Si, estatuas. No es que me haya quedado ya sin temas que tratar. Ya avisé de que los rankings iban a ser de lo que me apeteciera a mi. Y las estatuas son bonitos homenajes, los más perennes, a las vidas y carreras de las personas más importantes para un club. Y algunas son especialmente chulas. Ya sea dentro del campo o en las zonas de acceso y alrededores, forman parte de la simbología de muchos equipos de la MLB.
Algunas franquicias son más dadas a crear estos recuerdos de bronce y a otras les gusta algo menos. Algunas estatuas tienen más estilo y otras parecen haber pasado el corte por poco. Pero está claro que no hay mejor manera de honrar la memoria, que con un punto de encuentro en el espacio sagrado para los fans, que es el campo de su equipo.
5. Harry Caray
No es un jugador, pero si es una leyenda. Y una muy entrañable. En las afueras de Wringley Field está la estatua de Harry Caray. Uno de los narradores más recordados y creador de una dinastía, ya que su hijo narró para Braves y su nieto siguió también el legado también con los de Atlanta. En el monumento se captura perfectamente ese «seven inning stretch» donde coreaba con la gente desde la cabina el «Take me out to the ballgame», tradición que se mantiene viva en Chicago.
4. Steve Carlton
El ganador de 4 Cy Youngs con los Phillies, reside permanentemente en las afueras del Citizen Bank Park. Hay muchas estatuas de pitchers, casi todas plasmando el momento de lanzar (brutal también la de Marichal en San Francisco), pero esta tiene algo de especial. Supongo que tiene que ver con como está capturado. Es un fotograma perfecto y parece como si fuera a terminar el movimiento y soltar la pelota en cualquier momento.
3. Frank White
También hay varias de infielders haciendo jugadas, pero la mejor para mi es la de White. En una posición imposible pero que todos podemos asociar a un movimiento conocido. Ese salto de lado por la inercia de ir corriendo a por un rodado y el lanzamiento lateral a primera que lo sigue. Frank White fue MVP en 1980 y el ganador de 8 guantes de oro. Tiene este huequito dentro del Kauffman Stadium de los Royals.
2. Al Kaline
Un grande, con una estatua a la altura. Dentro del Comerica Park, saltando para coger una bola arriba. Da igual que los uniformes y guantes de hace sesenta años se nos hagan viejunos, el movimiento congelado de Kaline es atemporal. Lo mejor de la estatua ya no es la captura en si de la acción, es que, no es necesario verle la cara para saber que es una buena estatua. Y de hecho, como está mirando hacia arriba, dudo que la vea nadie, pero tampoco hace falta. Es normal, y funciona como metáfora, que miremos a Al Kaline desde abajo.
1. Bill Mazeroski
Lo mejor del béisbol, la alegría por el triunfo, se junta con el recuerdo a Bill Mazeroski y su walk off contra los Yankees en 1960. El que es, a menudo, referido como el home run más grande de la historia. Y no es para menos, a día de hoy es el único walk off home run en un séptimo partido de unas World Series. Es difícil mostrar más júbilo recorriendo las bases que Mazeroski con su casco en la mano. Un momento perfecto con una estatua perfecta en un bonito rincón, detrás del PNC park, a la orilla del rio y frente al skyline de Pittsburgh. Inmejorable.