Las predicciones para 2018 eran las de unos Atlanta Braves en crecimiento. Un proceso que, con suerte, conformaría un equipo con opciones de postemporada en 2019. Pero para eso era aún pronto. Era aún pronto, supuestamente.
Una offseason convulsa, un cambio de dirección y ningún fichaje deslumbrante tuvieron un resultado inesperado, los Atlanta Braves consiguieron ser Campeones de División, lo cual no se veía en Atlanta desde el año 2013. Este deporte es así.
Una offseason convulsa
El invierno trajo un nuevo General Manager, a Coppolella le pillaron haciendo uso de lo que llamaron «un vacío legal en las normas MLB de contrataciones de extranjeros» y acabó «dimitido». Para hacerse cargo de las pertinentes responsabilidades del club, vino Alex Anthopoulos, con los mejores años recientes de los Blue Jays en el portfolio. Matt Kemp se fue a los Dodgers por Culberson y Mccarthy dejando ese regusto que te queda cuando piensas que estas regalando los mejores vinos de tu cosecha. Nadie pensaría que así empezaba el año de los «Baby Braves».
Los Baby Braves
El entonces prospect numero uno de la liga, Ronald Acuña Jr. no empezó la temporada en el lineup del primer equipo, por razones estratégicas esperó su turno mientras jugaba en la triple A. Si los Atlanta Braves aguantaban hasta mediados de abril, tendrían derechos contractuales sobre el venezolano para seis años. Y la jugada salió redonda, cuando se unió a su declarado hermano del alma Ozzie Albies en el campo, todo encajó a la perfección. Dos rookies de 20 y 21 años, mano a mano para llevar al equipo hasta la postemporada. Tampoco es el equipo más joven de la liga, pero por esas cosas que tiene la prensa americana y por como estos dos chavales acapararon los focos, triunfó el apelativo cariñoso de «los Baby Braves».
Y es que, la entrada en liza de Acuña, marcó un punto de inflexión. El inicio fulgurante de los Mets, que luego acabaría en fiasco, consiguió que los de Queens lideraran la división inicialmente, pero antes de acabar abril hubo relevo. Ronald Acuña en sus 8 primeros partidos consiguió una media de 382, 2 homers y 5 carreras impulsadas, y aunque lógicamente no siempre a ese nivel, se mantuvo en grandes números hasta que, en las series del Memorial Day contra los Red Sox, caía trágicamente lesionado. Y parecía grave.
¿Sólo una temporada de crecimiento?
Pero hasta ese momento todo era buen rollo en Atlanta. Los Braves incluso se permitieron hacer experimentos, como la contratación fugaz de José Bautista, que fue cortado cuando demostró no llegar ni a la línea de Mendoza. En realidad, el mismo Mendoza habría sentido algo de vergüenza ajena, pero es que los años pasan para todos. El 20 de mayo fue una fecha para recordar. Contra los Marlins en casa y con desventaja de seis carreras se afrontaba la última entrada, con lógica decepción. Los Atlanta Braves no solo le dieron la vuelta al partido, sino que culminaron con un walkoff del chico del barrio, Dansby Swanson, que ha cuajado su mejor año con diferencia.
Un mes estuvo fuera del leftfield por lesión Acuña, menos de lo que parecía inicialmente, y el equipo se resintió, pero Freeman, Inciarte y Markakis mantuvieron el barco a flote durante un Junio difícil. En Julio regresó Acuña y las cosas fueron incluso a mejor.
Acuña consiguió ser el jugador más joven en anotar 5 homeruns en sendos partidos consecutivos, llegó un momento que acostumbró a los fans a verle sacarla del campo. Abrir partidos con el correspondiente leadoff homerun parecía ser lo que tocaba.
También parecía que Albies había estado ahí siempre y cuando su casco «echaba a volar» de su cabeza, sabias que algo divertido estaba pasando. Es una estampa de documental su velocidad corriendo de primera a segunda. Así como las carreras en contra que ha ahorrado Ender Inciarte desde el jardín central y la solidez inabarcable de Freeman en primera que terminó la regular con 309 de media de bateo.
En el montículo, Julio Teheran hizo la que probablemente sea última temporada como Ace de los Atlanta Braves, 3.94 de ERA y 162 strikeouts. Intermitente como siempre, ha dejado el hueco perfecto por el que se cuela el amigo Folty. Mike Foltynewicz está en lo alto de la montaña, durante mucho tiempo en la temporada en el top en ERA y strikeouts, ha acabado con 2.85 y 202 respectivamente, ganándose los mayores galones de la rotación. También dio un salto de calidad Sean Newcomb, con un record de 12-9, hizo una gran campaña y estuvo al borde del no-hitter en el Yankee Stadium a finales de Julio.
Los meses decisivos
En Agosto se dio el verdadero golpe encima de la mesa y en septiembre en las series de la misma división, primero contra Nationals y luego contra Phillies, se dictó sentencia. Aunque realmente pudo quedar la sensación de que en el sprint final se entró andando. Se olvidaron de asegurar ventajas de campo y eso pudo ayudar a que no se encarara bien la postseason.
Los Atlanta Braves se sentaron a disfrutar de los partidos extras y de los wild cards, esperando rival, pero la suerte se puso en contra y llegaron los Dodgers que habían hecho una temporada de menos a más. En los dos primeros Ryu y Kershaw secaron la ofensiva de Atlanta, que intentó levantarse en el Suntrust Park, pero en el cuarto Machado y un homerun de tres carreras los mandaron a la lona para ya no levantarse más.
Y de esa manera se ponía final a una temporada que nadie esperaba, con la alegría de una progresión meteórica y un plantel para marcar época, y la tristeza de saber que faltó muy poco para celebrar algo más.
A pensar en la siguiente
En un solo año han cambiado mucho las cosas, en 2019 el spring training presentará un equipo con el objetivo real de repetir título de división e incluso pelear por las series mundiales. Además, Chipper ya es un merecidísimo hall of famer.
La reciente llegada de Josh Donaldson completa un infield para envidiar. También se ha anunciado la vuelta del hijo prodigo, el catcher Brian Mccann regresa a Atlanta y dará ese punto de experiencia, fuerza y conexión con la grada que siempre hace falta. Queda apuntalar el outfield tras la salida de Markakis y si llega un pitcher de calidad para la rotación entonces no habrá límites. Corren buenos tiempos para la histórica franquicia de los Bravos de Atlanta.