Los Angeles Dodgers han vuelto a tomar la delantera en unas apasionantes series mundiales y se sitúan a tan solo una victoria de conseguir el tan ansiado título que se les lleva resistiendo desde 1988. Tampa Bay Rays, en cambio, ya no tiene margen de error y el próximo partido será a vida o muerte si quiere seguir optando a levantar el Trofeo del Comisionado por primera vez en su historia.
Se esperaba con mucho interés el inicio de este partido después del loco y estrambótico final del cuarto encuentro. En la previa al mismo y en una conversación que tenía lugar en el canal de Twitch de Leonishiki entre quien os habla y Angel Lluis Carrillo, comentábamos la diferencia de mentalidad con la que los equipos podían afrontar este partido, por una parte con unos Rays eufóricos y por la otra unos Dodgers con la moral más baja pero que quizás salieran con el cuchillo entre los dientes para remediar la pifia del día anterior.
Pero si algo nos enseña el béisbol a diario es que este no es un deporte cualquiera. En cuanto se acaba un partido hay que borrar todo lo que ha pasado y centrarse en el siguiente, sin tiempo para lamentarse ni disfrutarlo en demasía. Igual que cuando a un pitcher le hacen un jonrón y tiene que borrarlo de su mente en cuestión de segundos porque enseguida tiene enfrente a un rival nuevo con el que pelear. Esto es béisbol, señores, un deporte distinto a todos hasta en los más pequeños detalles. Y por eso nos apasiona.
Y los dos equipos salieron a jugar con el mismo guion de los días anteriores, sin complejos y sin tener en cuenta lo ocurrido hasta el momento. Cierto es que los Dodgers hoy partían como favoritos porque lanzaba Clayton Kershaw, y cuando el texano se sube a la lomita su equipo sabe que tiene un plus que le falta al rival. Y hoy, de nuevo, se confirmó.
Tyler Glasnow volvió a sufrir de inicio y en dos entradas ya veía como el equipo contrario le había endosado tres carreras. Parece que al lanzador californiano le cuesta entrar en el partido, porque según este va avanzando da la sensación de centrarse en el mismo y domina bastante mejor a sus rivales, pero ante una ofensiva tan potente como la de los Dodgers o sales centradísimo desde el inicio o sabes que vas a sufrir, como así pasó.
Kershaw, en cambio, se mostró tan sólido como casi siempre. Estuvo a un tercio de completar seis entradas de calidad cediendo tan sólo dos carreras. Algunos dirán que fue un partido correcto o normalito, seguramente los mismos que si el pitcher fuera Jacob deGrom, Max Scherzer o Gerrit Cole catalogarían su actuación de soberbia. Es la narrativa de Kershaw, al que algunos parecen no perdonarle el ser el mejor pitcher de los últimos 20 años (y a lo mejor me quedo corto) y le exigen siempre lo que no le piden a los demás. Allá ellos, su exceso de bilis les está haciendo no disfrutar de la carrera en activo de un futuro Salón de la Fama.
Por cierto, que Kershaw ya es el jugador con más ponches en la historia de la postemporada superando a otro fuera de serie como Justin Verlander. Aunque seguro que algunos también le pondrán peguitas a esto, ¿verdad?
Lo cierto es que el pitcher angelino se fue del partido dejando a su equipo en ventaja y salvando alguna que otra situación comprometida, como el intento de robo de home de Manuel Margot, una decisión algo arriesgada pero que Clayton Kershaw y Austin Barnes solventaron con una tranquilidad casi impropia de un partido en el que te juegas casi medio título. Nada que ver con los nervios de Chris Taylor y de Will Smith en la tan aciaga última jugada del partido anterior.
Y ya que estamos tratando de hacer analogías entre el cuarto y el quinto encuentro, hay que destacar que los bullpen de ambos equipos estuvieron en esta ocasión inmaculados, nada que ver con la fiesta y charanga de carreras concedida por ambos el día anterior. En esta ocasión todos los que salieron dominaron, con mas o menos problemas, a las ofensivas rivales para dejar el marcador inamovible hasta el final. Curioso, por cierto, que Dave Roberts decidiera darle el puesto de cerrador en este encuentro a un Blake Treinen, que había lanzado en los dos partidos anteriores, en detrimento de Kenley Jansen. ¿Señal de que el de Curaçao perdió ayer la confianza de su técnico para ese puesto clave en la rotación?
Nos tomamos un día de descanso. Falta nos hace a todos; a los jugadores por razones evidentes, a los técnicos y analistas porque dispondrán así de más tiempo para preparar los partidos, y a los aficionados porque nos permitirá, sobre todo a los que vivimos en Europa, reparar nuestros dañados párpados y descansar el cuerpo lo suficiente como para tenerlo a tope y disfrutar el martes del que podría ser el último encuentro de las World Series.