Hoy, lunes 10 de diciembre, en plena off season, empiezan las Winter Meetings. Esa reunión anual en la que se juntan representantes de los 30 equipos de las Mayores, de los 160 de las Menores, de la propia MLB y agentes de todo tipo de pelaje y condición. Este año el evento tiene lugar en Las Vegas (ese oasis megalomaníaco que los cursis llaman la Ciudad del Pecado).
Entre cocktail de gambas, copita de champán y apuesta que te crió habrá tiempo para muchas cosas. Entre otras para firmar agentes libres y cerrar traspasos. Y es que las Winter Meetings son a menudo el momento clave a la hora de confeccionar rosters de cara a la próxima temporada.
Pues digamos que en este 2018 Dave Dombrowski y el resto de la comitiva de los Red Sox llegarán a Las Vegas con cierta tranquilidad. Podrán dedicarle más atención de la debida a los langostinos, al champán, a la ruleta o a lo que sea. Y es que buena parte de los deberes ya están hechos. Poco después de ganar las World Series Dombrowski declaró que el objetivo número uno de la franquicia era mantener el bloque que les había hecho campeones. Misión cumplida.
Lo primero no costó mucho. Steve Pearce es un trotamundos que llegó a los Red Sox, el equipo de sus amores, a finales de junio. Vivió su particular cuento de hadas. Desde que aterrizó en Boston se convirtió en uno de los mejores bateadores de la competición. Su wRC+ con los Red Sox entre el 28 de junio y el final de la temporada regular fue de 148, superior al de Judge, Stanton, Carpenter, Jose Ramirez, Machado o Javi Baez. La guinda fue el MVP de las Series Mundiales.
Su renovación fue pan comido, pero no por ello menos necesaria. La primera base quedaba un poco coja si había que contar únicamente con Mitch Moreland. El ex de los Rangers es un buen jugador, con un muy buen guante, pero con un bate muy irregular. Los pitchers zurdos se le atragantan con facilidad y es ahí donde Pierce encontró su hueco: es un auténtico especialista ante los lefties. Ambos veteranos se turnarán en la primera almohadilla y actuaran como DH con cierta regularidad.
El segundo problema que ha solucionado la gerencia durante la off season es el de la rotación. La más que esperada salida de Pomeranz hacía necesario añadir un abridor. Había varias opciones disponibles (Paxton, Keuchel, Corbin, Gio, Happ, Morton…) y Dombrowski se ha decantado por la más lógica de todas: Nathan Eovaldi.
El diestro se unió a los Red Sox en julio. Era un simple “alquiler” pero acabó dando mucho aire a un grupo de lanzadores que estaba un poco atufado. En los playoffs forjó su leyenda. Su versatilidad le convirtió en una pieza fundamental para Cora y en el tercer partido de las Series Mundiales firmó una actuación tan pírrica como conmovedora. El vestuario le recibió con una ovación cerrada y Porcello llegó a llorar por lo dolorosa que le resultó la derrota de su compañero.
David Price hizo una campaña más que evidente por su renovación y finalmente Eovaldi, después de dos cirugías Tommy John y de un peregrinaje de ochos años en cinco equipos distintos, encuentra algo de reconocimiento y estabilidad. Los Red Sox le han dado un puesto en la rotación y unos 70 millones de dólares a cobrar en las próximas cuatro temporadas.
Con Eovaldi queda cerrada una rotación que, sobre el papel, parece de lo más solvente: Sale, Price, Porcello, Eovaldi y Rodriguez. Además, se cuenta con Wright, Velazquez y Johnson para cubrir cualquier lesión.
A Dombrowski le quedan dos asuntos por solucionar durante esta off season. El más importantes es el de que hacer con el bullpen. Kimbrel y Kelly, dos de los relevistas más importantes del equipo durante la pasada temporada, han salido a la agencia libre. El segundo es más sentimental: ¿Qué se puede esperar de Pedroia en 2019?
