Como protagonista un pitcher de las Menores (Richard Pryor) obsesionado con volver a las Grandes Ligas y que se pasa la mitad de la película con la camiseta de los Cubs que lució en sus días de gloria (una saludo para Biri)….
Como secundario un receptor gordo (John Candy) ataviado con camisas hawaianas y con querencia por la cerveza y el bling bling. Añade al cóctel una escena poco recordada, pero maravillosa, en la que se juega al catch en una suite del Plaza y un partido entre un equipo ficticio de las Menores y los New York Yankees.
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Y aún así son muy pocos los que se acuerdan de El gran despilfarro cuando se hacen listas de películas beisboleras. ¿Es El gran despilfarro una película sobre béisbol? La respuesta es no, pero tampoco lo son la cuasi religiosa Campo de Sueños, Los Búfalos de Durham, o Ellas dan el golpe.
A efectos de guión el béisbol es una simple excusa para dar trasfondo a los personajes. Es también un reclamo publicitario. La mayor parte de las producciones beisboleras anteriores datan de los ochenta y principios de los noventa, años en los que el béisbol aún era el deporte rey en Estados Unidos.
Si se rodaran mañana, el Ray de Campo de Sueños sería un emprendedor que obsesionado por la pasión que su padre tenía por los juguetes vintage montaría una empresa tipo Funko. Los Búfalos de Durham un triángulo amoroso entre un CEO old school, un millennial tech-geek con dificultades para crear su primera startup y Susan Sarandon (que sigue siendo SUSAN SARANDON). Ellas dan el golpe podría ser un producción nolanizada y oscura basada en las enfermeras de un hospital psiquiátrico.
De hecho, El gran despilfarro, basada en una novela de principio del siglo XX, ha sido adaptada al cine hasta en 13 ocasiones y solo en esta versión, y por casualidad, se ha apoyado en el béisbol. En el primer guión, concebido con Bill Murray como actor principal, el protagonista era un astronauta fracasado en vez de un pitcher.
La película parte de una premisa tan absurda como agobiante: Monty Brewster, un lanzador acabado, recibe una herencia mareante de un tío multimillonario. Para acceder a ella debe dilapidar una parte importante de la misma en menos de un mes. No puede gastarlo en bienes materiales, ni donarlo o apostarlo a lo loco. Si no lo consigue perderá todo.
Más allá de un intento de sátira social poco logrado y de una frivolización de la política de la que parece que Trump, Bolsonaro, Johnson y algún otro han tomado nota (Brewster descubre que la mejor manera para gastar pasta como si no hubiera mañana es presentarse a la alcaldía de Nueva York con un eslogan que viene a decir que todos los políticos son la misma mierda), la película merece la pena solo por ver la actuación más contenida y puramente actoral de la carrera de Richard Pryor.
Pryor revolucionó el standup comedy durante los setenta. Marcó un antes y un después que le valió para llenar su casa de Grammys y discos de oro. Además realizó varios guiones para Mel Brooks y comenzó una carrera como actor cinematográfico. En 1980 estaba en la cima y los excesos de los Motley Crue eran cosas de niños a su lado. Una noche, después de cinco días sin dormir y con la cocaína como único sustento, empapó su cuerpo en ron Bacardi y se pegó fuego. Sufrió quemaduras de segundo y tercer grado y se llegó a temer por su vida.
Cuando se inició el rodaje de El gran despilfarro, tres años después de aquel episodio, Pryor estaba sobrio y en un momento personal un tanto difícil. Esto complicó mucho todo el proceso porque pensaba que sin drogas no era gracioso. Lo cierto es que firmó la actuación más redonda de su carrera (solo equiparable a la de Su juguete preferido). Consiguió crear un personaje sin necesidad de recurrir a los excesos y visajes que caracterizan una parte importante de su carrera. Demostró que era algo más que un alivio cómico.
No, no es una película sobre béisbol, pero sí una opción mucha más entretenida que alguna de las que aparecen en las listas que el personal está montando durante el confinamiento.
PD: Si se hiciera ahora, El gran despilfarro tiraría hacia el fútbol americano y no hacía el béisbol. Sería un biopic sobre la vida de Johnny Manziel.