A lo bueno uno se acostumbra rápido. Tras cuatro años llegando a postemporada, no conseguirlo en el quinto puede parecer un fracaso, pero nada más lejos de la realidad. Los Chicago Cubs realizaron una temporada magnífica, sobreponiéndose a muchísimos problemas:
-Lesiones en el bullpen titular que fueron cubiertos con éxito por jugadores que no contaban o de las menores: Randy Rosario, Luke Farrel, Anthony Bass…
-El teórico quinto abridor, Tyler Chatwood nunca encontró la zona de strike, fue líder de todas las mayores en regalar bases por bolas: 95.
-Bajón en la ofensiva a principio de temporada de bates importantes: Rizzo, Happ, Contreras… cubierta por gente que destaca normalmente más en la defensiva: Albert Almora, Jeyson Heyward, David Bote…
-Lesiones importantes de casi toda la temporada en puestos clave: Ace, jugador franquicia y closer (Darvish, Kris Bryant y Brandon Morrow)
-Asuntos extradeportivos oscuros como la sanción a Addison Russel, acusado de violencia doméstica, por lo que fue finalmente apartado del equipo (espero que para siempre).
¿SE CUMPLIERON LOS OBJETIVOS DE LOS CHICAGO CUBS?
Con todos estos problemas, lo normal es que se pasase un año sin pelear por la división, y más en la Nacional Central, la más competida con 4 de los 5 equipos por encima de .500
¿Cual fue la causa para que se luchase teniendo posibilidades de ganarla hasta el último partido?
Javier Báez Realizó la campaña más completa que vi a un jugador: jugó de 2ª base (75 partidos), 3ª base (18) y shortstop (52) y siempre hacía algo en cada partido que mereciese la pena verlo, en defensa y en ataque, tuvo un WAR de 6.3, 34 HR y 111 RBI.
Los 162 partidos de este año se convirtieron en “The Javy Baez Show”.

La forma de tirar todo el trabajo por la borda fue muy propia de los Chicago Cubs, tras 162 partidos acabó empatando con los Brewers, y perdió el partido de desempate contra los de Milwaukee, y al día siguiente perdió la wild card contra los Rockies, de todo a nada en dos días: tras 4 temporadas triunfales, fue como volver a reconocer a tu viejo amigo tras una fase de nuevo rico. Y a tu amigo de toda la vida lo quieres sea como sea.
Mi opinión personal, esa que no vale para nada, es que fue una de las temporadas más difíciles de los últimos años, y quizá por eso de las más divertidas de ver, el equipo se sobrepuso a mil infortunios, y siempre se puso de pie. Creo que la verdadera razón de no clasificarse fue que por todo esto llegó muy cansado al final, y tenía tantos partidos aplazados, que tuvo que jugar 42 partidos en los últimos 43 días, mientras sus rivales divisionales descansaban. Ningún reproche al equipo por mi parte, lucharon hasta el final.

–DECEPCIÓN: Yu Darvish
Sólo así se puede definir la primera temporada de Yu Darvish con los Chicago Cubs, vino con un contrato de ace (126 millones por 6 años) y nada funcionó desde que llegó: tras sólo 8 aperturas con problemas de localización: ERA 4.95, continuos problemas en su brazo derecho le llevaron a perderse el resto de temporada.

–JUGADOR REVELACIÓN: David Bote
Con 25 años y 7 temporadas en las menores pensó que ya era el momento de dejarlo, consultó con su mujer y ella le convenció para seguir: “no hemos estado de ciudad en ciudad durante años para detenernos ahora”. Aunque ella se enfadó cuando llamaron a su casa a medianoche, antes de saber que era la llamada que llevaban esperando tanto tiempo. Dejaron su Ford Escape con sus cosas aparcado en el complejo de apartamentos, pensando que volverían en un par de días, y viajaron a Chicago. Lo que sucedió a partir de ahí, sólo podría pasar en un juego tan impredecible como el baseball, jugó en casi todas las posiciones: 1º, 2º y 3º base demostrando ser uno de los mejores defensas del equipo, y mantuvo su bate caliente (6 Homeruns) y oportuno (5 de ellos igualaron o ganaron el partido). Además, fue el autor de la jugada por la que será recordada esta temporada de los Chicago Cubs:
12 de agosto, los Washington Nationals dominan 3 a 0 en Wrigley Field, nadie pudo anotar ni una carrera: ni Daniel Murphy, ni Rizzo, ni Zobrist…En la Novena entrada, con dos eliminados, pero con las bases llenas, es el turno de David Bote: empieza con dos strikes y en el último lanzamiento del partido, Bote le da con todo: con toda la rabia de tantos años deambulando por las menores, para demostrar que vale para esto a pesar de ser escogido en la ronda 18, por los únicos que confiaron en él todos esos años: su mujer y sus hijos, y porque todavía no quiere volver a recoger su viejo Ford Escape. Se para el tiempo, y por supuesto, la bola sale del campo. Wrigley no era tan feliz desde 2016. Ganaron un partido imposible, y todo gracias a un jugador humilde de la casa, que nadie conocía hace un par de meses. ¿Cómo uno no se puede enamorar del baseball?
Disfruten del estallido de Wrigley y sobre todo del ¡¡SANTA MARÍA!!:
¿Y EN 2019?
Teniendo un poco más de fortuna con las lesiones el equipo tendría que pelear por una división de las más disputadas de las mayores. Están todos los jugadores importantes bajo contrato, no se ha producido ninguna baja significativa.
Chatwood no será starter y en principio la rotación será: Lester, Hendricks, Quintana, Cole Hamels y Yu Darvish. Por nombres tendría que ser una de las mejores, a ver si lo cumplen en el campo.
En el segundo y último año del closer Brandon Morrow se le intentará dosificar más, su problema no es su calidad, es mantenerse sano.
Esperemos que el viejo Ford siga aparcado cogiendo polvo por mucho tiempo en el bloque de apartamentos y tengamos otra buena temporada de David Bote.
Será una competición reñidísima, con Cards y Brewers también favoritos, pero aquí hemos venido a divertirnos, no a ganar, sino ¿porque demonios seríamos de los Chicago Cubs?