La renovación de Kimbrel parece de lógica. No va a ser barata, pero en los tiempos que corren no se puede dejar escapar a un closer de sus características. Sus detractores recuerdan constantemente su flojo mes de octubre, pero el resto del año fue espléndido. Es el mejor relevista de la década y sería un error dejarle marchar.
Lo de Kelly, durante esta off season, plantea más dudas. En Boston le conocen mejor que nadie. Deben ser conscientes de su verdadero valor y no dejarse cegar por la velocidad de sus lanzamientos. Seguro que algún otro equipo lo hace. Por el contrato que algunos medios especializados como MLB Trade Rumors prevén que obtendrá merece la pena ir a por otros nombres (Miller, Britton…).
Pedroia ha estado lesionado todo el 2018. Jugó solo tres partidos. Su baja en la segunda base fue cubierta por Brock Holt y Eduardo Nuñez. Ninguno convenció demasiado y los Red Sox acabaron haciéndose con Ian Kinsler para al menos contar con ciertas garantías a la defensiva.
Kinsler terminó contrato y en Boston no parecen estar interesados en su renovación. ¿Es por qué se confía en que Pedroia este sano en 2019? ¿Es por qué se confía en Holt y Nuñez (dos jugadores cuyo valor radica en la polivalencia) para jugar regularmente en la posición? ¿Es por qué se piensa pescar algo en la agencia libre o con un traspaso?
En la agencia libre hay un puñado de jugadores interesantes. El problema es que los Red Sox no están interesados en ofrecer más de dos años de contrato (ya veremos más adelante el porqué). El que mejor cartel tiene es D.J LeMahieu. Es un gran defensor con mucho bateo de contacto. Podría hincharse a anotar carreras en Boston, pero su contratación parece complicada.
Otros nombres que si podrían aceptar contratos cortos, especialmente si el invierno avanza y no consiguen ofertas mejores, son Daniel Murphy, Jed Lawrie, Asdrubal Cabrera o Brian Dozier. Todos ellos son veteranos de una profesionalidad probada que aportarían mucho en el vestuario. Pero todo depende del estado físico de Pedroia, algo de lo que de momento se sabe poco.
Lo de conseguir un traspaso está complicado. Los Red Sox no tienen ningún jugador en el sistema de granjas que resulte demasiado atractivo. ¡Dombrowski ya lo dio todo para construir la actual plantilla! Boston solo cuenta con una pieza interesante que podría salir traspasada: el catcher.
A día de hoy hay tres receptores en el roster de 40 (Vazquez, León y Swithart). Ninguno puede ir a la Menores. La lógica nos dice que uno de ellos saldrá traspasado. Vazquez es la apuesta de la gerencia, su salida parece improbable. León ha demostrado ser uno de los mejores catchers defensivos de la liga, los pitcher adoran lanzar cuando es él quien recibe. Swithart es lo opuesto, su bate y sus piernas son su mayor atractivo, aunque aún no ha demostrado mucho. Cualquiera de los dos últimos podría salir esta off season si la oferta convence.
La off season de los Red Sox no va a ser de fuegos artificiales. Este año no habrá fichaje de relumbrón. Esto se debe en buena medida a que a la gerencia le esperan dos años duros por delante. A final del 2019 terminan contratos los siguientes jugadores: Chris Sale, Xander Bogaerts, Rick Porcello, Eduardo Nuñez, Brock Holt, Mitch Moreland, Steve Pearce y J.D. Martinez (si decide ejecutar la opción de jugador).
Y al año siguiente todavía más curvas. Mookie Betts saldrá a la agencia libre con solo 28 de años. Si Harper consigue el mejor contrato en la historia de la MLB este invierno Mookie se lo puede arrebatar fácilmente en un par de temporadas (o quizás no, un tal Mike Trout también será agente libre esa off season).
Este bloque ha demostrado ser competitivo. Apostar por él es la opción más sensata. No solo porque volverán a cumplir en 2019, sino porque no hacer locuras económicas este año permitirá hacerlas en el futuro. A John Henry le va a tocar rascarse mucho el bolsillo.