsburgh, el magnífico pelotero nacido en Puerto Rico y considerado uno de los mejores jardineros derechos de la historia, se encontraba en la cuarta entrada, de un partido que enfrentaba a su equipo, los Pittsburgh Pirates y a los Mets de Nueva York. Jon Matlack se encontraba sobre la lomita y tras ponerse de acuerdo con su catcher a base de señas y movimientos de cabeza negando y afirmando, se decidió a lanzar la bola. Una bola curva que pasó a la historia, la cual facilitó un logro que podía haber sido aún mayor, de no ser por la visita de la “Dama Negra” (citando una de tantas formas que @R.Blasco utilizó en “Sabermetría paranormal: la guadaña sobre el montículo“) para nombrar a la muerte. El momento histórico, no fue el lanzamiento de Matlack sino el batazo del boricua, un doble que se fue entre los jardines izquierdo y central y que supuso el Hit número 3000 en su carrera. Sólo 10 jugadores antes que Roberto, habían conseguido llegar a los 3000 hits y fue el primero entre los jugadores latinoamericanos. La ovación de todos los presentes en el estadio fue tremenda, reconociendo su logro y mostrándole su respeto.
Parecía que iba a ser un partido más, un punto y seguido para el ganador de dos Series Mundiales y otros tantos reconocimientos deportivos. Pero la tragedia dio de lleno en la figura del #21 de los Pirates. El fatídico 31 de Diciembre un accidente aéreo, mientras llevaba un cargamento de ayuda para las víctimas del Terremoto de Managua de 1972 truncó su vida. Dice mucho de él que al enterarse de que los militares del país administraban deficientemente los envíos internacionales, quisiese ir en persona (sin necesidad de hacerlo) e intentar que se hicieran bien las cosas.
En 1973 entró en el Hall Of Fame (sin tener que esperar los 5 años de retiro habituales) por votación especial. El día de la ceremonia se creó el “Premio Roberto Clemente” como reconocimiento a quienes realizan labores destacadas en el deporte y en la comunidad. Como detalle curioso, había donado al museo del béisbol de Cooperstown, el bate con el que consiguió ese histórico hit 3000.
Una cosa me ha quedado clara al escribir sobre él, tendría que existir más gente como él: Gracias ROBERTO CLEMENTE !!!