Si algo pudiéramos decir de lo que ha sido esta temporada para los Tampa Bay Rays diríamos que ha sido el año de volver a los focos. Desde hacía unos años el equipo estaba inmerso en una reconstrucción lenta debido a su condición de small market team. En materia deportiva la temporada fue de menos a más, siendo un equipo muy inconstante y alternando rachas ganadoras con perdedoras continuamente; destacando el desastroso 1-8 inicial y el alto rendimiento mostrado en septiembre que hizo soñar al equipo con la segunda plaza de Wildcard. Una plaza vendida cara este año debido al nivel mostrado por Yankees y Athletics. Así mismo, en los últimos años, la AL East ha destacado por la gran competitividad de sus equipos dejando el listón muy alto si se deseaba competir en octubre.
El vigésimo aniversario de la franquicia ha sido el año del cambio y la innovación. Los Tampa Bay Rays querían ganar e hicieron todo lo posible para ello; desde jugar con dos pitchers en el campo para ir alternando entre zurdos y diestros, múltiples shifts defensivos, outfields de 4 hombres, infields con un jugador extra, o iniciar los partidos con el closer. Precisamente esta última ha resultado la más llamativa y polémica, ya que plantea el debate entre tradicionales e innovadores, aquellos que buscan explorar nuevas estrategias en el juego.
“The Opener” ha sido una de las claves de los buenos resultados de la campaña y del gran nivel mostrado por los jugadores que se han visto implicados. Recordemos que el Opener nació por necesidad ante la plaga de lesiones que afligió al equipo al inicio de temporada y, se espera que perdure en el equipo al menos durante los próximos años. Con esta nueva forma de afrontar el juego, y gracias a su trabajo desarrollado en todas sus competencias, Kevin Cash logró consideración en las votaciones a “Manager del Año”; hecho que refuerza y premia la gran evolución que ha ido aconteciendo en el entorno del equipo.
¿Se cumplieron los objetivos?
Durante la pretemporada, las previsiones no eran muy favorables. Tras una offseason cargada de movimientos polémicos, y que no sentaron nada bien a los aficionados, se sumó la plaga de lesiones que afligió al equipo. Brent Honeywell, el prospecto indiscutible #1 dando sus últimos coletazos en AAA se perdería la temporada debido a la cirugía Tommy John.
Todas estas lesiones y movimientos hacían ver lo que podría ser una temporada histórica en cuanto al número de derrotas; y todo ello se secundaba tras un inicio de 4-13.
No solo se cumplió el objetivo de tratar de competir con un roster cogido con pinzas, sino que además se fue un paso más allá. Nadie, ni los más optimistas del lugar pensarían que iban a llegar a finales de septiembre compitiendo por una plaza de Wildcard.
Así mismo, 2018 tenía que ser el año de iniciar el desembarco del talento joven que aguarda en Durham (AAA); y así fue. Willy Adames lideraba una camada de talentosos jugadores que están llamados a ser la base del equipo ganador que estar por venir en los próximos años. La revolución joven de los Tampa Bay Rays llegaba.
Revelación del año
Llegamos a un punto difícil de valorar, cuando un equipo está proyectado a tener más de 100 derrotas y consigue ganar 90 partidos queda claro que varios jugadores han deslumbrado con su rendimiento, destacando honoríficamente:
“The Opener” Ryne Stanek, el que fuera la primera selección de los Tampa Bay Rays en el 2013, finalmente ha encontrado su sitio en el equipo, su labor a la hora de iniciar los partidos ha sido destacable y ha sido el principal valedor de esta nueva estrategia estableciendo unos números que le han hecho destacar en su labor. Como curiosidad, y a pesar del gran asterisco que conlleva, estableció varios records dignos de mención; siete aperturas consecutivas sin conceder carreras y 17 aceptando una o ninguna.
Wilmer Font llegó a los Tampa Bay Rays a finales de mayo, en lo que era su tercer traspaso en escasos dos meses de competición tras sus desastrosas apariciones con Dodgers y Athletics, con un sonrojante ERA de 11.32 y 14,85, respectivamente. Lo que parecía un mero trámite para disponer de alguien que fuera capaz de lanzar un partido y dar un respiro al pitcheo resulto ser un movimiento de un jugador que se ganó ser parte de la rotación titular. Sus buenas actuaciones motivaron sus transiciones del bullpen a la titularidad, puesto que tendrá la oportunidad de defender en 2019, tras presentar un ERA de 1.67. ¿Y este cambió tan drástico? Los Tampa Bay Rays le permitieron lanzar desde su posición natural, en el extremo derecho de la almohadilla del montículo.
Joey Wendle, otro de los trades que más beneficios ha propiciado en relación a su coste. En diciembre de 2017 los Athletics cambiaban a Wendle por un jugador a nombrar en el futuro. Lo que parecía un mero trámite se convirtió en un jugador de notable producción al bate y una polivalente y destacada defensiva, llegando a jugar en tercera y segunda base, shorstop y en las esquinas del outfield, cada una como si fuera su posición natural. Presentando una línea de .300/.354/.789 junto a un WAR de 4.3 le hicieron valedor de finalizar cuarto en las votaciones del “Rookie del año” en la Liga Americana.
