Ya lo avisaba el gran Fernando en la Guía de Pitcheos Salvajes. Con la vista puesta en repetir título y hacer historia, los Astros de Houston mantuvieron lo mejor del roster y le añadieron piezas de calidad para completarlo. Un lineup contrastando veteranía y juventud, y una rotación que, si no la mejor, era la segunda mejor detrás de la de los Indians. ¿Necesitas un pitcher All-Star? Te dejo el número de los Astros, que tienen unos cuantos.
Francisco Liriano es agente libre al acabar la temporada 2017, en la que se levanta el trofeo más preciado, y Carlos Beltrán se retira del béisbol vistiendo la camiseta de los Houston Astros. Lo deja un mítico de 9 All Stars y 2.725 hits, un placer haber disfrutado de Carlos durante sus 20 años de carrera en las mayores. La offseason además, trae uno de esos fichajes en los que el aficionado tiene claro cual de los dos equipos sale ganando: Gerrit Cole llega desde Pittsburgh por un paquete de jugadores de inferior calidad. Con esa incorporación, los abridores de los Astros completarían un combo de pitchers que se iban a quedar a vivir en los puestos altos de casi todas las estadísticas de lanzadores.
Un año que puede ser definido como el mejor que puedas imaginar sin ganar otra vez, el mejor que puedas pensar hasta que te encuentras de frente con la temporada de los Red Sox. Un junio de muerte, con record de 19 victorias y 8 derrotas, y un último estirón en septiembre para enmarcar con 21-6. Otro banderín de título de división para lucir y un temporadón que hizo anunciar a Dani, de la Lata de Maíz, que estábamos ante un equipo imparable. Pero entonces, en las Championship Series, se cruzó Boston en el camino.
La división con más equipos en la lucha
Si nos olvidamos de que están los Rangers ahí, poco más que para dar cobijo a Bartolo Colón y darle una alegría a Houston por ser el mejor equipo del estado, la división oeste de la americana fue la más reñida. O al menos la que más equipos tenía en la lucha. Y eso es remarcable, aunque solo sea por que los Mariners estén en la lucha de… algo. Incluso a pesar de Robinson Cano y sus, digamos, dudosas costumbres médicas. En los primeros meses, junto a Astros, los Angels, A’s y Mariners estaban en una carrera, relevándose en los puestos altos de la división.
Abril finalizó con el doble de victorias que derrotas para Astros, un inicio serio, con todos los abridores haciendo los deberes, a excepción de Dallas Keuchel, de nombre inapropiado para jugar en la ciudad del centro aeroespacial y que ya es agente libre. Aún así, Keuchel terminó la temporada con récord positivo de victorias. Solo en Mayo y jugando contra adversarios de mérito de las otras divisiones como los Yankees o los Indians, se puede decir que se perdió algunas serie, los demás enfrentamientos estaban cayendo del lado de los Astros habitualmente. Mientras tanto, Jose Altuve, que alcanzaría una temporada de bateo sublime 316/386/451, hacia su partido numero 1000 en la MLB, a sus 28 añitos.
El 16 de mayo, es una fecha para recordar en la carrera de Justin Verlander, hizo partido completo con blanqueada. Pero ahí no queda la cosa, también llego al hito de los 2.500 ponches, cuya víctima para la cifra redonda fue el japonés Ohtani. El “Ace” de Houston cerró una temporada regular a la altura, con 2,52 de ERA y la friolera de 290 strikeouts.
Antes del parón del All Star hubo más buenos momentos, como la racha de 12 partidos consecutivos ganados, incluyendo barridos a Rangers y Athletics en sus casas. También el partido de seis hits de George Springer, SEIS hits ¡en un partido de nueve entradas! O la serie contra Indians de 10 hits en sendos at-bats del venezolano Altuve.
Toda buena carretera puede tener algunos baches
A la vuelta del partido de las estrellas. Coincidiendo con el reprochado refuerzo del cerrador mexicano Roberto Osuna, acusado de violencia de género, como si del karma se tratase, llegaron las turbulencias en el viaje.
15 derrotas en un mes y los sangrantes barridos en casa contra equipos de su misma división. Sweep de unos Rangers que ya habían tirado la temporada y también de unos Mariners que estaban peleando ya mano a mano con A’s por alcanzar a Houston. La lesión de larga duración de Lance Mccullers Jr no ayudaba, como tampoco una ofensiva que parecía atravesar una sequía anotadora.
Un septiembre de escandalo para los Houston Astros
A finales de agosto Houston tenía 82 victorias y Oakland 81. Seattle hacía la goma con 75. Todo por decidir y el equipo no estaba del todo fino, el clásico “ir de menos a más” no se estaba cumpliendo y las expectativas se volvieron grises. Pero entonces vino septiembre, el mes mágico, el mes que diferencia a los imberbes de los hombres madurados al sol.
La rotación cerró el grifo, el bullpen respondió y los bates se afinaron. El tercera base Alex Bregman terminó con .286 y 103 carreras impulsadas y Yuli Gurriel con unos números de bateo extraordinarios 291/323/428. En los partidos ajustados, Osuna echó el cierre y a falta de una semana estaba hecho. Los Astros “clincheaban” como lideres de división y firmaban al final una temporada de 103 victorias, segundos en la liga americana. A Verlander le acompañaron hasta el final unos escuderos de lujo que hicieron una gran temporada posible: Gerrit Cole con 2,86 y y 276 ponches y Chalie Morton con 3,13 y 201 ponches, una rotación inmejorable y a punto para afrontar octubre.
Casi pero no
En las series de división esperaban los Indians, que se habían quedado solos en la que resultó ser la división más aburrida. Duelo al sol entre las mejores rotaciones, a lo mejor no era una fiesta del homerun, pero se esperaba buen béisbol defensivo y de grandes lanzadores. Pero es posible que su división le pasara factura a Cleveland, eso y el martillo de la ofensiva de Houston.
Solo tres partidos hicieron falta, como una entrada perfecta en defensa, tres dentro y tres fuera. A pesar de que Bauer apuntaló el pitcheo como si fuera un relevista, a pesar de que el segundo encuentro fue de anotación ajustada, a pesar de que Mike Clevinger en el tercero lo hizo estupendo, a pesar de todo eso, los Astros les pasaron por encima. Altuve, Springer y Bregman anotando, Verlander perfecto y Cole haciendo ocho entradas, como resultado, un equipo que estaba en la cresta de la ola, incluso si, digámoslo, favorito en las series de campeonato que venían.
Pero esto es béisbol. Después de ganar el primer partido en Fenway, los Astros perdieron cuatro seguidos y la gran temporada murió en la orilla. Pero murieron luchando y se pudo ver en el cuarto partido, un toma y daca de anotación, una batalla que se saldó con heridos como la rodilla de Altuve, un combate que se perdió a los puntos. Benintendi atrapó aquella bola que era el empate y con ellas capturó el partido y a la postre el campeonato. David Price por fin estuvo a la altura y los pistoleros de Boston no perdonaron.
¿Y ahora qué?
No se pudo repetir por muy poco y es que ya sabéis que las dinastías son cometas que pasan muy de vez en cuando. Es lo bonito de esta liga, ganar dos veces no es ni mucho menos sencillo. Pero el equipo está ahí, los Keuchel, Morton y Mccann no permanecerán, pero parece que llega Michael Brantley, firmado desde la agencia libre, un refuerzo para el outfield que viene de perlas. Ademas, el bloque importante está ahí, sin tocar. No cabe ninguna duda de que en 2019 será otra vez un equipo para aspirar a todo.