Era el 2012 en los Estados Unidos, Joe Biden, el actual mandatario de ese país, fungía como vicepresidente del entonces máximo dirigente, Barack Obama. El largometraje Moneyball, fue uno de los nominados a mejor película en los premios Oscar. En el mundo, los Juegos Olímpicos se disputaron en Londres. El 6 de enero de ese año, corría la temporada muerta en la MLB y se realizó una transacción que trajo al equipo de San Diego a Andre Cashner, un brazo joven, sólido, con un futuro promisorio a cambio de un gran bateador prospecto, Anthony Rizzo.
Anthony Rizzo, antes de pertenecer a la organización de los frailes perteneció a los Red Sox. Se convirtió muy joven en profesional, a los 17 años fue elegido en la 6ª ronda del draft del 2007 por los patirrojos. Llegó a la organización de Los Padres siendo la piedra angular del trato por Adrián González con Boston.
Anthony Rizzo era el relevo generacional ideal para suplir a González en la primera almohadilla. Tenía el poder y la defensa muy similar al El Titán mexicano, pero más atlético. Las aspiraciones de Los Padres eran que el joven Rizzo pudiera llenar ese hueco cabalmente. En todos los niveles donde se había desempeñado hasta ese momento, su ascenso era evidente, tanto con el bat como a la defensa. Tenían a un diamante en bruto.
Cashner, por su parte, era un poderoso brazo. Promediaba arriba de 96 mph en sus lanzamientos, padecía una debilidad, la cual era su descontrol. Elegido en 1ª ronda del draft del 200, sus apariciones en ligas menores habían sido buenas, más no sobresalientes. Era muy apreciado por los scouts de esa época, pese a que muchas de sus actuaciones habían sido como relevista, incluso en la universidad.
Esencialmente, Los Padres no debieron realizar ese movimiento, ambos equipos no eran contendientes en ese momento. Rizzo era un jugador casi listo para el primer equipo y Cashner era un proyecto aun con mucho que pulir.
Aquí era cuestión de decidir sobre qué posición era prioritaria cubrir en estos equipos. Los Cubs, se encontraban en pleno proceso de reconstrucción con Theo Epstein como gerente general. La visión del club era clara, consolidar su base ofensiva con peloteros que tuvieran dotes de liderazgo y cuando se visualizara un conjunto sólido en ese sentido, se firmarían lanzadores ya probados.
Se decía que la primera opción para los Cachorros era Prince Fielder, el entonces cañonero de los Milwaukee Brewers, pero este fue firmado por Detroit Tigers en la agencia libre. Fue así que fueron por su siguiente opción, un joven Rizzo de entonces 22 años.
Epstein fue crucial en el movimiento, él conocía a la perfección las cualidades en el juego y de liderazgo de Rizzo porque fue quien lo seleccionó en el draft estando en la gerencia de Red Sox. Fue el primer gran cambio de Epstein como directivo y resultó ser especialmente impactante.
Pese a un gran año en sus filiales, los Padres decidieron deshacerse de Anthony en el cambio ya descrito, el acontecimiento que detonó esta decisión se llevó a cabo unas semanas antes.
San Diego habían obtenido a Yonder Alonso, otro gran prospecto en la Primera Base proveniente de Cincinatti Reds, quien junto a Yasmani Grandal, Edinson Volquez y Brad Boxberger se unieron al club a cambio del estelar abridor Matt Latos. Debido a ese trato, Rizzo tendría poca oportunidad de jugar en el primer equipo y Cashner lucía como una sólida promesa para reforzar el staff de lanzadores a futuro.
En ese contexto, ambos equipos no se lo pensaron y decidieron plasmar la firma para el movimiento. Completaron el traspaso dos jugadores más, junto a Cashner viajó a la bahía Zach Cates y en la ciudad de los vientos, arribó junto a Rizzo, el coreano Kyung-Min Na. Ellos no lograron ascender a las mayores.
Si se tratara de analizar este cambio y elegir a un ganador, sin duda alguna, esos serían el equipo de Illinois. Ya que, en los siguientes 10 años Rizzo brilló con luz propia en los Cubs. Logró un WAR de 36.7 en ese lapso de tiempo, todos para el mismo club. Consiguió un histórico campeonato para la franquicia en la Serie Mundial de 2016, tras una sequía de 108 años. Fue seleccionado a 3 Juegos de Estrellas y se hizo acreedor a 4 Guantes de Oro. Líder indiscutible, con un carisma innato que lo llevó a convertirse en un favorito de los fanáticos.
Su contraparte en San Diego, Alonso, batalló para consolidarse en la Gran Carpa y obtuvo un WAR de 7.9 en los siguientes 8 años en los cuales culminó su carrera. Andrew Cashner, el resto de su camino en las Ligas Mayores obtuvo un WAR de 10.8 global.
Además, si sumáramos el WAR de Alonso, Cashner, Vólquez, Boxberger y Grandal por el resto de sus carreras hasta los diez años siguientes, alcanzarían un total de 49.7, siendo Grandal el más sobresaliente con 23.3 en su carrera.
Obviamente, no toda esa cantidad la consiguieron para el equipo de la bahía, donde casi ninguno llegó a figurar. Cinco jugadores juntos superarían por muy poco a uno solo, eso sí, ninguno con la calidad de liderazgo y el status de figura como Anthony Rizzo.