Pero si tenemos que hablar de la verdadera revelación de la temporada debemos hablar de Ryan Yarbrough. El novato procedente de Durham ha sido el lanzador más regular y duradero del que han dispuesto los Tampa Bay Rays. Cuando comenzó la temporada y la plaga de lesiones asoló a equipo, Yarbrough fue un valor seguro en cuanto a disponibilidad y a versatilidad, estando disponible tanto para relevos cortos, abrir partidos o suceder al “Opener”. Es en esta faceta donde más cómodo se le ha visto y donde ha desarrollado su mayor trabajo en este su primero año en las Mayores.
Sus números finales fueron un record de 16-6 junto a un ERA de 3.91 en 147.1 IP con 128 SO. Su gran número de entradas lanzadas destaca con el hecho de que solo inició 6 partidos, ya que su mayor y mejor desempeño, como ya hemos comentado, fue tras un “Opener”, donde produjo 23 apariciones de 3+ IP para un total de 118.2 IP desde el bullpen. El hecho de no tener que enfrentar a la parte alta del line-up al iniciar el partido le ayudó a la hora de avanzar más entradas en el partido, dato que además se apoya en la diferencia en la comparativa de abridor tradicional (4.71, 2-2 en 6 aperturas para 28.2 IP) y de relevista (3.72, 14-4 en 118.2 IP)
Decepción del año
A pesar de haber sido nombrado el “Jugador Defensivo del Año (CF)” por Wilson, tenemos que hablar de Kevin Kiermaier como la gran decepción del equipo este año. Su producción defensiva, cuando está sano, es elite. Estamos hablando de uno de los mejores defensores de la MLB que lleva liderando la competición en Defensive Runs Saved con 103 desde 2015; y que, entre otras razones, le hizo valedor de una renovación por 6 años el curso pasado hasta 2022. Remarcaremos la frase “cuando está sano”, porque por tercer año consecutivo Kiermaier ha vuelto a perder tiempo significativo por culpa de las lesiones.
Las lesiones son parte de nuestro juego y todo jugador a lo largo de su carrera lidia con ellas, y son fortuitas, pero los grandes jugadores son aquellos, que aparte de su desempeño, saben cómo minimizar sus acciones que puedan concurrir en lesión. He aquí el gran problema. Kevin Kiermaier es un jugador conocido por su entrega máxima en cada jugada, desde catches imposibles en el outfield, hasta transformar un rutinario sencillo en un doble debido a su velocidad y deslizamientos. Estas acciones, aparte de ganar el cariño de la afición también hacen que tus posibilidades de lesión aumenten.
Si hacemos un breve repaso veremos cómo en 2016 se perdió 48 partidos por una fractura de muñeca tras un intento de atrapar una bola en el jardín central; en 2017 perdió 61 partidos, fisura en la cadera, por un slide a primera base, ¡a primera base!; y más recientemente en este 2018 con una rotura de ligamentos del pulgar en un slide a segunda base y otra fisura, esta vez en el pie derecho por un foul ball, logrando aparecer solo en 88 de los 162 partidos posibles.
Con este repaso queremos darle un sentido al porque Kevin Kiermaier es la decepción del año, porque ha vuelto a repetir otra vez los mismos patrones que le llevan a perderse tiempo de juego y que pasan factura en el desempeño del equipo, sin entrar a mencionar, como esta falta de juego afecta también a su bate y su pobre aportación ofensiva.
El Futuro de los Tampa Bay Rays
De cara a esta offseason los Bay Rays no tienen grandes frentes abiertos, por lo que la composición del equipo está casi definida de cara al 2019. El outfield ha sido renovado y los nombres de Tommy Pham y Austin Meadows se posicionan como los jugadores que más tiempo tendrán en las esquinas, ambos procedentes de intercambios a mitad de temporada. El cuadro permanecerá prácticamente invariable y cargado de talento disputándose las únicas cuatro plazas disponibles. Destacaremos el nombre de Matt Duffy (3B) de cara a posibles traspasos dado que hay jugadores destacables para sustituirle y que se podría obtener buenos acuerdos.
La posición de receptor ha sido la primera en ser alterada en uno de los intercambios tempranos de esta offseason; Mariners y Rays, en uno de sus múltiples acuerdos, intercambiaban (a grandes rasgos) al receptor Mike Zunino por OF Mallex Smith. Con este movimiento, se obtiene uno de los mejores receptores defensivos de la liga con dudas a la ofensiva, mejorando notablemente la actual situación.
Por ultimo en cuanto a los lanzadores se pretende buscar la adquisición de un abridor de bajo perfil que ayude a una rotación con interrogantes. Estos son debidos a la situación de los grandes prospectos recuperándose de la cirugía Tommy John que esperan incorporarse al equipo en la segunda mitad de la temporada; Brent Honeywell, José de León, Anthony Banda y José Mújica. Blake Snell, flamante nuevo CY Young de la Liga Americana, liderará el punto fuerte del equipo como es el pitcheo junto con un bullpen que podría estar interesado en la figura de un closer establecido que aporte seguridad a la hora de cerrar partidos.
A largo plazo, el Farm System de la franquicia es actualmente de los mejores valorados y cargado de jóvenes promesas. De cara al próximo año varios de estos prospects podrían hacer su desembarco y reforzar al equipo o ser valiosas piezas de cambio para adquirir jugadores durante la temporada, ya que cabe la posibilidad de que los Rays vean factible asaltar la división y estén dispuestos a ser un equipo comprador con aspiraciones a hacer un gran papel en octubre.