Llevar desde 1988 sin pisar las series mundiales era un lastre demasiado pesado para una de las franquicias más históricas de la competición. Para remediar esto Los Dodgers han estado invirtiendo tiempo (en sus granjas) y dinero (en sonados fichajes) en las últimas temporadas para volver a lo más alto del podio de la MLB, y cerca han estado de conseguirlo esta vez.
La temporada de los Dodgers hay que calificarla como sobresaliente. Mejor registro de toda la liga regular con el mejor balance de los 30 equipos, campeones de la Liga Nacional tras casi treinta años sin conseguirlo y a un solo partido de llevarse el Trofeo del Comisionado para sus vitrinas. Eso sí, en una temporada tan larga hay tiempo para que haya luces y sombras y los Dodgers no iban a ser una excepción. Un profundo bache en agosto hizo saltar todas las alarmas y muchos agoreros vieron a un equipo agotado que, sin embargo, se supo rehacer perfectamente para afrontar la postemporada a tope. Sólo ese pequeño fallo en el último partido de los playoffs les privó de la temporada perfecta.
La profunda rotación de los Dodgers
Y eso que los angelinos han sido uno de los equipos con mayor número de lesionados de todas las Mayores. A pesar de ello su enorme profundidad de banquillo y su larguísima rotación de pitchers le permitieron sobrellevar los diferentes percances sufridos sin que los resultados se vieran perjudicados. Alguno de ellos ni siquiera llegó a lanzar una sola bola, como es el caso de Scott Kazmir, uno de los fichajes más caros y poco rentables de la franquicia por los pocos partidos que ha podido disputar. Tampoco el joven Julio Urías, llamado a ser uno de los lanzadores estrella de la temporada, pudo terminarla al tener que pasar por el quirófano y tendrá que esperar al 2018 para demostrar su gran rendimiento sobre la lomita.
Otros han tenido altibajos en su rendimiento, como Brandon McCarthy (que ha ido claramente de más a menos) o algunos integrantes del bullpen como Pedro Baez o Luis Avilán. Otros como el japonés Kenta Maeda ha pasado de ser un buen lanzador inicial (sin más) a convertirse en un excepcional relevista de largo recorrido y, aunque la gerencia ya ha dicho que cuentan con él como abridor para el futuro, ya veremos si finalmente no acaba en el bullpen el próximo año, mientras que el coreano Hyun-Jin Ryu parece no estar aún repuesto del todo de la lesión que le dejó fuera de acción durante todo el 2016 y su rendimiento fue claramente mejorable.
Clayton Kershaw ha vuelto a demostrar que es el mejor lanzador de este deporte con diferencia. Y eso que, por segundo año consecutivo, ha visto como a pesar de tener la mejor ERA de la Liga Nacional el trofeo Cy Young acababa en otras manos. Y es que junto a Rich Hill (¡ay, ese no hitter perdido en la décima entrada ante Pittsburgh!) y a un sorprendente Alex Wood han formado una tripleta de lujo con la que sentirse seguros a la hora de afrontar el 2018. La parte negativa fue el fichaje de Yu Darvish, que llegó de Texas para ganar las series mundiales y que fue el gran fiasco de la última semana de los angelinos, siendo apaleado por el ataque de los Houston Astros sin llegar a conseguir ni un solo ponche y dejando a su equipo, en los dos partidos, con un lastre demasiado grande como para poder remontar ambos partidos.
En principio, y salvo novedades en una agencia libre a la que aún le quedan meses para echar el cierre, todo apunta a que Kershaw, Hill, Wood, Maeda, Ryu y posiblemente Urías van a ser los nombres de una rotación que buscará el triunfo soñado que este año se les ha escapado en las series mundiales.
La potencia al bate está asegurada
Si algo ha caracterizado a los Dodgers de esta temporada ha sido el hecho de poder sobreponerse a cualquier lesión o contratiempo sobrevenido. Ya hemos hablado de los numerosos cambios en la rotación de pitchers, pero es que al bate las cosas fueron más o menos similares. Las alarmas saltaron cuando el mexicano Adrián González se lesionaba y dejaba al equipo huérfano en la primera base, teniendo el equipo que mover a Chase Utley, a Scott Van Slyke o incluso a Logan Forsythe a esa posición hasta que se hizo con el puesto el joven Cody Bellinger, que esperaba tener una oportunidad de debutar con el equipo grande a finales de temporada pero que supo aprovechar, y de qué forma, la oportunidad que se le presentó para acabar convirtiéndose en el novato del año en la Liga Nacional y demostrando ser uno de los mejores pegadores que han vestido la casaca angelina en los últimos años. Habrá que ver si en su segundo año con el equipo es capaz de mantener el mismo nivel del 2017. También en su primera temporada Joc Pederson la rompía cada vez que tenía turno al bate y sin embargo esta temporada (salvo los playoffs) ha estado en muy baja forma, tanta que acabó incluso siendo enviado a las ligas menores una temporadita. Esperemos que Bellinger no siga el mismo camino.
Corey Seager se mantiene como uno de los mejores shortstop de las mayores y junto al nombrado Bellinger, a un formidable Justin Turner, a un mucho más centrado Yasiel Puig o al renacido Chris Taylor formaron un ataque demoledor del que era casi imposible salir indemne para la defensa rival. Si a eso le unimos a un de inicio irregular Logan Forsythe que fue mejorando según avanzaba el año, a los cátcher Yasmani Grandal y Austin Barnes y al polivalente Kike Hernández, capaz de cubrir cualquier posición disponible sin inmutarse, no es de extrañar que los Dodgers adquirieran casi desde el inicio una ventaja estratosférica para sus rivales, tanta que ni siquiera esa mala racha de 1-16 iniciada a finales de agosto les impidió acabar la temporada como el mejor equipo de la MLB, ganándose así la ventaja de campo para todas las eliminatorias disputadas en postemporada.
El futuro pasa por los traspasos
Los últimos movimientos de la gerencia han estado enfocados a poder aligerar la abultada nómina que poseía el club. Para ello los directivos no dudaron en volver a traer a Matt Kemp de vuelta a su club de origen desde Atlanta y en enviar en su lugar a Adrián González, Brandon McCarthy, Scott Kazmir y Charlie Culberson. La intención de este movimiento es la de bajar el impuesto de lujo que los angelinos llevan años pagando y tener flexibilidad a la hora de afrontar algún fichaje de futuro en la próxima agencia libre, en la que el nombre de Bryce Harper suena como el más codiciado por muchos equipos en una posible fiesta de ofertas por el jugador en la que muy posiblemente los de Chavez Ravine quieran ser protagonistas.